miércoles, 5 de junio de 2019


En el recuerdo de Melquisedec de la tradición judeocristiana, cuál representante del 'Rey del Mundo' investido de la doble función de sacerdote y rey, podríamos rememorar al Arconte basileus de la antigua Grecia, último vestigio de su monarquía encargado tanto de la política como de la magistratura, supervisando la organización de los ritos religiosos, entroncándose así con las formas primigenias de la realeza sagrada (lo que luego se reproducirá análogamente en la era cristiana). 
En la figura de los emperadores bizantinos ya se representa nuevamente dicho representante del 'Rey del Mundo', llevando en ciertas ceremonias religiosas la tiara de tres coronas (adoptada luego por los papas, primero con una corona, Bonifacio VIII con una segunda y Urbano V añadiendo la tercera). 
"En realidad, la tiara de tres coronas es de origen oriental, como se desprende del 'ceremonial' de Palacio de Constantinopla, refiriéndose a su autoridad sobre los tres mundos, en base a la triple dignidad del profeta, sacerdote y rey" (Jean Hani). 

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