viernes, 14 de junio de 2019


"No ser conscientes de nuestra unión con el Fundamento divino es consecuencia de una falsa perspectiva de nuestra conciencia. ¡Pero esa unión no puede perderse, puesto que dejaríamos de existir! Ya estamos, por así decirlo, viviendo en el Infierno, inmerso en el samsara, sólo que no nos damos cuenta del estado real del yo infantil en el que nos hayamos, cual infierno inconsciente. 
Cuando el yo empieza a despertar al mundo alienado en que se encuentra, se pasa del infierno inconsciente al infierno consciente, tomando consciencia del dolor inherente a la propia existencia, de miseria y alienación.  Por fin, el yo infantil es consciente para percibir las llamas del infierno que le rodean, inmerso en el samsara. ¡Pero la iluminación nada tiene que ver con un retorno al estado infantil...ni siquiera a una versión 'madura' de dicho estado. 
En la medida en que la conciencia del niño crece, va cobrando lentamente conciencia del dolor intrínseco a la existencia y empieza a sufrir, dándose cuenta de la primera Noble Verdad, la estremecedora iniciación al mundo de la percepción, cuya única regla es el fuego del insaciable deseo. 
En la medida que crece la conciencia del yo, pasas al infierno consciente, donde puedes permanecer toda la vida, buscando torpes consuelos y tomando al mundo de la dualidad como algo positivo. 
Pero el yo también puede transcender la sensación de identidad separada hasta llegar a identificarse con la Divinidad. La fusión con lo Divino que había siempre estado presente -aunque de forma inconsciente-, podrá ahora iluminarnos, una vez comprendida nuestra Identidad Suprema con el Espíritu" (Ken Wilber). 

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