sábado, 28 de diciembre de 2019



En el Zohar, se nos hace saber que Elohim creó el Infierno en el segundo día de la Creación, tras decir "¡Que exista el firmamento en medio de las aguas, y que las separe!", misterio de separación entre las aguas superiores e inferiores desde las perspectiva del Árbol cabalístico de la Vida. Fue entonces, cuando se produjo una disputa entre dos fuerzas opuestas, surgiendo por ello el Infierno -Guehenom-.
En los cuatro mundos de la Cábala, el nivel de Atzilut no contempla el mal, y es en el mundo de la Creación donde ya encontramos la división entre el bien y el mal, siendo Tiferet quien mediara en la disputa, logrando que ambos se conciliaran y el Infierno "descendiera hacia lo Bajo". 
"En realidad, esto se refiere a cada momento de la vida de una persona...El mal instinto se despierta, ataca al hombre y éste se ve invadido de malos pensamientos. Pero cuando estos pensamientos acosan a un hombre verdaderamente justo, la amargura se transforma en dulzura y la oscuridad en luz. Muchas pruebas hostigan a un hombre y, a veces, sufre. Y los malos pensamientos continúan acosándolo. Y, en realidad, se trata de juicios que lo atacan y de una cierta carencia de su fe. Entonces, el hombre pierde su camino, se enoja, se entristece. Sin embargo, el hombre temeroso de Dios, que sabe que ningún lugar está vacío de Su Presencia, y que nada es casual -y mucho menos un pensamiento- despierta en su interior el temor, ya que estos pensamientos son el fuego del Infierno, pero en vida" (Zohar, sección de Bereshit 17a).

viernes, 27 de diciembre de 2019


"En el principio - Bereshit-" (Génesis 1,1).
En arameo bará "creó" shit "seis", pues de un extremo al otro, seis direcciones se expanden. 

"Noé, que era labrador, fue el primero que plantó una viña. Bebió el vino, se emborrachó y se desnudó en medio de su tienda. Cam vio la desnudez de su padre y salió a contárselo a sus hermanos. Sem y Jafet tomaron una capa, se la echaron sobre los hombros de ambos y caminando de espaldas cubrieron la desnudez de su padre. Vueltos de espaldas, no vieron la desnudez de su padre" (Génesis 9, 20-24).

De acuerdo con la Tradición heredada de su bisabuelo Henoc, Noé fue destinatario de la misma; así, tras el Diluvio y una vez renovada la Alianza entre Dios y su persona, se detalla simbólicamente cómo "plantó" nuevamente dicha tradición primordial, "bebiendo" de su vid hasta el extremo de hallarse "desnudo" de sus antiguas vestimentas. Sólo los hermanos mayores entendieron esto y se percataron del gran respeto que debían a su padre, no burlándose como sí hizo el Cam, demostrando así no ser merecedor del conocimiento divino. 

"Cuando se le pasó la borrachera a Noé y se enteró de lo que le había hecho su hijo menor, dijo: '-¡Maldito Canaán! Sea siervo de los siervos de sus hermanos" (Génesis 9, 24-26).

martes, 17 de diciembre de 2019



* La esencia del pecado es el olvido de lo Absoluto y coincide con la pasión centrífuga al tiempo que el endurecimiento del ego. 
* La causa del sufrimiento es la falta de armonía interna del hombre -el pecado, si se quiere decir así-. 
* "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura". 
*  El mal no será vencido más que por el ayuno y la oración, o sea, por el desapego respecto al mundo, que es el "exterior", y por el apego al Cielo, que es el "interior". 
* Dijo San Pablo: "el amor no busca su interés, no se irrita". Ser sabio o santo es permanecer como "Dios nos ha hecho". 
* La vida está tejida de dones y sacrificios; no es durable más que lo que sabe morir con el fin de renacer. De ahí esas "estaciones de reposo" que son el sábado, el domingo, el viernes para los musulmanes y también el barbecho y el Ramadán; la noche y el invierno son análogos. Hay que ser sobrio por respeto a los seres y a las cosas, y ello exige el sentido de lo sagrado. 
* Según la fórmula mística alemana, "quien muere antes de morir, no muere cuando muere"; la vida bien vivida está llena de renuncias, siendo preciso saber morir. 
* Elevarse , al rezar, por encima de las imágenes y los ruidos del alma es una liberación; es la estación de la serenidad. 
* El desapego debe realizarse, pues, si no, el hombre cae en una exterioridad seductora y en una concupiscencia mortal para el alma. EL hombre debe ser independiente del mundo que le rodea con miras a Dios. El libre albedrío es resistir a los deseos y sus instintos. 
* La sabiduría no sólo es desapegarse de los reflejos. Los arquetipos se encuentran en nosotros mismos; poseemos lo que amamos, en la medida en que lo que amamos sea digno de ser amado. En lugar de tener siempre los ojos fijados en las imperfecciones y las vicisitudes de la vida, el hombre nunca debería perder de vista la dicha de haber nacido en el estado humano, vía de acceso hacia el Cielo. El hombre está hecho para la Vía y la Virtud. 
* El bien tiene una irradiación liberadora. Cada uno debería ser santo. 
* Es preciso realizar las virtudes para que sean y no para que nos pertenezcan. 
* Tener una virtud es no tener el defecto que le es contrario, pues Dios nos ha creado a su imagen; los defectos están sobreañadidos. No poseemos la virtud, sino que ella nos posee. El vicio es maléfico; es una negación del Ser. 
* Hay dos momentos en la vida que lo son todo: el presente en el que escoger lo que queremos ser y el de la muerte, en el que ya no podemos escoger y la decisión compete a Dios. 

Extractos de "la transfiguración del hombre" de Frithjof Schuon.

viernes, 6 de diciembre de 2019


"¿Qué entretiene a este gusano si no es la alineación del espíritu y el olvido de la verdad?" (San Bernardo).

sábado, 16 de noviembre de 2019


"Me encontraba una noche haciendo el giro en torno a la Casa de Dios cuando experimenté un instante de gran satisfacción, un estado ya conocido que me hizo estremecer. Salí al punto del patio y empezaron entonces a venirme versos que recité...Al instante, sentí un golpe sobre mis hombros, me di la vuelta y hallé a una joven griega del más bello rostro jamás contemplado por mí, que me preguntó: "¿cómo dijo?, a lo que respondí: "¡Ojalá supiese si comprenden al corazón que suyo hiciesen!". Replicó: "¡qué extraño en ti! Tú, que eres quien posee de tu época más conocimientos, que digas eso. ¿Acaso no se conoce todo cuanto se posee? ¿Y puede acaso justificarse cualquier posesión sino tras tener conocimiento de ella? Repuse: "¡Y mis entrañas conocieran cuantos desfiladeros granjearon!". A lo que contestó: "Señor, el desfiladero que se encuentra entre lo más profundo del corazón y las entrañas, es el que separa de ese conocimiento. ¿Cómo va a desear alguien como tú algo a lo que no se puede llegar sino tras obtener tal conocimiento? ¿Cómo puede permitirse alguien como tú exclamar algo parecido? ¡Oh, señor! Y después de eso, ¿qué fue lo que dijiste?". A lo que respondí: "¿Crees que están a salvo o perecieron?". Ella repuso: "Por lo que toca a a ellos, están a salvo; pero pregúntate a ti mismo, pues es necesario que lo hagas, si tú estás a salvo o pereciste. Y después, ¡Oh, señor!, ¿qué fue lo que has dicho?". Y contesté: "¡Los señores el amor en el amor se embarrancan y quedan perplejos!". Entonces ellas exclamó: "¡Por todos los cielos! ¡Cómo es posible que al loco de amor le quede algo con lo que sentirse perplejo! El camino es la lengua de la verdad y la ligereza es inapropiada para alguien como tú". A todo esto, pregunté: "muchacha, ¿cómo te llamas?, y dijo que "la esfera del ojo". Le repuse que eso es lo que era para mí, con lo que me saludó y se fue. Más tarde llegué a conocerla  la frecuenté, pudiendo comprobar que poseía los cuatro grados del conocimiento sutil" (Ibn al Arabî). 
"Por desfiladeros hemos de entender el camino hacia el corazón, en pendiente, cuál sendero que conduce al corazón de los Conocedores (sufíes). Los caminos elevados se refieren a las montañas, queriendo con ello incidir que las moradas espirituales (maqamat) son fijas, mientras los estados (ahwal) no lo son. El amor divino y el largo camino o "desfiladero" para alcanzar el corazón perfecto y sin condicionantes, residen en el centro mismo de su significado. 
En definitiva, Ibn Arabî entiende por "desfiladero" aquel camino que recorre el corazón del buscador o gnóstico (arif); y este paso montañoso deviene aquí morada o estancia (maqam) estática, en contrapunto con los estados (ahwal), que son cambiantes y referidos a la dinámica de la evolución espiritual. Y por pensamientos sublimes, se entienden aquellas visiones sin existencia en la contemplación, tal y como las moradas espirituales, que no poseen más existencia que en el morador, Y es que si no existe tal morada, tampoco existe el morador" (Carlos Varona). 

