lunes, 23 de diciembre de 2013


"Un día, a la hora de la siesta, pues era verano, hacia las cuatro, mi
familia estaba ausente, mi padre en el cuartel, mi madre en casa de una
vecina... Me acerco, hago un intento y la puerta se abre. Me asomo, entro... Aquello fue para mí una experiencia extraordinaria: las ventanas tenían las persianas verdes, y como era verano, toda la habitación era de color verde. Es curioso, me sentí como dentro de un grano de uva. Estaba fascinado por el color verde, verde dorado, miraba en torno y era verdaderamente un espacio jamás conocido hasta entonces, un mundo completamente distinto. Aquella fue la única vez..." (Mircea Eliade).

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