miércoles, 23 de agosto de 2017


"En el ser humano, el juego divino ha reunido el espíritu sutil y animal. Por ello, de algún modo, el animal humano ha absorbido su doble sutil, su ángel guardián. Por eso, la especie humana es portadora de una genética que percibe las formas exteriores y se deleita con ellas, pero también otra iniciática, relacionada con el conocimiento" (Alain Daniélou).

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