"¿Quién no ha sentido nunca, a la vista de un lago límpido en la montaña o de una fuente que brota en la roca, ese temor reverencial inseparable de lo sagrado? Los pueblos de antaño sabían mejor que nosotros que no se puede alterar impunemente el equilibrio de la naturaleza" (Titus Burckhardt). 

domingo, 10 de noviembre de 2019


"Precaved a los israelitas de la impureza, para que no mueran por su impureza, por haber profanado mi morada entre vosotros" (Levítico 15,31). 


domingo, 6 de octubre de 2019


"Las sinagogas siguen siendo santas aún cuando estén abandonadas" (M Megillah 3,3)

"La vida de todo musulmán debe estar repleta de fórmulas coránicas que se extraen del Libro sagrado, con innumerables inscripciones que dan testimonio de que actúa como un vibración espiritual. EL Corán da y, al mismo tiempo, arrebata; expande el alma y luego la deja desnuda. Para el creyente es, a la vez, consuelo y purificación. El vínculo entre el arte islámico y el Corán descansa en su haqîqah, esensia desprovista de forma en la noción del tawhîd (unidad o unión) con su repercusión contemplativa. La escritura arábiga es la más árabe de las artes islámicas. La caligrafía no duda, llegado el caso, en reunir inscripciones de estilos opuestos. La escritura china se basa en la pictografía, siendo cada signo como la imagen de una idea distinta; la árabe es fonética, completamente abstracto, sin raíz figurativa alguna. Además, las técnicas son totalmente distintas. El árabe utiliza el cálamo (caña cortada con una punta doble) con el que traza lineas, con frecuencia entrelazadas. El encanto de la caligrafía arábiga reside en el modo de combinar cada letra con la fluidez del conjunto. Los caracteres chinos se despliegan verticalmente, cual teogonia que desciende del cielo; la escritura arábiga sigue la horizontal, comenzando por la derecha, que es el campo de la acción, y hacia la izquierda, la región del corazón; por tanto, una progresión de lo exterior a lo interior. Es preciso imaginar un telar primitivo, en el que los hilos de la urdimbre cuelgan verticalmente y la trama los va uniendo horizontalmente. El movimiento horizontal de la escritura, ondulante, corresponde con el devenir, mientras que el vertical representa el plano de la Esencia inmutable. De este modo, el movimiento horizontal tiende a confundir con las diversas letras; mas los trazos verticales interrumpen el flujo de la escritura. Y, de esta manera, lo vertical se concibe como unión con la Esencia única, mientras lo horizontal, como división, en la multiplicidad. La escritura árabe se deriva del alfabeto siríaco o nabateo, anterior al Islam, bastante rudimentario, donde muchas letras parecían no tener indicadas las vocales. Después coexistirían dos tipos de escritura: el cúfico y el nasjî -más cursivo-. Habría que señalar que el árabe puede reunir grupos de letras y darles apariencia de un solo signo. Los trazos verticales surgen fundamentalmente de los rasgos de las letras "alif" y "lâm" en el fluir horizontal, como contrapunto de curvas amplias y variadas.
El arabesco consiste en una escritura cúfica cuyos trazos verticales se entrelazan con zarcillos de viña en un flujo incesante donde, a veces, fluyen directamente de las letras. La conjunción de la escritura con las plantas estilizadas evoca la analogía entre el "libro del mundo " y el "árbol del mundo". El primero sería el Corán y sus letras serían como las hojas de un árbol. Por último, la Pluma (cálamo) no es otra cosa que el Espíritu divino o Espíritu universal. El arabesco comprende la ornamentación con plantas de entrelazado geométrico, que aúnan el sentido del ritmo y el espíritu geométrico.
El Islam es la religión del retorno al origen, retorno que se nos muestra como la vuelta de todas las cosas a la unidad. El arabesco vegetal representa la transcripción perfecta de las leyes del ritmo (aunque el diseñoo no deba ser, por fuerza, geométrico). El entrelazado árabe tiene líneas que siempre acaban volviendo sobre sí mismas, para que la atención jamás se detenga en un elemento específico. Dicho entrelazado invita a la vista a seguirlo, con lo que la visión se transforma en una experiencia rítmica que proporciona la regularidad geométrica del conjunto; y donde las formas suelen derivarse de una o varias figuras regulares inscritas en un círculo, según los principios del polígono estrellado (que se basan en la división del círculo en cinco, seis, ocho o doce partes). El desarrollo geométrico más desarrollado es el del octógono, en el que dos cuadrados se inscriben en un círculo. El conjunto refleja así la armonía propia de la unidad en la multiplicidad (y viceversa)".
Resumen de los apartados 1, 2 y 3 del capítulo IV (el lenguaje común del arte islámico) del Arte del Islam, de Titus Burckhardt.

Platón dijo que está en la naturaleza del Bien el querer comunicarse. En el Islám, la caligrafía viene a ser la expresión visual del discurso divino, reflejado claramente en sus Iconos abstractos; se trata de una caligrafía bella, pues la Verdad requiere la belleza. Así pues, el discernimiento metafísico implica dos exigencias: el conocimiento de sí mismo y la consciencia de una Realidad absoluta. "Cuando el hombre se interioriza, Dios se exterioriza", dijo Frithjof Schuon; la belleza percibida en el exterior, debe ser realizada en el interior, cual mensajera de un arquetipo celestial o proyección exterior de una cualidad universal que es inmanente en nosotros mismos.
La fotografía corresponde a la Mezquita de Santa Sofía "Ayasofya", donde podemos admirar estos dos enormes medallones que, con inscripciones de la caligrafía islámica, fueron suspendidos de la cúpula de la mezquita en pleno siglo XIX; y donde pueden leerse los nombres de Allah y Muhammad (así como seis medallones más, encuadrando a los dos nietos del Profeta y a los cuatro primeros califas de la otrora Constantinopla). Y es que la Unidad, a pesar de ser aquello en lo que está centrado el Islam, no puede ser representada con ninguna imagen. La ausencia de imágenes en las mezquitas tiene como finalidad no "amenazar" a la única e invisible presencia de Dios, a causa de la imperfección de todo símbolo... 

