domingo, 20 de diciembre de 2020

 

Ablución es la purificación simbólica por medio del agua. Las aguas purifican, fecundan y curan. Ya en la Ilíada, lavarse las manos era un gesto ritual de purificación. Y es que debemos reparar en que, simbólicamente, las manos y la mente serían una misma cosa; y mediante la purificación simbólica de las manos, se buscaría purificar la mente. Y mediante la purificación simbólica de los pies, se buscaría purificar el alma, ya que son los pies su soporte físico (también cabría recordar que, por las manos y los pies se proyecta la energía, como en la imposición de manos o descalzarse en lugar sagrado con el fin de absorber dicha energía).

Éxodo 40,30 “Puso el pilón entre la tienda del encuentro y el altar, y vertió allí agua para lavar. Y se lavaron en ella Moisés, Aarón y sus hijos, sus manos y sus pies. Y cada vez que entraban en la tienda del encuentro, al aproximarse al altar, se lavaban tal como le había dispuesto el Eterno a Moisés”.

Hechos de los Apóstoles 21, 26 “Al día siguiente Pablo tomó a aquellos hombres, se purificó con ellos y fue al templo para avisar la fecha en que terminaría la purificación y se llevaría la ofrenda por cada uno de ellos”.

Corán 5, 6 “¡Creyentes! Cuando os dispongáis a hacer la azalá, lavaos el rostro y los brazos hasta el codo, pasad las manos por la cabeza y lavaos los pies hasta el tobillo. Si estáis en estado de impureza legal, purificaos”.

Juan 13, 4 “Se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjuagarlos con la toalla con que estaba ceñido”. Esta agua que purifica simboliza el prana o el espíritu, como en la alquimia lo es el agua ígnea que permite “lavar” la materia con la que completar el Albedo (blancura simbólica de pureza en la gran Obra).

martes, 15 de diciembre de 2020

 




"La Cábala es un campo del saber (el conocimiento de Dios y del mundo), en cuyo interior se esconde algo que no puede explicarse ni directa ni indirectamente y que quizás pudiera abarcarse a través de símbolos y ejemplos, e incluso se podría alcanzar con el habla. Tiene, además, un aspecto esotérico relevante: los cabalistas han querido, con plena consciencia, reservar tales conocimientos a una minoría tanto como les ha sido posible" (Gershom Scholem). 

martes, 24 de noviembre de 2020

 


El apóstol Pablo en Gálatas 2:20 nos recuerda que el mensaje de la cruz es actual y se debe reflejar en nuestra vida diaria: “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí".

Una leyenda medieval dice que en el mismo lugar de la crucifixión, estaba enterrado Adán y allí había el árbol de la vida. El Gólgota significa calavera. Cristo muere y de allí brota otra vez el árbol de la vida, de la muerte nace la vida (ejemplo de la semilla) y el mundo viejo muere para que nazca otro libre de pecado. El pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo, tomándolos el hombre se hace uno con Cristo (Comunión) en la unidad del Espíritu Santo.

Dios Padre es la Trascendencia de Dios, Cristo - Jesús su Inmanencia y el Espíritu su nexo de unión. Tres Personas y un solo Dios.

viernes, 20 de noviembre de 2020

 


"Aquel que ha nacido de sí mismo, descubrirá las aberturas de los sentidos hacia el exterior. Un dia, un sabio, miró hacia el interior y contempló el Sí mismo cara a cara" (Katha Upanishad 4, 1). 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

 


מֹשֶׁה Moisés, en hebreo, tiene un valor numérico de 345, según la guematría; e invirtiendo dicho valor en 543, obtendríamos אֶהְיֶה אֲשֶׁר אֶהְיֶה , “Yo Soy el Que Soy”, que fue el nombre que se dio a Sí mismo la Zarza Ardiente en lo alto del Monte Sinaí; por lo que respectivamente Dios y Moisés, uno frente al otro, se reflejaron cuáles mismos espejos.




viernes, 4 de septiembre de 2020

“La por de la inseguretat s`ha volgut racionalitzar. Per a qui ha perdut la innocència, el desconegut és negatiu. Una última angoixa és la por a la mort. Però es que els Déus han mort, la Natura està dominada i els homes tampoc no en fan de por. La por ha deixat de ser teològica, cosmològica i antropològica. La por moderna és el món artificiós que hem creat. Fa por el nostre món tal com l’hem construït artificialment. L’angoixa s’interpreta com el símptoma d’una societat en crisi; per la qual cosa, augmenta més la nostra necessitat de més seguretats. L’angoixa és el símptoma d’una malaltia; d’una neurosi.

L’home tecnocràtic busca remeis als mals dintre del mateix àmbit que ha produït el mal: més claus, més policies, més assegurances, més diners, més treball, més armaments.

