lunes, 1 de febrero de 2016


“Y le echó el Señor Dios del paraíso de deleites, para que labrase la tierra de que fue formado. Y desterrado del paraíso de las delicias, un querubín con espada de fuego, que andaba alrededor para guardar el camino que conducía al árbol de la vida” (Génesis 3, 23-24). 
Quizás debamos transitar desde el Infierno, para poder regresar al Paraíso, pues se presta esta lectura a entender que el mismo se halla en su centro; morir para regresar a la Vida, nuestra gran paradoja existencial. 

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...