miércoles, 11 de septiembre de 2019


El ángel, cual mensajero de Dios, nos indica el camino a seguir. Su aparición nos sirve de antesala para adentrarnos con el debido respeto en la senda del auténtico devenir espiritual, al que debiera aspirar todo creyente en algún momento de su vida, auspiciando así poder elevar su propia alma. Y dicho sendero pasa por la inmanencia, ardua labor más que nunca hoy día.
Las visiones inspiradas del Beatus de Liebana nos recrean varias secuencias de ángeles junto a pasajes bíblicos, relacionadas con variados signos astrales. En esta secuencia, en particular, el último mundo cabalístico correspondiente al de la Acción o Asiyah, lo podemos observar reflejado en los cuatro signos fijos del zodiaco y que serían tauro (la tierra), escorpión (el agua), acuario (el aire) y leo (el fuego), puesto que este mundo físico se simboliza mediante los cuatro elementos tradicionales: la luz o fuego que representa la Emanación; el aire, que representa los procesos espirituales de la Creación; el agua, que representa el flujo de la Formación y la tierra, como el suelo firme de nuestra existencia.
Por otra parte, contemplamos un libro junto al cordero que debe ser inmolado (puesto que del cordero sacrificado sale la vida, una cosmogonía que conforma el mundo mediante el sacrificio, siendo Aries el signo del Cordero, fuego y Palabra), y una cruz símbolo del eje del mundo -como, por ejemplo, el Caduceo de Hermes-, todo ello relacionado con el cuaternario y nuevamente con los Evangelistas que escribieron dicho Libro (Verbo con el que da comienzo la vida).
A su vez, los cuatro zodiacos pueden relacionarse con los cuatro Evangelistas. Y, entonces, quedarían englobados igualmente en el interior del gran círculo los cuatro mundos de la Cábala, mientras el Ain sof quedaría por encima, siendo representada por la mandorla superior. La Creación, la formación del mundo y el retorno al origen, transcendencia e inmanencia (solve i coagula - observando a las figuras del interior del gran círculo con un matraz y una cítara que rememoran simbolicamente el solve i coagula-). Desde la transcendencia (forma simbolica de la mandorla, "vagina que crea nueva vida"), es como volvemos al mundo que previamente hemos transcendido, cúal bodhisatva mahayánico.
Observamos numéricamente doce ángeles o apóstoles, resultado de multiplicar los cuatro signos fijos zodiacales o los cuatro elementos o los cuatro Evangelistas o los cuatro Arcángeles por los tres estados de la materia (del Hinduismo satwa, tamas i rajas o estados espiritual, sutil y material o colores negro, blanco y rojo alquímicos). Los doce giran y suben, en un movimiento helicoidal ascendente/descendente; satwa arriba, rajas en medio y tamas abajo. Todo ello es la base de los estados superiores, inferiores del ser y el estado humano. 
Lo primero que debemos hacer es, imbuidos en la inmanencia, volver al centro, pasando por otros planos, los cuatro mundos en una ascensión hasta en tres ocasiones (Hermes trismegisto), para llegar al Hombre universal; una vuelta por los cuatro mundos para alcanzar el centro del ser humano, manifestación divina en nuestro interior y que podría relacionarse con el Solve alquímico. Para llegar al centro hay que recorrer ese sendero, cuál escalera de caracol por la que subir hasta llegar al centro. Fin del estado humano y fin de los misterios menores, para llegar al Hombre universal que nace entonces con los misterios mayores. 
Por todo ello, sintetizada la imagen del Beatus, contemplamos la Inmanencia o misterios menores (donde uno es el centro del mundo, cuál Hombre verdadero) y la Trascendencia o misterios mayores (donde uno es el hombre universal, Jesucristo con los cuatro arcángeles). 





sábado, 7 de septiembre de 2019


El principal arte islámico es la caligrafía. En un principio kúfica, originaria de la ciudad de Kufa, basó su trazo en recta y formas rectangulares y, más tarde, auspiciando otros estilos como el nasj, zúluz o farsí. Y es que, a partir del siglo XI, los sultanes creyeron oportuno respaldar dicho arte acompañado de imágenes, donde las letras debían guardar una proporcionalidad específica, en base al "punto cuadrado" (nuqtah) cual unidad ontológica. La tradición apunta que "todo el Corán está contenido en la Fâtiha y ésta en la basmalah, y la basmalah está contenida en ba y ésta en el punto que está debajo"; cual punto originador del primer trazo del Corán, cuyo origen sería el punto y su diámetro el alif, quedaría asi conformada la "primera letra" sobre el papel blanco (analogía éste de la esencia primordial que corresponde al alma purificada). Por otra parte, la divinidad quedaría manifestada en el trazo que se efectúa de arriba a abajo, donde el Cálamo, el papel y la tinta (debiendo ser de fabricación artesanal) serían la base para una Revelación que se supone intrínseca al viento que surca el interior de la caña hueca y da vida a los Versículos sagrados, símbolos de una realidad metafísica. En el Islam, la caligrafía pasa por ser una vía iniciática hacia la propia esencia del artista, bajo la tutela de un maestro (sheij) en primera instancia; pues, partiendo de un sólo versículo, pueden superponerse estilizadas letras cuyo resultado "esconde los signos de Dios"; y donde la "aleya" (Versículo del Corán) podría traducirse como "signo" ("les mostraremos Nuestros signos en los horizontes y en sus almas", Corán 41, 53).
Titus Buckhardt dijo que "el Islam se centra en la Unidad y ésta no puede expresarse a través de cualquier imágen"; así pues, cabrá recordar la similitud de la caligrafía islámica con las formas vegetales y unas curvas que recuerdan a las redes de sarmientos de una vid, cual hermeneútica de la naturaleza y simbolismo entre el Libro revelado y el Árbol de la Vida.


Por todo ello, cabría "sobrepasar" el significado literal del Versículo transmisor del Verbo divino, teniendo en cuenta que la Sura (que procede de la raíz s-w-r), deviene de la primera formal verbal de sawâra (que significa "sobrepasar algo").
En definitiva, hay un esoterismo islámico, donde las letras y los números se relacionan bajo el umbral de una cábala islámica, y donde la "ciencia de los hombres" ('il al-sîmîyâ) se encarga de estudiar el valor numérico de las letras (y las correspondientes propiedades ocultas) que componen las palabras, facilitando así un conocimiento real de las cosas nombradas. Y donde la "forma más bella" es sintomático atributo del Profeta (o del Hombre Perfecto), cual analogía entre el microcosmos y el macrocosmos.