Per trobar una certa clau, ens hauríem de preguntar què és l’oposat a l’angoixa. No és el coratge, la fortalesa, la valentia... això són virtuts. Però l’angoixa no és un vici. El pol oposat a l’angoixa és l’esperança. Aleshores, l’esperança no és de futur, és de l’invisible. L’esperança ens permet veure una dimensió que d’altra manera no es veuria. És el do d’una visió, d’una experiència que ens obre a la transcendència en la immanència de les coses. La Realitat ens transcendeix.

El fonament no pot ser la nostra raó, ja que aleshores no sortiríem de nosaltres mateixos. Però el fonament s’ha de trobar en nosaltres. Aquest és el paper de l’angoixa. Ens fa sentir ‘estrets’, perquè ens revela la vera possibilitat de la llibertat que està en nosaltres. Els mites de les Upanisad  i els de la Biblia ja no ens diuen gaire cosa. L’angoixa no és ja el despertador de la contingència, sinó la síndrome d’una malaltia inexplicable. L’angoixa seria el sentiment de la llibertat. Una llibertat d’escollir no és llibertat, sap d’antuvi les possibilitats que té al davant. 

L’angoixa és creadora. Per això demana la purificació del cor, de les intencions: el no voler res, el no pensar abans d’hora què anirem a dir o fer. I la purificació del cor vol dir precisament buidar-lo de tot. Això es la nova innocència, la docta ignorantia. Sols els purs de cor veuran a Déu, això és: la Realitat...¡i no hi ha esperança sense amor!” 

(Raimon Panikkar).

 


lunes, 10 de agosto de 2020

 

Abdelkader nació en Orania –centro de Sudáfrica- en 1807, y fallece 1883 en Damasco. Hijo de jefe espiritual de la cofradía sufí de la Qa-diriyya, acabó siendo jefe militar de la resistencia argelina contra Francia, hasta su rendición en 1847. Tras pasar por la prisión, acabó exiliado en Damasco, consagrando su vida a la metafísica. Siendo considerado en vida cual heredero de Ibn ‘Arabî (de hecho,  a su llegada a Damasco, se instaló en la misma casa en la que viviera seis siglos antes Ibn ‘Arabî), se dedicó a enseñar diferentes doctrinas y comentar ‘Las iluminaciones de la Meca’ de Ibn ‘Arabî, así como el Corán y el Hadith. Una parte de dichas enseñanzas se encuentra recogida en el Kitab al-mawaqif (el Libro de las paradas –o los estados-). Abdelkader fue iniciado al menos en tres cofradías: la Qadiriyya en Argelia, la Naqshbandiyya y la Shadhiliyya, logrando un gran conocimiento de la mística musulmana. Llegó a sostener, en la línea de su antecesor, que las criaturas son epifanías de Dios (lo que implicaría que Dios necesitaría de sus criaturas para manifestarse).

“No dejo de estar, a propósito de mí mismo, inmerso en la locura y la admiración. En mí está toda la espera y la esperanza de los hombres. Para quien lo quiera en el Corán. Para quien lo quiera en el Libro discriminador. Para quien lo quiera en la Torah. Para otro en el Evangelio. Para quien lo quiera en la mezquita en la que ora a su Señor. Para quien lo quiera en la sinagoga. Para quien lo quiera en la campana y en el crucifijo. Para quien lo quiera en la Kaaba cuya piedra besa piadosamente. Para quien lo quiera en las imágenes. Para quien lo quiera en los ídolos. Para quien lo quiera en la vida retirada y en solitario. Para quien lo quiera en el merendero en el que se bromea con las queridas… ¡Ay! si me viniese a buscar aquel que quiere conocer el camino; y si los cristianos y los musulmanes me escuchasen, haría cesar su antagonismo y se convertirían en hermanos tanto en el exterior como en el interior”.

jueves, 6 de agosto de 2020


"El individuo sin conocer su verdadera ubicación general, encontrará que se halla agobiado e insatisfecho. Cuando uno conoce su contexto global, puede ir analizando su éxito. Para estudiar un objeto es necesario prestar atención al lugar que ocupa en la estructura general. Al tomar en cuenta la existencia como un conjunto que incluye lo detectado mediante nuestros sentidos o concebido con nuestras mentes, se distingue que no todas las cosas pertenecen al mismo nivel. Para comprender la verdadera naturaleza de cada cosa, uno debe reconocer estas diferencias. Cuando se examina algo, se debe determinar primeramente si es un todo o una parte. Si es una parte, se debe emprender la búsqueda general; si es una causa, identificarse su efecto; si es un efecto, su causa. Si el concepto es limitado, se deben ubicar sus límites. Los elementos que pueden parecer superfluos no deben ser ignorados, sino cuidadosamente considerados, tal como enseñan los sabios. Este libro es una base de los conceptos teológicos generales que se encuentran en el Talmud.

