miércoles, 30 de abril de 2014


Como advierte el Nuevo Testamento ‘Dios nos dio por arras su Espíritu’, añadiendo San Pablo que Dios era un fuego devorador que condenaba a los pecadores y purificaba a los justos. “Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso” reza la Tabla Esmeralda.

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