"El padre es ensalzado" por quien es escogido por Dios. Será padre de las tribus de Israel y el Padre es ensalzado por Abraham.
La palabra perdida es el nombre de Dios, que está dentro de nosotros escindido (parte aquí y parte en el cielo). Hay que reunir el Tetragramaton. Cuando se logra, se encuentra la Piedra filosofal.

domingo, 11 de agosto de 2019


Rememoro la lucha entre Jacob y el Ángel como aquel combate que debemos realizar entre nuestra alma caída y el Espíritu, a fin de poder así identificarnos con la pureza del alma elevada, objeto real de tan santa contienda, a la que todos debemos aspirar; de ahí que, una vez Jacob objetó soltar al Ángel hasta no ser bendecido por éste, su nombre cambiara por el de Israel (Ysra'el -Luchó Dios-).
Y es que el hombre no encontrará su felicidad en esta vida hasta depositarla plenamente en nuestro Señor. Jesús llegó a decir "Si uno no odia hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo", en relación a ésta nuestra alma caída, que debe ser purificada, poniéndola al servicio de Dios. Será entonces cuando el Espíritu será liberado -por Jacob y por nosotros-, otorgándonos a cambio su bendición. 

jueves, 1 de agosto de 2019

"Mi abuela ya me dijo 'para ser feliz, no analices'... Y es que en las selvas, aún todavía en los grandes desiertos de hielo y de arena, como es en el caso de los esquimales del Polo Norte, se tiene el encanto del aislamiento de esta globalización, que se ha hecho anulando completamente al hombre mediante la sociedad de consumo" (Miguel de la Quadra Salcedo). 

sábado, 27 de julio de 2019

"El tibetano no se propone engañar a los dioses, eludiendo esfuerzos molestos para escapar de los propios actos kármicos, ni sus plegarias son peticiones a un poder exterior, poniendo así su fe más allá del cielo; son invocaciones a las fuerzas que nos habitan, sabiendo que sólo son eficaces estando libres del egoísmo, instalados en la pureza de la fe o del propósito" (Anagarika Govinda). 

lunes, 22 de julio de 2019

jueves, 18 de julio de 2019


"Y allí estaba ahora, en medio el insólito mundo del lamaísmo, entre incontables símbolos e imágenes que me rodeaban en forma de frescos y estatuas del templo. Con todo, cuando nada se interponía a mi regreso a Ceilán, era como si me retuviese una fuerza inexplicable, hallándome en el umbral de una nueva vida. 
Allí me enfrentaba con una realidad espiritual sobre la cual mi intelecto no tenía poder ni juicio. 
Y, poco a poco, esa realidad se apoderó de mí, penetrándome, superponiéndose a mi concepción del mundo material y obrando una transformación sutil en mi actitud consciente hacia él. Me di cuenta de que las verdades religiosas estriban más en trascender la conciencia habitual que en construir convicciones, argumentos y silogismos. El mundo contemporáneo de la 'realidad material' y el 'sentido común', han sido siempre los mayores obstáculos para la visión creativa y la exploración de regiones más profundas, que la vida espiritual basa en la consciencia interior" (Anagarika Govinda).

domingo, 14 de julio de 2019


Hoy (por ayer noche, antes de dormirse) mi hijo Rafael, de dos años y medio, empezó a acariciarme el antebrazo, mirándome amorosamente de soslayo, rozando suavemente mi mano y levantando su tierna mirada, antes de decirme: "papá, te quiero". Seguramente, nunca unas palabras me emocionaron tan grandemente, sabedor de la gran pureza del alma que propició a mi hijo que así se pronunciase. 

El alma tiene el poder de adivinar, dijo el más insigne de los filósofos de todos los tiempos, Sócrates (en boca de Platón), adivinando Rafael el amor de su padre.
Por ello, inspirado por mi amado hijo, recordaré las palabras que el sabio ateniense dedicó al Amor que, sin ser yo adivino sino sabiendo de antemano que tal sentimiento es de origen divino, es el mayor don que podemos recibir en esta humilde existencia.

"Los bienes más grandes nos vienen de la locura, concedida por un don divino, y así la profetisa de Delfos y las sacerdotisas de Dodona, en sus arrebatos de locura, obraron muchos beneficios para Grecia; así como la Sibila y todos los demás que hicieron muchas predicciones y nos dirigieron así por el camino recto al porvenir. Y el amor es una locura que los dioses proponen como máxima felicidad para aquellos que se la conceden. 
Toda alma es inmortal; pues aquello que se mueve a sí mismo es inmortal. Describirla sería cosa totalmente divina entonces. Sería como cierta fuerza natural que mantuviera unidos un carro con y su auriga, sostenidos por alas. Dividamos pues el alma en tres partes, dándole a una la forma de auriga y de caballo a las dos restantes. De esos dos caballos, el uno el bueno y el otro, no. El que tiene mejor condición, figura recta y erguida es amante de la gloria y la moderación, dejándose conducir simplemente por una orden. El otro, por contra, es contrahecho, compañero del exceso y la soberbia, sordo y obedece a duras penas a un látigo con pinchos. Así, cuando el auriga, contemplando la visión amorosa y calentando el alma, el caballo dócil se retiene a sí mismo por respeto a su amado; pero el otro se lanza a saltos violentos, dando todo el trabajo imaginable a su compañero de yugo y al auriga, forzándolos a ir hacia el amado. 
Por parte del auriga resulta necesariamente dura y difícil la conducción. Toda alma está al cuidado de lo que es inanimado. Y así, cuando es perfecta vuela por las alturas, mientras que la que ha perdido las alas es arrastrada hasta algo sólido, donde se establece tomando un cuerpo y, alma y cuerpo unidos, tiene el sobrenombre de mortalidad. De la divinidad tenemos forjada la idea de un ser inmortal, de cuerpo y alma unidos por toda eternidad. Zéus, dirigiendo su carro alado marcha primero junto a once divisiones de dioses y demonios, surcando regiones escarpadas hacia la bóveda del cielo. Las dóciles riendas de los carros de los dioses marchan fácilmente, pero el caballo que tiene mala constitución es pesado y se inclina hacia la tierra, enfrentando el alma en una lucha suprema. Es entonces cuando el auriga tira con mayor fuerza hacia atrás del freno sujeto a los dientes del caballo soberbio, ensangrentando su lengua mal hablada y sus mandíbulas, haciéndole clavar sus patas. Cuando, después de haber sufrido muchas veces el mismo trato, el caballo malo renuncia a su intemperancia, es cuando el alma reanima los orificios de las plumas, dando impulso al nacimiento de éstas, llenando de amor a su vez el alma del amado. 

Pasando a la causa por la que se caen las alas, por la que éstas se separan del alma, debemos tener en cuenta que la fuerza del ala consiste en llevar hacia arriba lo pesado. Si lo divino es hermoso, sabio, bueno y todo ello hace crecer las alas; en cambio, lo vergonzoso, lo malo y todas las demás cosas contrarias a aquellas, las hace perecer. El corrompido, cuando contempla la belleza, al estar entregado al placer intenta enseguida cubrir y fecundar cuál animal de cuatro patas y, familiarizado con la intemperancia, sin sentir miedo ni vergüenza en perseguir un placer contrario a su naturaleza. 
En cambio, el iniciado que ha contemplado las divinas realidades, cuando ve un rostro divino, primero siente un estremecimiento, le invaden parte de sus terrores y después lo venera como a una divinidad. Una vez visto, el estremecimiento da lugar a un calor desacostumbrado, que derretirá aquello que obstruía la salida de las plumas, hinchándose y haciendo crecer  las plumas desde la raíz hacía toda el ala (estando toda ella, en otro tiempo, cubierta de plumas). 
Así pues, cuando el alma dirige sus miradas hacia la hermosura, su sufrimiento se alivia y experimenta alegría, olvidando a madre, hermanos y amigos (e incluso arruinando su fortuna, por descuido), con tal de estar lo más cerca posible del objeto de su amor, como si el amado fuera una divinidad, forjándose de él una imagen sagrada, que adorna para honrarla y rendirle culto. De esta manera devienen las aspiraciones de los verdaderos amantes que son, al mismo tiempo, su propia iniciación si llevan a cabo aquello a que aspiran. 

