miércoles, 9 de abril de 2014


La geomancia, en tanto que aplicada a la astrología como al tarot, nos propone un completo sistema de correspondencias que, más allá del procedimiento adivinatorio, constituye una antigua y universal ciencia introducida en Europa desde oriente durante la Edad Media. Fue en 1550, cuando se publicó en Venecia una traducción del libro de Geber -conocido como Abu Musa Jabir ibn Hayyan-, a la sazón afamado alquimista musulmán (a la par que farmacéutico, filósofo, astrónomo y físico). También se practicó la geomancia hebraica por parte de las cabalistas de Centroeuropa –que, a su vez, la comunicarían a los rosacruces-, como en África (Golfo de Guinea y Madagascar) y en la India. Dicho método –de tipo matemático y geométrico- se basa en pequeños guijarros lanzados al suelo, el trazo de una serie de puntos sobre la tierra o dibujados sobre papel (no debiéndose calcular previamente el número, sino fiarse al “supuesto” azar).

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