En el día de ayer, tuve la suerte de asistir a la conferencia sobre las “vías iniciáticas” en la sede provincial de Catalunya de la Gran Logia de España –sito en la Gran Vía de Barcelona-, a cargo de D. Honorio Gimeno Pelegrí, siendo un servidor a la par privilegiado espectador de la particular visión del Gran Secretario Provincial de la mentada Logia y la perspectiva general (sin mentarse explícitamente) de René Guénon. La conferencia estuvo basada en la relación entre los misterios menores y mayores, y la correspondencia directa entre las épocas y las castas que han ido configurando el devenir de la Tradición Primordial desde el inicio de los tiempos. Incluso tuvo cabida una consulta que, al particular, expuse sobre la “santa aspiración de progreso espiritual” en los tiempos que corren y la iniciación mariana; consulta que, habida cuenta de la detallada exposición de D. Honorio al respecto, fue el colofón a tan agradable velada, siempre digna de mención.

"Estant assis de nuict secret estude, 
Seul, reposé sus la selle d'aerain, 
Flambe exigue sortant de sollitude,
Fait prosperer n'est à croire vain" 
"Estando sentado de noche, en secreto estudio, 
Solo, reposándome en la silla de bronce,
Una pequeña llama que sale de la soledad,
Hace prosperar aquello en lo cual no es vano creer"
(Nostradamus).

"Soy un maestro de la sabiduría de Pitágoras de Samos. Él me enseñó la verdadera manera de rendir culto a los dioses, cuáles son visibles y cuáles invisibles y cómo puedo llegar a hablar con ellos" (Apolonio de Tiana)

Siguiendo el discurso metafísico del Maestro Eckhart, debemos ansiar a la inherente virginidad de nuestra alma, con la que liberarnos de aquellas imágenes que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, cual sinónimo de pureza, con la que poder abrigar la esperanza de “preñarnos” por el espíritu de Dios, al encontrarnos en su esencia.

“La mayor de las dificultades para el conocimiento del Uno estriba en que no llegamos a Él ni por la ciencia ni por una intelección como las demás, sino por una presencia que es superior a la ciencia. El alma se aleja de la unidad y no es en absoluto una cuando aprehende algo de modo científico; porque la ciencia es un discurso y el discurso encierra multiplicidad. El alma entonces excede la unidad y cae en el número y en la multiplicidad.
Convendrá, pues, remontar la ciencia y no abandonar nunca ese estado de unidad; dejaremos si acaso la ciencia y sus objetos y prescindiremos de toda contemplación, aun de la de lo ello, porque lo Bello es posterior al Uno y viene del Uno, lo mismo que la luz del día proviene toda ella del sol. De ahí que, como afirma Platón, no se puede decir ni describir. Pero, con todo, tratamos de manifestarlo y de escribir sobre Él en el curso de nuestra ascensión y son las palabras las que nos despiertan a su contemplación; porque en cierto modo muestran el camino a aquel que quiera contemplar el Uno. Hasta ahí la enseñanza del camino y de la ruta; otra cosa será ya la contemplación, acto privadísimo del que quiere contemplar.
Si, pues, no se dirige uno a la contemplación, si el alma no tiene noción del esplendor de ese mundo, si no experimenta ni retiene en sí misma esa pasión propia del amante que encuentra, descanso en la visión del objeto amado, si, en fin, aquel que ha recibido la luz verdadera, que ilumina toda su alma por la proximidad a que ha llegado, es detenido en su subida por un peso que le impide la contemplación y, además, si no emprende solo la subida, sino que lleva consigo algún obstáculo que le separa de sí, o por otra parte no se ha visto reducido a la unidad -porque, en verdad, no está ausente de nada y sí está ausente de todo; y está presente, pero tan sólo a los que pueden recibirlo por encontrarse preparados para ello, esto es, por su disposición para adaptarse entre en contacto con Él y tocarlo en razón de la semejanza que mantienen entre sí; pero para eso la potencia que existe en estos seres se encontrará en el estado originario, como cuando ha venido de Él, porque así y sólo así será posible que lo vean, en tanto tal contemplación resulte naturalmente posible-” (Plotino).

“Si estás atado a esta vida, no eres un practicante espiritual; si estás atado al samsâra, no has hecho ninguna renuncia; si estás atado a tus intereses personales, no tienes el espíritu de Despertar; si todavía te aferras a las cosas, no tienes la Visión” (Mañjuśrī).

Según René Guénon, el “segundo nacimiento”, debía ser entendido como aquella iniciación regeneradora exclusivamente psíquica; y era aquí donde se debían situar las modalidades sutiles del ser humano relacionadas con la primera fase de dicha iniciación -y preparatoria de la verdadera realización espiritual- (de hecho, el paso del orden psíquico al orden espiritual podría ser considerado como una “segunda muerte”).

"Ningún verdadero sabio vino nunca a abolir, sino a cumplir la Ley" ( Buda Gautama).

"No penséis que he venido para abolir la Ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir" Mateo 5,17.

"Alcanzar la verdad eterna es haber abandonado mi ser allí donde me encontrara" (Maestro Eckhart).

El relato mítico se sitúa fuera del tiempo y del espacio; de hecho, lo hace en toda época y lugar...

"La primera clase de visión se llamaba iluminación divina; la segunda, inspiración divina. En algunos hombres se ha abierto el sensorium hasta alcanzar el éxtasis; pero el hombre de los sentidos carece del órgano para lo sobrenatural y transcendental. No debe extrañarnos entonces que se mire al hombre que ha considerado más de cerca el mundo de los espíritus como extravagante o loco...Y es que el hombre exterior ha perdido el sentido interior; su ojo interior está cerrado...languideciendo en los lazos en detrimento de placeres más elevados y espirituales, esclavos de la concupiscencia y dominados por pasiones que nos tiranizan....La santa oscuridad de los misterios se debe a nuestra debilidad...El hombre sólo puede adorar y callarse; si quiere demostrar cosas sobre las que no tiene objetividad, cae necesariamente en el error...Necesitamos de un poder más elevado para librarnos de la miseria...A partir de ahí, la revelación se comunicará según nuestra capacidad" (Karl Von Eckartshausen). 

El No-Ser, que por ejemplo la doctrina hindú señala con el término "no-dualidad" o adwaita, es la no-manifestación o caos informal de las tinieblas genésicas, donde potencialmente se encuentra el orden universal. Por ello, todo individuo no deja de ser más que una expresión particular de dicho orden -por otra parte incompleta-, de acuerdo a específicas condiciones transitorias de manifestación. De aquí, que debamos auspiciar la humildad y el altruismo, como antesala de los dones espirituales, en concordancia con dicho orden (como reza el Islam -que literalmente significa "sumisión a Dios"-).

"Los sufíes son aquellos cuyas almas están libres de las impurezas de la naturaleza humana, liberados de todo deseo hasta alcanzar el rango de más alto grado. Por ello, se han desembarazado de todo lo que no sea Dios; ni poseen nada ni son poseídos por nada" (Abû-l-Hasan al Nûrî).