En otro tiempo, nuestra alma marchaba en compañía de la divinidad mirando lo que ahora decimos que es verdaderamente. La belleza la contemplamos en todo su esplendor siguiendo a Zéus, sin haber experimentado los males que posteriormente hemos sufrido, contemplando la pureza, sin la marca de este sepulcro que ahora llamamos cuerpo, que nos rodea y al que estamos encadenados, haciéndonos anhelar el pasado. Y ahora sólo echaremos alas mediante el recuerdo y en la medida en que no nos apartemos de aquello que hace un dios, con todas nuestras fuerzas: ser divino. 
Por consiguiente, el hombre que sabe servirse de tales recuerdos, iniciado continuamente en los perfectos misterios, es el único que llega a ser verdaderamente perfecto; pero el vulgo le reprende como si estuviera fuera de sí, y no se da cuenta de que está poseído por un dios. 

He aquí la ley de Adrastea: toda alma que, habiendo estado en el cortejo de un dios, haya visto algo de lo verdadero, queda exenta de pruebas hasta la siguiente revolución. Pero cuando se ha llenado de olvido y de maldad, se vuelve pesada, pierde sus alas y cae en la tierra. Son almas que, en la revolución circular, por causa de la violencia de sus caballos, intentan seguir a los dioses pero, incapaces de ello, se hunden pisoteándose y echándose los unos encima de las otros y, por impericia de los aurigas, acaban estropeando sus alas. En cambio, toda alma que se preocupa de recibir lo que le conviene, al ver, en el transcurso del tiempo la realidad del alma, se alimenta y se siente feliz hasta que el movimiento circular en su revolución la vuelve a llevar al mismo lugar, contemplando la justicia, la templanza y la ciencia que versa sobre dicha realidad. 

Cuando alguien ve la hermosura de este mundo y, acordándose de la verdadera, toma alas. Pero, acordarse de ellas, partiendo de las cosas de este mundo, no es fácil para todas las almas. Pocas quedan que conserven suficientemente el recuerdo. Pero estas, cuando ven alguna semejanza de las realidades de allá, se ponen fuera de sí y pierden el dominio propio. Ahora bien, la justicia, la templanza y todas las demás cosas preciosas para el alma, no poseen ningún resplandor en este mundo; sólo mediante órganos imprecisos, unos pocos pueden contemplar lo representado de ellas, recurriendo a algunas imágenes.

Y es que, una vez alado, deseando emprender el vuelo, descuida las cosas de la tierra y se le acusa de estar loco; ésta es, de todas las formas de posesión divina, la mejor. El enamorado no se percata de que, como en un espejo, se ve a sí mismo en su amante; siempre que aquel está presente deja, como él, de sufrir; y cuando está ausente, del mismo modo también, lo echa de menos".

Los mortales, en verdad, le llaman Amor que vuela, 

los inmortales, Alado, porque hace crecer las alas.

jueves, 11 de julio de 2019


"Por objetivación, autosugestión o por irrumpir en la escena personajes que pertenecen al mundo oculto, a veces los novicios no resisten tan intenso tratamiento y entonces se producen incidentes extremos de locura e, incluso, la muerte. 
El oficiante debe pisotear todas las pasiones y crucificar su egoísmo. Sopla en el kangling (trompeta hecha con un fémur humano), convidando a los demonios a la fiesta que se prepara. 
Imagina una divinidad femenina que personifique su propia voluntad. 
Esta divinidad se lanza de su cabeza, por la bóveda del cráneo, con un sable en la mano. De un tajo rápido, le corta la cabeza. Luego, mientras se reúnen tropas de glotones en golosa espera, separa sus miembros, lo desuella y le abre el vientre. Las vísceras se le escapan y los repugnantes convidados muerden al oficiante, mientras éste los excita con palabras litúrgicas...Este acto dramático se llama el banquete rojo. Le sigue el banquete negro, sólo revelado a los discípulos que han recibido iniciación de grado superior. 
La visión del diabólico festín rojo desaparece, decayendo paulatinamente el estado de trance en el celebrante. Debe imaginar ahora que se ha vuelto un montoncito de restos carbonizados, emergiendo de un lago de barro negro. 
En general, la idea de sacrificio que acaba de exaltarle no es más que una ilusión, ya que no tiene nada que dar realmente, porque no es nada. 
Con la renuncia silenciosa del asceta, se rechaza la embriaguez vanidosa engendrada por la idea del sacrificio, acabando así el rito" (Alexandra David-Néel). 

sábado, 15 de junio de 2019


¿Qué debemos hacer en esta vida? Bien por mal, sacrificarnos para que podamos "reunir así lo disperso", siguiendo el ejemplo del primer sacrificio cosmogónico, ley universal de la iniciación, donde la muerte deviene simbólicamente un posterior renacimiento; renacimiento de otra perspectiva, que no puede darse sin la previa al sacrificio inherente al sacrificador -que pasa por ser uno mismo-. Reintegración del estado adámico o primordial, tras la anterior desintegración asimilada en un sacrificio (sacrum facere) del ego, básicamente. Y aquí debemos encomendarnos a la ayuda -trascendente e inmanente- del Espíritu santo. Trascendente y ascendente, rechazando primero lo superficial en aras de lo superior; y descendente e inmanente, en armonía con todo lo que nos rodea, abrazándolo todo sin rechazar nada. 

viernes, 14 de junio de 2019


"No ser conscientes de nuestra unión con el Fundamento divino es consecuencia de una falsa perspectiva de nuestra conciencia. ¡Pero esa unión no puede perderse, puesto que dejaríamos de existir! Ya estamos, por así decirlo, viviendo en el Infierno, inmerso en el samsara, sólo que no nos damos cuenta del estado real del yo infantil en el que nos hayamos, cual infierno inconsciente. 
Cuando el yo empieza a despertar al mundo alienado en que se encuentra, se pasa del infierno inconsciente al infierno consciente, tomando consciencia del dolor inherente a la propia existencia, de miseria y alienación.  Por fin, el yo infantil es consciente para percibir las llamas del infierno que le rodean, inmerso en el samsara. ¡Pero la iluminación nada tiene que ver con un retorno al estado infantil...ni siquiera a una versión 'madura' de dicho estado. 
En la medida en que la conciencia del niño crece, va cobrando lentamente conciencia del dolor intrínseco a la existencia y empieza a sufrir, dándose cuenta de la primera Noble Verdad, la estremecedora iniciación al mundo de la percepción, cuya única regla es el fuego del insaciable deseo. 
En la medida que crece la conciencia del yo, pasas al infierno consciente, donde puedes permanecer toda la vida, buscando torpes consuelos y tomando al mundo de la dualidad como algo positivo. 
Pero el yo también puede transcender la sensación de identidad separada hasta llegar a identificarse con la Divinidad. La fusión con lo Divino que había siempre estado presente -aunque de forma inconsciente-, podrá ahora iluminarnos, una vez comprendida nuestra Identidad Suprema con el Espíritu" (Ken Wilber). 

