martes, 3 de marzo de 2015


"¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno" (Marcos 10,18). Aquí Jesús nos indica cómo el símbolo es, a la vez que absoluto, también relativo. Toda manifestación -incluso divina- es en parte imperfecta, pues lo absoluto se refleja en lo contingente, cual parte del Principio absoluto (el Supra-ser, como diria René Guénon, cual Realidad totalmente incondicionada).

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