“El Camino de Dios” (Derej HaShem) es el camino revelado a sus profetas y su Torah por parte de Dios.

Dios creó y continúa creando todo lo existente. Lo único que conocemos de Él es su perfección. Por la tradición legada por patriarcas y profetas, Israel lo aprendió de la revelación del Sinaí, hasta el día de hoy. Dios es imposible que deje de existir.

El alma humana tiene muchos poderes como la voluntad, la imaginación, la memoria, teniendo cada uno sus dominios. Mas en Dios estas funciones no están diferenciadas. Él tiene voluntad, es sabio y es capaz. No obstante, su verdadera existencia es una unidad; es decir, todo perfección. En virtud de su naturaleza, es imposible que su esencia no incluya toda perfección. Sin embargo, aceptando que la verdadera naturaleza de Dios no puede ser aprehendida, la existencia y su esencia no pueden ser compatibles y, por lo tanto, no se puede establecer paralelismo entre ellas. Sólo un Ser debe existir con esta esencia perfecta y, por lo tanto, todas las demás cosas Él tiene la voluntad de que existan, dependiendo de Él y no teniendo una existencia intrínseca.

Aun cuando las cosas creadas no pueden emular la perfección de Dios en sí mismas, el hecho de que puedan apegarse a Él, les permite tomar contacto con dicha perfección. Para asemejarse parcialmente a Dios, es al menos necesario que esa criatura gane la perfección que su esencia no le ofrece y evite los defectos de su naturaleza.

Dios decretó en la creación perfección y defecto. Creó a la criatura para ganar perfección y evitar el defecto. Esta criatura se encuentra entre la perfección y la deficiencia, producto de la iluminación y la ocultación.

La criatura destinada a apegarse a Él, está llamada a ser lo principal de toda la creación. Todo lo demás es simplemente un apoyo para lograr dicha meta. Los elementos de perfección son sus poderes intelectuales y características. Las cosas materiales y malas características, los elementos de deficiencia.

El hombre es la criatura creada con el propósito de apegarse a Dios. No obstante, el hombre debe ganar esta perfección a través de sus elección y voluntad.

Por eso, que esto fuera librado a su elección, sus inclinaciones entre el bien y el mal, y no esté obligado a ninguna de ellas. Por esto, el hombre fue creado con ambos instintos: el bueno (Ietzer Tov) y el malo (Ietzer Ra), teniendo el poder de inclinarse en cualquier dirección.

El hombre estaría constituido por dos opuestos. Su alma pura espiritual y su cuerpo oscuro material. Cada componente tiene tendencia a su propia naturaleza, inclinándose el cuerpo hacia lo material y el alma hacia lo espiritual. Y ambos están en constante lucha. Si prevalece el alma se eleva el cuerpo también y, consecuentemente, alcanza el destino de su perfección. Si, por el contrario, deja que lo material prevalezca, humilla su alma, inmerecedor de la perfección, y Dios lo rechaza.

Dios decretó dos períodos distintos: uno de trabajo y el otro para recibir nuestra recompensa. Nada debería existir que otorgue una inapropiada ventaja a lo material ni tampoco a lo espiritual. El verdadero propósito para el hombre adquiera la perfección a través de su esfuerzo.

En el período de recompensa es conveniente que impere sólo el alma y que lo material quede totalmente subordinado a ella. Por esa razón fueron creados dos mundos: este mundo (Olam Hazé) y el Venidero (Olam Habá).

El género humano ha sido radicalmente modificado como resultado del pecado del primer hombre, transformando muchos detalles y teniendo muchos efectos. El alma tiene la función esencial de purificar el cuerpo y elevarlo paulatinamente. El primer hombre, cuando pecó, motivó así las carencias actuales, de tal manera que se volvió más difícil obtener la corrección de lo que era anteriormente. Al principio fue muy fácil para el hombre conseguir perfección; pero, cuando pecó, provocó el mayor oscurecimiento de la perfección. El hombre se convirtió en la causa del mal que existía en él, resultándole cada vez más difícil obtener la perfección.

El hombre debe regresar a la situación previa al primer pecado. A partir de entonces podrá elevarse de ese estado al nivel de perfección. Actualmente, el hombre y el mundo, habiendo aumentado el mal, deben atravesar una etapa de pérdida. El hombre debe morir y todo lo corrupto ser destruido. El alma no puede purificar al cuerpo hasta que muera y se deteriore, y vuelva a surgir una nueva estructura en la cual pueda entrar el alma y purificarla. Ésta es la idea de la Resurrección de los Muertos.

Análogamente, el mundo entero deberá ser destruido y luego volverá a ser renovado.

