sábado, 16 de noviembre de 2019


"Me encontraba una noche haciendo el giro en torno a la Casa de Dios cuando experimenté un instante de gran satisfacción, un estado ya conocido que me hizo estremecer. Salí al punto del patio y empezaron entonces a venirme versos que recité...Al instante, sentí un golpe sobre mis hombros, me di la vuelta y hallé a una joven griega del más bello rostro jamás contemplado por mí, que me preguntó: "¿cómo dijo?, a lo que respondí: "¡Ojalá supiese si comprenden al corazón que suyo hiciesen!". Replicó: "¡qué extraño en ti! Tú, que eres quien posee de tu época más conocimientos, que digas eso. ¿Acaso no se conoce todo cuanto se posee? ¿Y puede acaso justificarse cualquier posesión sino tras tener conocimiento de ella? Repuse: "¡Y mis entrañas conocieran cuantos desfiladeros granjearon!". A lo que contestó: "Señor, el desfiladero que se encuentra entre lo más profundo del corazón y las entrañas, es el que separa de ese conocimiento. ¿Cómo va a desear alguien como tú algo a lo que no se puede llegar sino tras obtener tal conocimiento? ¿Cómo puede permitirse alguien como tú exclamar algo parecido? ¡Oh, señor! Y después de eso, ¿qué fue lo que dijiste?". A lo que respondí: "¿Crees que están a salvo o perecieron?". Ella repuso: "Por lo que toca a a ellos, están a salvo; pero pregúntate a ti mismo, pues es necesario que lo hagas, si tú estás a salvo o pereciste. Y después, ¡Oh, señor!, ¿qué fue lo que has dicho?". Y contesté: "¡Los señores el amor en el amor se embarrancan y quedan perplejos!". Entonces ellas exclamó: "¡Por todos los cielos! ¡Cómo es posible que al loco de amor le quede algo con lo que sentirse perplejo! El camino es la lengua de la verdad y la ligereza es inapropiada para alguien como tú". A todo esto, pregunté: "muchacha, ¿cómo te llamas?, y dijo que "la esfera del ojo". Le repuse que eso es lo que era para mí, con lo que me saludó y se fue. Más tarde llegué a conocerla  la frecuenté, pudiendo comprobar que poseía los cuatro grados del conocimiento sutil" (Ibn al Arabî). 
"Por desfiladeros hemos de entender el camino hacia el corazón, en pendiente, cuál sendero que conduce al corazón de los Conocedores (sufíes). Los caminos elevados se refieren a las montañas, queriendo con ello incidir que las moradas espirituales (maqamat) son fijas, mientras los estados (ahwal) no lo son. El amor divino y el largo camino o "desfiladero" para alcanzar el corazón perfecto y sin condicionantes, residen en el centro mismo de su significado. 
En definitiva, Ibn Arabî entiende por "desfiladero" aquel camino que recorre el corazón del buscador o gnóstico (arif); y este paso montañoso deviene aquí morada o estancia (maqam) estática, en contrapunto con los estados (ahwal), que son cambiantes y referidos a la dinámica de la evolución espiritual. Y por pensamientos sublimes, se entienden aquellas visiones sin existencia en la contemplación, tal y como las moradas espirituales, que no poseen más existencia que en el morador, Y es que si no existe tal morada, tampoco existe el morador" (Carlos Varona). 

"¿Quién no ha sentido nunca, a la vista de un lago límpido en la montaña o de una fuente que brota en la roca, ese temor reverencial inseparable de lo sagrado? Los pueblos de antaño sabían mejor que nosotros que no se puede alterar impunemente el equilibrio de la naturaleza" (Titus Burckhardt). 

domingo, 10 de noviembre de 2019


"Precaved a los israelitas de la impureza, para que no mueran por su impureza, por haber profanado mi morada entre vosotros" (Levítico 15,31). 


L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...