martes, 12 de septiembre de 2017


"Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestirle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado" (Lucas 15, 18-24). Se me antoja que la historia del hijo pródigo es una sola con la todos nosotros que habiendo hecho, en uno u otro momento, caso omiso de la recta obediencia paterno-filial, nuestra reconciliación nunca es completa, mayormente a causa del abuso que hacemos de nuestra libertad. 

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...