"La 'humildad de la sierva' se aplica al carácter de la 'Materia prima', perfectamente humilde porque es 'lo que no es' y sumisa totalmente a los efluvios del Espíritu. Y a causa de esa pobreza y de esa sumisión, el Espíritu hace en ella 'grandes cosas' que nos remiten a la belleza y multiplicidad de la Creación universal" (Jean Hani). 

jueves, 13 de junio de 2019


"Cuando el ser humano empieza a experimentar el sufrimiento, también empieza a cobrar conciencia de realidades más profundas, porque el sufrimiento destruye la complacencia de nuestras ficciones habituales y nos obliga a restablecer el contacto con nosotros mismos. Se ha dicho que el sufrimiento es la primera gracia. No hay que evitar la conveniencia del sufrimiento, pero tampoco glorificarlo ni aferrarse a él. Sólo mediante distracciones que nos aturden podemos poner en tela de juicio la interminable rueda del dolor. Pero, tarde o temprano, nuestras compensaciones defensivas dejan de servirnos de consuelo y es entonces cuando comenzamos a sufrir porque nuestra conciencia se dirige hacia la naturaleza de nuestras falsas demarcaciones y la fragmentaria vida que en ellas se basa. Sin embargo, debemos interpretar correctamente el sufrimiento para poder trascenderlo" (Ken Wilber).

domingo, 9 de junio de 2019


"Este divino secreto, el buen Dios me lo dio por mis plegarias y buenas intenciones en usarlo bien...Y perecerá a partir del momento en que sus poseedores se corrompan en sus costumbres, pues este es un buen secreto que el buen Dios reserva a los elegidos escogidos por Él, según la pureza de su corazón...El secreto de esta Ciencia lo otorga, tan sólo, a quienes son dignos como aquellos humildes de corazón. Serás pues iluminado si estás en gracia" (Nicolás Valois). 

miércoles, 5 de junio de 2019


En el recuerdo de Melquisedec de la tradición judeocristiana, cuál representante del 'Rey del Mundo' investido de la doble función de sacerdote y rey, podríamos rememorar al Arconte basileus de la antigua Grecia, último vestigio de su monarquía encargado tanto de la política como de la magistratura, supervisando la organización de los ritos religiosos, entroncándose así con las formas primigenias de la realeza sagrada (lo que luego se reproducirá análogamente en la era cristiana). 
En la figura de los emperadores bizantinos ya se representa nuevamente dicho representante del 'Rey del Mundo', llevando en ciertas ceremonias religiosas la tiara de tres coronas (adoptada luego por los papas, primero con una corona, Bonifacio VIII con una segunda y Urbano V añadiendo la tercera). 
"En realidad, la tiara de tres coronas es de origen oriental, como se desprende del 'ceremonial' de Palacio de Constantinopla, refiriéndose a su autoridad sobre los tres mundos, en base a la triple dignidad del profeta, sacerdote y rey" (Jean Hani). 

"Dios no se relaciona directamente con el hombre. Toda comunicación y trato entre los dioses y los hombres se lleva a cabo a través de espíritus, tanto en la vigilia como durante el sueño" (Sócrates). 

lunes, 27 de mayo de 2019


Según Z'ev ben Shimón Halevi, el trabajo de todo cabalista debe remontarse a la fuente de todo lo que existe, llevando a cabo el destino propio y regresar a ese punto de origen, esencia del trabajo de unificación. 

domingo, 26 de mayo de 2019

viernes, 17 de mayo de 2019


"Dormía al lado de Hadîgah, cuando Gabriel me trajo una ropa de seda rebosante de letras y me dijo: '¡lee!'. Pregunté qué debía leer y entonces el ángel me apretó con la ropa de tal manera que creí morir. Me dejó ir y volvió a decirme tres veces más que leyera. Con miedo a que no volviera por cuarta vez, le pregunté nuevamente qué debía leer y me recitó: '¡Predica! En el nombre de tu Señor, que ha creado al hombre de sangre cuajada. ¡Predica! Tu Señor es el Generoso que ha enseñado el uso del cálamo y que ha enseñado al hombre que no sabía'*. Al despertarme, me pareció que aquellas palabras habían sido grabadas en mi corazón. Salí de la cueva y en dirección a la montaña oí una voz que me decía: "Muhammad, tú eres el Enviado de Dios y yo soy Gabriel'. Alcé la cabeza y vi un hombre con alas que apoyaba sus pies sobre el horizonte y decía: 'Muhammad, tú eres el Enviado de Dios y yo soy Gabriel'. Estuve inmóvil observándolo sin poder ir hacia atrás o hacia delante. Después, aparté la vista y, mirara hacia donde mirara, lo seguía viendo bajo el mismo aspecto" (Mahoma, 610 dC).

* Sura 96

"El niño, siendo humano, participa del mismo simbolismo y expresividad estética que sus padres; y, en segundo lugar, que la niñez es, no obstante, un estado provisional y no tiene, en general, el valor definitivo y representativo de la edad adulta. En el simbolismo metafísico, este carácter provisional expresa la relatividad: el niño es lo que 'viene después' de los padres, es el reflejo de Atmâ en Mâyâ, en algún grado y según el nivel ontológico o cosmológico considerado; o incluso es propia Mâyâ, si el adulto es Atmâ. Pero desde un punto de vista completamente distinto, y según la analogía inversa cuya clave nos ofrece el Sello de Salomón, el niño representa, por el contrario, lo que 'fue antes', a saber, lo simple, puro, inocente, primordial y cercano a la Esencia; y eso es lo que expresa su belleza. Ésta tiene todo el encanto de la promesa, de la esperanza y de la eclosión, al mismo tiempo que el de un Paraíso todavía no perdido; y combina la proximidad del Origen con la tensión hacia el Fin. Por eso, la niñez constituye un aspecto necesario del hombre completo, luego conforme a la intención divina: el hombre plenamente desarrollado conserva siempre, en equilibrio con la sabiduría, las cualidades de simplicidad y de frescor, de gratitud y de confianza, que poseía en la primavera de su vida" (Frithjof Schuon). 

martes, 14 de mayo de 2019


"La eficacia de las fórmulas mántricas en su propia espíritu es consecuencia de la armoniosa conjugación de la forma (sonido, ritmo), del sentimiento (impulso de religioso abandono) y de la idea (asociaciones espirituales: conocimiento y experiencia), por cuyos caminos las potencias del alma sometidas a la voluntad consciente, que son una parte ínfima, son despertadas, sacando de su sueño las fuerzas dormidas. La expresión 'idea' deviene de la palabra griega eidos, como una imagen creadora o como una forma de experiencia viva, en la cual se refleja la realidad y puede ser constantemente recreada...El discípulo, si su gozo no es puro, jamás llegará a establecer su unidad interior; sus fuerzas interiores no responderán a su llamada y, falto de concentración, nunca podrán armonizar el corazón y el espíritu" (Lama Anagarika Govinda).

lunes, 13 de mayo de 2019


"Cese un hombre de pecar y el mundo se ablandará para él, listo para ayudarlo" (James Allen).

martes, 30 de abril de 2019


"El sufrimiento es siempre el efecto de los pensamientos equivocados en alguna dirección. Es indicador de que el individuo está fuera de armonía consigo mismo, con la ley de su ser. El único y supremo uso del sufrimiento es la purificación, quemar todo aquello que es inútil e impuro. El sufrimiento cesa para quien es puro. No hay sentido en quemar el oro después que la escoria se ha retirado" (James Allen). 

domingo, 28 de abril de 2019


"En la antigua India, fue la clase sacerdotal de los brahmanes la que hizo de la palabra sagrada un privilegio de su casta; así sufrió una transformación dogmática, que otrora fuese éxtasis religioso. Del saber nació la fe y de ésta la superstición. Las huellas de casi todas las supersticiones de este mundo pueden encontrarse en verdades de la expresión latina "superstitia", es decir, residuos de algo que se ha vuelto superfluo" (Lama Anagorika Govinda). 