El cuerpo y el alma deberán permanecer separados hasta que llegue el momento en que vuelvan a reunirse. El cuerpo retornará, descomponiéndose (“Tierra eres y a la tierra volverás” –Génesis 3:19).

Un alma meritoria sólo deberá esperar lo que habrá de ocurrir con el cuerpo. El cuerpo finalmente será restituido de manera que el alma pueda regresar a él. Por eso, Dios preparó el Mundo de las Almas, donde las almas puras permanecen en estado de sosiego mientras el cuerpo padece. Durante este período, el alma experimenta un sublime deleite. Pero la verdadera perfección será obtenida al reunirse después de la resurrección.

El mundo de las almas influirá a favor del cuerpo posteriormente, durante la resurrección.

El hombre podría alcanzar la perfección después de la muerte, dependiendo de las acciones que hubiera realizado cuando estaba vivo. En este mundo, el único tiempo para adquirir la perfección es antes de la muerte. El cuerpo, durante su vida física, no puede ser debidamente purificado por el alma. El alma fue creada con el propósito de purificar el cuerpo, todo y que cada entidad pierda perfección incumpliendo su cometido. El alma, al entrar en un cuerpo pasajero, podría purificar dicho cuerpo hasta el punto que éste ya no podría ser considerado dentro del género humano; sin embargo, Dios lo impide por decreto, limitando su poder al quedar prisionera hasta el grado requerido por el plan superior.

Según el alma continúe realizando buenas acciones, debería resplandecer, purificando así su cuerpo. Pero, el mismo decreto la mantiene atrás, hasta que llegue al Mundo de las Almas. Cuando el alma se una con el cuerpo tras la resurrección, ya no volverá a estar restringida, experimentando el cuerpo una gran purificación.

Cuando nacemos, lo material domina en el hombre, siendo muy grande su influencia. A medida que la persona va creciendo, su mente se fortalecerá solamente si lo hace con sabiduría, esforzándose en superar su naturaleza física y manteniendo sus deseos refrenados, para obedecer al intelecto.

Lo material se ubica en el polo opuesto de todo aquello que nos acercaría a la santidad divina. Aunque el alma es intrínsecamente pura, tan pronto como entra en el cuerpo físico, se ve divorciada de su verdadera naturaleza, siendo sometida por una fuerza que la reprime.

Cuerpo y alma, aun cuando se distancian con la muerte, se trata de una separación temporal hasta la resurrección. El alma debe trabajar para debilitar el poder oscuro de lo material; el cuerpo, entonces, podrá comenzar a elevarse junto con el alma. Exactamente lo contrario a la condición humana actual, donde el alma es deprimida por el cuerpo. El hombre debe hacer todos los esfuerzos para fortalecer su alma contra lo material.

A causa de su composición, el hombre se ve obligado a involucrarse con mundanas ocupaciones, siéndole imposible vivir sin comer o beber o tener propiedades para sustraerse de sus necesidades. Así obligado a atender lo material, necesitará desarrollar una inmensa lucha si quiere elevarse.

Dios ordenó las cosas para que el hombre pudiera obtener la elevación a través de sus actividades mundanas, pues en virtud de su gran bajeza puede lograrse una mayor luminosidad. Cuando transforma oscuridad en luminosidad, puede entonces obtener gloria sin par. Cuando el hombre obedece a las limitaciones ordenadas por el Creador, sus actividades se convierten en actos de perfección.

Si no fuera porque el hombre ha de morir por decreto, el alma podría iluminarse completamente y purificar su cuerpo en vida. A causa del decreto, esto no puede realizarse en una sola fase. De todos modos, el alma es fortalecida con estas observancias y el cuerpo purificado, aunque esa potencial purificación no pueda llevarse al acto más que a su debido tiempo.

El hombre debe entender que no fue creado sino para apegarse a su Creador, conquistar su mal instinto y oponerse a su deseo físico y sus inclinaciones. El uso del mundo por el hombre no debe incluir nada prohibido por Dios, no satisfaciendo sus inclinaciones materiales o deseos superfluos meramente. El hombre puede obtener una verdadera excelencia, cumpliendo todos los preceptos, cuyo verdadero objetivo es ahuyentar el pecado, meditando la grandes de Dios y su profunda pequeñez, debiendo sobrecogerse. El amor y el temor a Dios son poderosos medios para purificar la oscuridad de la materia. Así como el estudio de la Torah, a través de su comprensión. Y es que las palabras de la Torah tienen la propiedad singular de causar perfección en aquellos lectores imbuidos por la santidad y la pureza. Con su estudio pueden alcanzarse secretos y misterios contenidos en ella, integrando un cierto grado de los más altos niveles de la perfección en su alma.

