martes, 23 de septiembre de 2014


Siguiendo el discurso metafísico del Maestro Eckhart, debemos ansiar a la inherente virginidad de nuestra alma, con la que liberarnos de aquellas imágenes que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, cual sinónimo de pureza, con la que poder abrigar la esperanza de “preñarnos” por el espíritu de Dios, al encontrarnos en su esencia.

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