"La iniciación consiste en aprender a no detenerse jamás, se pela el universo como a una cebolla, y una cebolla es toda piel, imaginémonos una cebolla infinita cuyo centro está situado en todas partes y su circunferencia en ninguna" (El Péndulo de Foucault, Umberto Eco). 
"El Gran Padre de Washington envió a su jefe militar a pedirnos un paso por nuestros territorios de caza, un camino para su vía de hierro hasta las montañas y el mar occidental, nos dijeron que sólo querían pasar por nuestro territorio, no para quedarse entre nosotros sino buscar oro en el lejano Oeste. Nuestros ancianos jefes decidieron mostrar su amistad y su buena voluntad permitiendo que tan peligrosa serpiente pasara entre nosotros...pero aún no se han enfriado las cenizas del fuego del consejo y el Gran Padre ya está construyendo sus fuertes entre nosotros... Su presencia aquí constituye una ofensa y una amenaza. Es un insulto a los espíritus de nuestros antepasados. ¿Debemos renunciar a nuestras tumbas sagradas para que las aren y planten grano? -1863-.

Dios nos creo a todos. Él está aquí para bendecir lo que tengo que decir. El Buen Espíritu nos creó a ambas razas. A vosotros os dio tierras. A nosotros nos dio tierras. Y vinisteis a nuestras tierras y os respetamos como hermanos. Nos hicisteis muchas promesas, más de las que puedo recordar. Pero jamás cumplisteis ninguna de ellas, excepto una: que nos quitaríais nuestras tierras -1878-" (Nube Roja) .

jueves, 25 de abril de 2019


El zen es una disciplina de principio espiritual que, a pesar de ello, no da la espalda al sutil pragmatismo del intelecto analítico para afrontar los diversos aspectos cotidianos. Si bien es cierto que el camino del zen es diferente al discurso lógico, basado éste exclusivamente en cotejar una realidad exterior a nosotros, como base comparativa de todo lo que nos rodea. 
El zen, en cambio, nos invita a replegarnos en nuestro interior y buscar allí un reposo que, por contra, no encontraremos nunca fuera. El camino de múltiples diferenciaciones basado en la lógica del tiempo y espacio, deviene un tedioso camino plagado de trampas; y, por eso, el zen insta a dejar de creer en ella. 
La experiencia del zen implica instalarse en un presente absoluto, más allá de donde podamos o no encontrarnos, sin dicotomías conceptuales de ningún tipo; allí donde no haya objeto, cosa observada ni observador, sino únicamente nuestra propia naturaleza. ¿Cómo hacerlo? El profesor D.T. Suzuki nos dio una pista mediado el siglo XX: "La forma de disolver los conceptos contradictorios consiste en crear un tercer concepto que armonice a los otros dos".

lunes, 22 de abril de 2019


La tradición de San Jorge nos sitúa en en el S.XIII cuando Jacobo de la Vorágine nos relata la leyenda de San Jorge de Capadocia en tierras libias, alrededor del año 300 dC. En aquellas tierras, un dragón aterrorizaba desde su estanque a la población, debiéndosele sacrificar a una joven muchacha, a expensas de poder calmar así su ferocidad. Tras haber ofrecido finalmente el rey a su hija, y a instancias del santo varón llegado a este lugar, la princesa puso su cinturón sobre el cuello de la bestia, llevándoselo así San Jorge hasta la ciudad de veinte mil súbditos que, tras presenciar cómo éste hacía la señal de la cruz y mataba al dragón, se bautizaron junto al monarca.
Más tarde, San Jorge moriría en manos del emperador Diocleciano.

Sea como fuera, la comparativa no es casual con otros ejemplos similares, pasando así a contrastarse su historia con la de Heracles contra Ladón, Jasón contra el dragón, Perseo contra la Medusa o contra el monstruo que retenía a Andrómeda; Indra contra Vritna, Apolo contra Pitón, Júpiter contra el monstruo anguípedo, Marduk contra Tiamat, Bel contra el dragón, Ormuzd contra Azdaha u Osiris contra Set o Apofis.

Jesucristo y el Arcángel San Miguel también combaten de similar manera en el Apocalipsis de San Juan: "Vi el cielo abierto y he aquí un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero...Tiene los ojos como llamas de fuego y tiene por nombre Verbo de Dios. De su boca sale una espada acerada...Rey de reyes y Señor de señores" que derrotará a la Bestia (Ap. 19, 11-16); y "Había una guerra en el cielo, Miguel y sus ángeles habían tenido que batallar con el Dragón...así fue derribado el gran Dragón, la Serpiente primitiva, llamada Diablo o Satán" (Ap. 12, 7-9).
Los Salmos bíblicos e Isaías hacen igual mención a la "Bestia que emerge del mar"..."Te impones al orgullo del mar, aplanas la cresta de las olas, pisoteaste a Rahab tras haberlo atravesado" (Salmo 88) o "Rompiste en las aguas las cabezas de las fieras, aplastaste las cabezas de Leviatán" (Salmo 73) e Isaías 27,1 "Aquel día el Señor visitará con su espada dura y fuerte a Leviatán, la serpiente ágil, Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al monstruo que está en el mar".

Por tanto, entendemos que el icono de San Jorge depende del de San Miguel y, a su vez, del de Cristo, Verbo de Dios. Se dirime, entonces, una lucha entre el bien y el mal, en última instancia. Pero la lucha entre la luz y la oscuridad no es tan simple; pretende instarnos a bregar contra las fuerzas del caos y la disolución, con el propósito de imponer un definitivo orden de tipo espiritual. Y aquí, cuál Yihad, se nos propone un combate interior arquetípico; y este primigenio acto divino nos insta a captar y dominar las fuerzas inferiores, telúricas, violentas y tumultuosas pero, y lo que es más importante, conjugándolas con las superiores, transformándolas así en fuerzas complementarias que auspicien una transmutación de carácter espiritual.

¿Cómo llegar a obrar semejante milagro en los tiempos que corren?
Con la meditación y la contemplación. Y para ello podemos servirnos de los mitos y sus iconos.
San Jorge es un mito que debemos meditar al contemplar la representación iconográfica del santo a caballo, con la princesa a su derecha y su lanza clavada en las fauces del dragón, mientras un ángel del Señor desciende sobre su cabeza para coronarlo, constituyendo en su conjunto el más claro ejemplo del personaje que mata al monstruo para poder acceder a un estado superior.
El mito de San Jorge propone implantar un orden del plano macrocósmico, redirigido al ámbito moral y espiritual del individuo; y aquí se nos insta a armonizar la desmesura "dionisíaca" de las fuerzas ctónicas a la "apolínea" espiritualidad. Y, para ello, "matar a la serpiente" pasa por dominar nuestra alma inferior. No se trata de suprimir o, sencillamente, matar las fuerzas inferiores -agravando entonces nuestra capacidad intrínsecamente psíquica-, sino de armonizarlas para nuestra tarea espiritual.
Y nuestra tarea, como la de San Jorge, pasa por orientar nuestra alma hacia "lo alto", para que las fuerzas ctónicas ocultas -aparentemente demoníacas- que traban la santificación de nuestra alma, al comulgar con nuestra santificadora aspiración, reciban su influencia, pudiéndonos finalmente elevar hacia el espíritu que nos habita, cuál esencia divina -Emmanuel- (que se hallaba cautiva del abrazo del dragón).
Por todo ello, una vez fecundadas y dominadas esas fuerzas primigenias (que rememoran las aguas que planeaba el Espíritu divino en el Génesis), sólo entonces podremos reconciliarnos con nuestra verdadera naturaleza. Y será entonces cuando el ángel nos corone y podamos finalmente acceder a los estados propios del alma elevada, en sintonía total con el espíritu de Dios.