La medida de la perfección es relativa a la cantidad de luz que reciba. Ocurre lo contrario cuando Su Luz es escondida. Y es que no es a Dios debida dicha privación, sino al propio individuo, puesto que cada acto pecaminoso lo aleja de Dios" (Moshé Jaim Luzzato).


domingo, 2 de agosto de 2020


El abandono de los cuatro apegos es el nombre de un célebre consejo de práctica del Budismo de la escuela Sakyapa, que Satchen Künga Nyingpo recibió directamente de una visión de Mañjuśrī, a principios del siglo XII: “si estás atado a esta vida, no eres un practicante espiritual; si estás atado al samsâra, no has hecho ninguna renuncia; si estás atado a tus intereses personales, no tienes el espíritu de Despertar; si todavía te aferras a las cosas, no tienes la Visión”. Este consejo sirve como recordatorio cotidiano de la práctica justa, como estímulo para renunciar a los apegos mundanos que constituyen un obstáculo para la vía espiritual.


                                          

En el libro de Esther (1,10) se cita al eunuco Abagta junto a otros seis, con el fin de conducir a la reina Vasti ante la presencia del rey Asuero, lo que nos indicaría que estos siete eunucos habrían simbólicamente sido los centros espiritualizados del cuerpo del rey, con la facultad de mediar con su fuerza vital. Posiblemente, relacionado con el Árbol de la Vida de la Cábala, vinculándose a las siete sefirot por debajo de Atsilut o Mundo de la Emanación.




Ab es el quinto mes religioso judío (entre julio y agosto), en cuyo noveno día se celebra el ayuno y luto nacional, conmemorándose las dos destrucciones del Templo de Jerusalén (586 aC y 70 dC).


domingo, 19 de julio de 2020



El halcón o gavilán, según Horapolo, simbolizaba la divinidad del dios Horus, unificador de las Dos Tierras, desplegando sus alas al viento y sobrepasando así a cualquier otra deidad. En la Biblia, Job ya lo citó por su capacidad de vuelo, además de simbólico de la sabiduría divina (Job 39:26).
Horus fue representado en el antiguo Egipto con cabeza de halcón o como sol con alas de halcón, velando por ritos y leyes en puertas de templos y palacios. Hijo de Osiris, fue escondido por su madre y puesto al cuidado de Thot, dios del viento, donde Horus encontró la debida protección hasta asumir la tarea de vengar la muerte a su padre a manos de Seth. Horus deviene el Ojo del Sol regio y primigenio que protege de la desintegración caótica, tras vencer a Seth y exiliarlo al desierto - o inframundo como chacal o cocodrilo, cuál fuerza primitiva desviada de su objetivo divino -.
René Guenon recordó que, en hebreo, Seth significa “fundamento” como sustantivo masculino pero, también, “tumulto y ruina”, como nombre femenino; así pues, el doble aspecto de creación y destrucción (como Shiva en el Hinduismo) es lo que debe pretender aunarse.
Ya Plutarco, en una clara alusión a Horus, indicó que existe una relación no visible entre las cosas del cielo y las del Hades (ieros en griego estaba relacionado con un Templo consagrado a los dioses y que estaría igualmente relacionado con el hueso sacro de nuestra columna vertebral). El tronco del Árbol es el Eje o escalera que une lo de arriba con lo de abajo y que hemos de recorrer con la ayuda de Thot -o Hermes griego, Dios de los caminos-. La columna vertebral, a su vez, se haya relacionada con el Árbol de la Vida que une cielo y tierra (el Sol y la serpiente) o Árbol del Bien y del Mal, que realmente sería el mismo árbol y cuyos frutos son solares (como las manzanas del Jardín de las Hespérides).
Según el Libro de los Muertos, Horus media entre nuestra alma y Osiris. Y es que el adepto ha de “sobrepasar” su propia finitud caótica y múltiple, y poder renacer así a una manifestación superior. Y ello ha de conducir a una purificación de nuestra alma, aislándola de todo aquello ajeno a su naturaleza, dejando de lado la corrupción y sus impurezas, destruyendo toda inmundicia u obstáculo a nuestra pureza divina (como otrora pregonaran las purificaciones osiríacas) y, así como en el cielo hay halcones y en la tierra hay serpientes, lo terrenal y sobrenatural veamos aunar debidamente al reintegrar a los opuestos (símbolo del Caduceo de Hermes).
La inmortalidad que nos sugiere Horus, definida en el Ave Fénix, tendría un doble acopio simbólico en la copa del Árbol de la Vida ( “la luz de Horus, el hijo de Osiris, es verde”), pero también en el simbolismo de la serpiente (que regenera su piel como el Dragón que protege el tesoro con su propia sangre -tesoro que tiene en sí la vida-) que curiosamente también habita las raíces de ese mismo Árbol. Cabría recordar la leyenda de San Jorge y el Dragón, donde el héroe ha de matar a la bestia que dormita en la cueva para verter una sangre que deviene rosa mística (máxima Rosacruz) o llave que da acceso a la estancia donde se encuentra la doncella o el tesoro.
Y ese tesoro de inmortalidad deviene tras enterrar (en la tierra donde se halla la serpiente) o incinerar (cuál Ave Fénix) a nuestro ego (estando ambos ejemplos relacionados con la materia del Arte Sacerdotal o alquimia operativa de las Vías Seca y Húmeda, obteniéndose el Cuerpo de Resurrección - llamado también Cuerpo de Luz o Flor de Oro -, mediante el polvo de proyección, a su vez obtenido mediante la Piedra Filosofal). 
Horus, quien habla el “lenguaje de los pájaros” aleccionado por Thot, según el Libro de los Muertos es quien acompaña a Anubis en la Sala del Juicio como Psicopompo, junto a la balanza que pesará nuestro corazón. Aquí, el avizor ojo de Horus será el de la contemplación, tercer ojo del que puede decirse “el ojo con el que veo a Dios es el mismo con el que Dios me ve a mí”.



