sábado, 25 de junio de 2016


En opinión de Platón o Pitágoras, las Celestiales Esferas, con el movimiento natural que tienen, componen una suavísima y agradable música; y así es a fuerza que sucediese, añadió Macrobio, porque el orden concertado del movimiento, es de suyo música suavísima; y si nuestros oídos no pueden ser jueces que sentencien tan suave harmonía, no por ello se ha de descreer o negar pues, según Filón, así lo ha dispuesto el Autor de la naturaleza para dar lugar al uso de los sentidos, los cuales tendríamos ociosos si tan suave música llegase a nuestros oídos.
De lo que se colige, que la música que mueven las Esferas con sus concertados movimientos es, más que música para los sentidos corpóreos, para las almas abstraídas de pensamientos terrenos y avezadas en la consideración de la Divinidad y grandeza de su eternidad.


Y Decía San Pedro Damiano que "Jorge significa un hombre que no sólo cuida de su más seguro aprovechamiento, adelantándose a atesorar las más hermosas virtudes, sino que extiende su cuidado y vigilancia a otros muchos, apartándolos del mal y llevándolos con dulce violencia al bien...Nunca en tan fértil campo y frondoso jardín tuvo entrada la venenosa serpiente de la culpa...Había de ser Jorge aquel sagrado y esforzado luchador que, para bien de la Ciudad de Silene, había de entrar en singular batalla contra aquel Dragón tan fiero, que se había criado en sus pestíferas lagunas".


Dice Gaspar de la Figuera, en su libro "Vida de San Jorge", que las pinturas recurrentes del Dragón, la doncella y el Santo son puramente simbólicas -y nada históricas-; y que "errará el que no descorra la cortina y con juicio o examen, diferencie de la apariencia exterior la sutil inteligencia, que bajo aquellas figuras ocultaron los antiguos cristianos", donde los "contrarios" se hallan en una guerra intelectual, siendo el Dragón el demonio que sale de la oscura caverna y el Santo hace con el Dragón, lo que éste quería hacerle a la "Doncella".
"Había de tener Jorge un alma, que ayudaba con el riego de la Gracia divina, y se había de transformar en un jardín ameno de todas las virtudes, sin permitir con su cuidado que espina ninguna de vicio se arraigase en la bien labrada tierra de su corazón; antes si desvelado en el provecho de otros, había de procurar con sus acomodadas exhortaciones, y dulces reprensiones, apartar a los otros del vicio e inclinarlos en la virtud".

miércoles, 15 de junio de 2016

"Desde lo más hondo, a ti clamo" (Salmos 130,1)


¿Qué podemos decir de Dios? Moisés en el Éxodo lo define: ehyeh asher ehyeh "Yo soy el que es". Abba, Padre en hebreo, lo mentó Jesús así como Elí, Dios mío. Pero, más allá de cómo lo nombremos, su naturaleza es Ser en nosotros.

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...