"El cuerpo experimenta las cosas divinas cuando las fuerzas pasionales del alma están, no muertas, sino transformadas y santificadas" (San Gregorio Palamás).

domingo, 21 de abril de 2019


"Dice San Pablo: «Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que están arriba, allí donde Cristo está sentado a la diestra de su Padre, y gustad de las cosas que están arriba y no permitáis que os gusten las cosas que se hallan en la tierra» (Colos. 3, 1 s). Luego pronuncia otra palabra: «Estáis muertos y vuestra vida está oculta junto con Cristo en Dios» en el cielo (Colos. 3, 3). En tercer [lugar], las mujeres buscaban a Nuestro Señor en la tumba. Entonces, encontraron a un ángel «cuyo semblante era como un relámpago y su vestidura [era] blanca como la nieve y él dijo a las mujeres: “¿A quién buscáis? ¿Buscáis a Jesús que ha sido crucificado?… no está aquí”» (Cfr. Mateo 28, 1 Ss. y Lucas 24, 5 s.). Porque Dios no está en ninguna parte. De lo ínfimo de Dios todas las criaturas están repletas, y su grandeza no se encuentra en ninguna parte. Ellas no le contestaron, pues cuando no hallaron a Dios, el ángel les disgustó. Dios no se halla ni acá ni allá ni en [el] tiempo ni en [el] espacio. Ahora bien, San Pablo dice: «Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que están arriba». Con respecto a la primera palabra [=habéis resucitado] piensa en dos significados. Alguna gente resucita a medias, se ejercita en una virtud y no en otra. Hay otros, poco nobles por naturaleza, que están ansiosos por las riquezas. Otros son más nobles por naturaleza y no se fijan en los bienes, pero quieren obtener honores. Dice un maestro que todas las virtudes necesariamente se dan en estrecha unión. Si bien sucede que un hombre esté más dispuesto a ejercitarse en una virtud que en las otras, todas están unidas, necesariamente, como una sola cosa. Ciertas personas resucitan del todo, mas no resucitan con Cristo. Por eso, todo cuanto es propio de uno, tiene que resucitar por completo. Por otra parte, se hallan algunas personas que resucitan del todo con Cristo; pero quien haya de experimentar un verdadero renacimiento con Cristo, tendrá que ser muy sabio. Los maestros dicen que es verdadera la resurrección cuando una persona ya no muere más. En ninguna parte existe una virtud tan grande como para que no se encuentre alguna gente que la haya puesto en práctica con fuerza natural, porque a menudo la fuerza natural opera signos maravillosos y milagros. Si se han visto también en los paganos todas las obras exteriores que alguna vez se han comprobado en los santos. Por eso dice [San Pablo]: Debéis resucitar con Cristo porque Él se halla arriba, adonde no puede llegar ninguna naturaleza. Aquello que es nuestro, debe resucitar por completo. Existen tres señales [para ver] si resucitamos por completo. La primera: si buscamos «las cosas que están arriba». La segunda: si nos gustan «las cosas que están arriba». La tercera: si no nos gustan «las cosas que están en la tierra». Ahora bien, San Pablo dice: «Buscad las cosas que están arriba». Pues ¿dónde y de qué modo? El rey David dice: «Buscad el rostro de Dios» (Salmo 104,4). Aquello que ha de existir [junto] con muchas cosas, necesariamente debe hallarse arriba. Aquello que produce el fuego, tiene que estar, necesariamente, por encima de lo [que enciende], como el cielo y el sol. Nuestros más insignes maestros opinan  que el cielo es el lugar de todas las cosas y, sin embargo, [él mismo] no tiene lugar, ningún lugar natural, y da lugar a todas las cosas. Mi alma es indivisa y, no obstante, se encuentra del todo en cada uno de los miembros. Donde ve mi ojo, no oye mi oído; donde oye mi oído, no ve mi ojo. Lo que yo veo u oigo físicamente, se me infunde espiritualmente. Mi ojo recibe el color con la luz; pero éste no entra en el alma porque aquello [=que entra en el alma] es una reducción [del color]. Todo cuanto reciben los sentidos exteriores, para que sea introducido espiritualmente, viene de arriba, de parte del ángel: éste lo estampa en la parte superior del alma. Ahora bien, nuestros maestros afirman : Aquello que se halla arriba, ordena y ubica lo inferior. Santiago dice al respecto: «Todos los dones buenos y perfectos descienden desde arriba» (Santiago 1, 17). La señal de que alguien ha resucitado por completo con Cristo, consiste en que busca a Dios por encima del tiempo. Busca a Dios por encima del tiempo quien busca sin tiempo. Ahora dice él [San Pablo]: «Buscad las cosas que están arriba». ¿Dónde se busca? «Allí donde Cristo está sentado a la diestra de su Padre». ¿Dónde está sentado Cristo? No está sentado en ninguna parte. Quien lo busca en algún lugar, no lo encuentra. Su parte menor se halla por doquier, su parte superior no está en ningún lugar. Dice un maestro: Quien conoce alguna cosa, no conoce a Dios. «Cristo» significa lo mismo que un «ungido» que está ungido con el Espíritu Santo. Los maestros dicen : El estar sentado significa lo mismo que tranquilidad, e implica: allí donde no hay tiempo. Aquello que da vueltas y cambia, no tiene tranquilidad; en segundo término: la tranquilidad no agrega nada. Nuestro Señor dice: «Yo soy Dios y no cambio» (Malaquías 3, 6). Cristo está sentado a la diestra de su Padre. El mayor bien que puede ofrecer Dios, lo constituye su mano derecha. Cristo dice: «Yo soy una puerta» (Juan 10, 9). El primer efluvio violento y el primer derretimiento, allí donde Dios se derrite [sucede] donde se derrite en su Hijo y allí, Éste vuelve a derretirse en el Padre. Yo dije un buen día que la puerta es el Espíritu Santo: a través de ella se derrite en [su] bondad en todas las criaturas. Donde hay un hombre natural, éste comienza a obrar con «la mano derecha». Dice un maestro que el cielo recibe inmediatamente de Dios. Otro maestro dice  que no es así: porque Dios es un espíritu y una luz acendrada; por eso, aquello que ha de recibir inmediatamente de Dios, ha de ser, con necesidad, un espíritu y una luz acendrada. Dice un maestro: Es imposible que alguna cosa corpórea sea susceptible del primer efluvio violento allí donde emana Dios, si no es una luz o un espíritu acendrado. El cielo se halla por encima del tiempo y es la causa del tiempo. Un maestro dice que el cielo, en su naturaleza, es tan noble que no puede degradarse a ser la causa del tiempo. En su naturaleza no puede ser causa del tiempo; [pero], en su trayectoria es la causa del tiempo, es decir, en la deserción [de la naturaleza] del cielo, [mas] él mismo es atemporal. Mi color no es mi naturaleza, antes bien, es una deserción de mi naturaleza, y nuestra alma se halla muy por encima y «está oculta en Dios». Entonces no digo solamente: por encima del tiempo, sino «oculta en Dios». ¿Es esto lo que significa el cielo? Todo cuanto es corpóreo es una deserción y un azar y un rebajamiento. El rey David dice: «Ante la vista de Dios, mil años son como un día que ha pasado» (Salmo 89, 4); porque todo cuanto es futuro y cuanto ha pasado se halla todo allá en un solo «ahora». Que Dios nos ayude para que lleguemos a ese «ahora». Amén". 
Maestro Eckhart

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