Aaron, el Joven fue un rabino del S.XIV que recogió la obra de Abn Issa Ispahan, exponiéndola en su libro “El árbol de la vida” (1346). Integrante del movimiento caraita, indicó la necesidad de abandonar los ritos tradicionales judíos, con el fin de encontrar un nuevo valor al Judaísmo, en detrimento de las enseñanzas talmúdicas.



Aaru era una campiña de ofrendas o bendiciones (también llamada de Iaru, Aalu, Yaar o Yalu) situada junto al río Aar, cercada por una muralla de hierro y franqueada por varias puertas, que los Textos de las Pirámides situaban en la región del norte (donde se hallarían las estrellas circumpolares), hogar de las almas elegidas. Literalmente, indica el Papiro 729 c-e “Pon tu morada en la Campiña de las Ofrendas, entre las estrellas imperecederas”, cual campo eternamente fértil –o de juncos-, donde Osiris residiría; también denominado “Campo de Ofrendas” (Sejet Hetep en egipcio antiguo), también habría sido morada de Ra Hor-Ajti, Set u otros dioses. A través de Aaru, sólo podían transitar aquellos espíritus cuyos actos en su vida terrenal pesaran lo mismo que el Maat (la pluma representativa de la justicia cósmica), debiendo entonces asumir numerosas pruebas a través de los conocimientos -y palabras mágicas, registradas en el Libro de los muertos- adquiridos en vida, así como la ayuda de los parientes aún vivos; por ello, se aseguraba al difunto la conservación de su cadáver para que volviera a utilizarlo su “Ka” como morada, así como se le suministraba alimentos y bebida, rezos y sacrificios para su sustento y salvación, respectivamente. E, igualmente, se le inscribían rollos de papiro con capítulos del Libro de los muertos entre los vendajes de su momia, para preservar su recuerdo.



Aaron fue el hermano de Moisés y Miriam. Su figura estaría relacionada con el plano de la mente, pues Aarón permitió construir el becerro de oro (Ex 24,14), al igual que la mente puede instruirse en lo material, al abandonar la perspectiva espiritual; en cambio, Moisés representaría la mente abstracta, alejada del pensamiento racional e incapaz de trasmitir las verdades más profundas. Quizás por ello fuese Aaron quien expresaba fonéticamente la voluntad de Dios (Ex 32,24). Igualmente, Aaron utilizó una vara de almendro que floreció milagrosamente en el Sinaí. Dicha vara podría relacionarse con la columna vertebral y la fuerza vital que, siendo dirigida adecuadamente (“en el desierto”, cuando la persona se aísla del mundo), hace ascender la fuerza vital divina.




La letra A es la primera del alfabeto griego y latino –así como de muchos modernos-. Igualmente, es la primera letra del vocablo sánscrito Aum (Om). Los alquimistas designan con “a” a la Piedra filosofal; y la doble “aa”, designaría a dos – o más – elementos que entrarían en una amalgama en igual proporción. En Cábala, es la unidad colectiva, y Aleph posee un valor numérico equivalente a la unidad. Para el cristianismo, alfa era la letra que simbolizaba la perfección, principio de todas las cosas. Según el Apocalipsis de San Juan: “Yo soy alfa y omega, el principio y el fin” e igualmente relacionado con el Cristo. En el Islam, el primer Nombre divino es Allah.

viernes, 19 de junio de 2020


"No podemos olvidar que la palabra creadora puede hablarnos a través de nuestros sueños. Están los textos sagrados de las tradiciones y están los textos sagrados de la noche. Durante la noche, el verbo creador crea símbolos e imágenes que no son para nosotros explicaciones del mundo, pero que pueden dar sentido a nuestra existencia. Sentimos que en el sueño existe un sentido, que es siempre mucho más rico de lo que podemos decir de él. Y que puede ser para nosotros algo así como un maestro interior para hacernos ir más lejos" (Jean-Yves Leloup). 

miércoles, 3 de junio de 2020


"¿Quién oirá su voz?
El que es de corazón puro; quién es gentil, compasivo e infinitamente paciente;
Quien devuelve la mansedumbre por la ira, el amor por el odio, el perdón por el abuso y el silencio por la condena.
Vístete, pues, con el manto de la humildad;
Reconoce tus errores,
Incluso tus pecados más profundos,
así confesándote,
encontrarás el Camino del Amor,
y encontrando el Amor encontrarás al Maestro;
Y encontrando al Maestro estarás en reposo.
Negarse a sí mismo;
Sométete a ti mismo;
Conquístate a ti mismo.
No te apartes de ti buena voluntad;
Estar en paz con todos, sí, incluso con las bestias,
así la Verdad más alta tendrá su morada dentro de ti;
A ti se te revelará el corazón del Maestro;
La tristeza, el sufrimiento, el miedo y la duda huirán lejos de ti,
y el conocimiento de la inmortalidad llenará tu corazón de paz" (James Allen).

“No hay mayor peligro que tomarnos en serio, viendo las cosas trágicamente. La idea de coacción hacia nosotros mismos –y los demás- encierra el germen de la violencia y de la muerte.
Todo nacimiento, toda realización se hace desde el interior. La Cristiandad yerra porque no cree en la sorprendente enseñanza del Cristo Rey. Debemos transmutar y no constreñir; he aquí el secreto.
No se trata de luchar para volver a nacer; es una lucha de amor por morir. Los cristianos predican la muerte de Cristo, pero ninguno es realmente consciente del misterio de la resurrección. El Cristo muerto en la Cruz es el mismo que resucita gloriosamente. El error es buscar la resurrección antes de haber pasado por la muerte del mundo; de ahí, el orgullo de los buscadores de Satán, quienes quieren recibirlo todo sin dar nada, como Gilles de Retz o M. Jolliot-Curie.
Vale más buscar a Dios sin ocuparse de lo demás, aunque lo demás se ocupe de nosotros. Es sencillo, se nos pide que no nos agitemos y que dejemos a Dios hacer. El espíritu sopla donde quiere y hace falta una fe lo suficientemente fuerte como para tener únicamente esperanza en la Providencia divina, a pesar de todas las apariencias contrarias. Todos quieren hacer algo, pero ninguno quiere dejar hacer a Dios. Ese es todo el drama de la humanidad desviada que insiste en agitarse inútilmente en este mundo transitorio. Copiar el discurso de Jesús sobre las preocupaciones, en Mateo VI, 24-34; es simple, eficaz y verdadero (En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su lujo, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.").
El verdadero hermetismo es tan cristiano como musulmán o taoísta, etc; está unido a Dios por nuestra propia religión de nacimiento o elección. Cada profeta mantiene viva la revelación, pero siempre es el mismo secreto, aunque los ritos puedan cambiar. El rito de Osiris, por ejemplo, recuerda al rito cristiano de la encarnación divina, misterio de la muerte y resurrección. Jesús mismo fue instruido en su estancia en Egipto. Isis, Osiris y Horus forman una trinidad. Osiris es el Cristo eterno que enseña el camino del retorno al Padre, cuando los hombres se extravían demasiado en el exterior del mundo.
No hemos caído en este mundo para instalarnos confortablemente…” 
(Louis Cattiaux).

martes, 2 de junio de 2020


En el vientre de la ballena, por Federico González.
Me digo que cualquier acción está contaminada. Me paraliza la idea de escribir líneas fútiles en vano. ¿Qué soy? ¿Qué he sido? Esa nada asumida ¿qué significa? ¿Cómo no conocer que uno es sólo un símbolo?
Este sol es más parecido a una piedra que a cualquier otra cosa.
De la radiante soledad del Centro se ha extraído este nuestro mundo, creando así el espacio y el tiempo de los hombres. Esta asombrosa precisión es la ingeniosa rutina de la divinidad. No es nada más que una sucesión de trucos, donde los hombres se reproducen y devoran.
La llave perdida en la gruta de la montaña sirve para un punto en el que se marca la entrada.
A mis casi cincuenta años debo pensar en la vejez. Estoy bastante reventado, necesitando descansar a veces. No podré satisfacer jamás mis deseos. Por fin he comprendido que es imposible poseer.
El fuego arquetípico no quema, pues es una Idea; dependemos de los astros como emisarios del destino.
Existe un pájaro sublime. Hay que buscar su huevo, que has de cortar con una espada llameante.
Aquello que pretendemos ser ha sido aprendido de alguna manera, no es nuestro en absoluto; simplemente, no somos. A esta nada total conviene disimularla ordinariamente, no sea que se note que somos actores, creyéndose roles.
Los hombres son algo potencial, pegoteados en su propio medio. Autocompasión compartida es su propia existencia.
Quien se aburra muchísimo de reincidir en historietas, quizás pueda comprenderé que él es una cosa diferente.
Cómo se abre y expande el naranjo a través de su perfume, así inversamente nosotros. Los hombres estamos respirando mecánicamente, consumiendo existencia, sintiendo en forma condicionada, pensando de manera literal. ¡Deteneos! 
El caballero es un símbolo: un hombre que maneja una bestia. Son fuertísimos los caballos. El caballero y su vehículo son un solo animal jerarquizado. El que ha domesticado sus pasiones ignorantes, está bien dispuesto a aceptar lo que le espera.
Tu nombre es silencio. Tu nombre es no. Inventor de todo lo imaginable y de la imaginación misma.
Las manifestaciones naturales son deidades caídas que comparten nuestra suerte.
La ingenua idea que tengo es la de abandonarlo todo y dedicarme a la búsqueda de la verdad. Las posesiones más esclavizadoras son las mentales, conformando nuestra personalidad, hasta que se descubre que ese dios es el demonio.
Hay tres mundos en este mundo y el conocimiento de los planos ocultos que los conforman, deviene el trabajo del hermético. Son tres los colores graduales de la transmutación. El rojo se asocia a la fe para encarnar el Conocimiento; el verde a la regeneración y el blanco simboliza la plenitud. Del color negro, diremos que se asocia con el No-Ser.
¡Sálvame Señor del condicionamiento que me ha impuesto la burguesía ilustrada!
Nos han convidado a un festín y nos contentamos con las migajas. Pasamos el tiempo entretenidos haciendo morisquetas.
Lo que está implícito en lo horizontal es inmanente en la interioridad de la conciencia; y eso es lo que nos interesa, no el vagabundeo de la encarnación.
Los habitantes del nuevo mundo. Toman conciencia de que deben rescatar una princesa dormida y un tesoro escondido; que es imprescindible matar al dragón, a la serpiente; esos celosos guardianes tienen poderes oscuros que no resisten el ímpetu de los espíritus solares. Se ha desatado la guerra santa en nosotros mismos.
La carta número once del Tarot es la Fuerza, en que una mujer domestica un león. Esa bestia amansada por la princesa es el mismo asno que lleva Jesús hacia Jerusalem. Se trata del gobierno de los elementos materiales, de las pasiones. Deviene el ingreso en los pequeños misterios, simbolizados en la escuadra de los masones. El compás – el círculo-, los grandes misterios.
Más allá del tiempo, la causa obviamente no tiene lugar. Emisarios de otros mundos aprovechan las situaciones de coyuntura o de los mundos astrales para que los espíritus puedan colarse.
Unos abominables espíritus amorfos han venido a perturbarme con sus protoplasmáticas excrecencias, residuos psíquicos que encarnan en un mundo contaminado. Esa basura no tiene poder sobre el mundo que las teme.
El alimento material de los demonios son las ocupaciones de los hombres.
El capitán de las milicias celestes, como la naturaleza, jamás se fatiga. Es el equilibrio y la justicia, no existe nada fuera de él. No tiene par y no cabe otra voluntad que la suya. Optar por ser su subordinado, no es sino hacer lo mejor, dejando atrás lo inexistente.
La fe se vive como lo único que se posee. No tener fe es perder a oportunidad de ser. Nuestra fe nada tiene que ver con la fantasía.
Si os ha llamado el Amo a trabajar, es que la empresa es de la mayor envergadura, digna de los proyectos divinos, donde nuestros egos pequeños no tienen cabida.
Hemos sido condenados a tontera perpetua. Este lugar infrahumano es el infierno, gobernado por el príncipe de este mundo. Arrastrando estamos la maldición de nuestro infantilismo hasta la mansión de Satán, de donde debemos evadirnos inmediatamente.
La idea de que existe una verdad, se va dilucidando a medida que uno se hace mayor y no puede seguir haciéndose el distraído. Entender que todo es un enigma interesantísimo que apenas se comienza a develar, justifica cualquier existencia. El viaje es largo y por etapas. Hay una promesa liberadora y un pacto que compromete por igual a ambas partes.
Todo lo que está en la tierra, puebla los cielos.
La actual patronal nos ha llevado al empequeñecimiento ‘espiritual’ o ambición televisiva. Antaño era nuestro gremio quien gobernaba. Imprescindibles  al hombre, tomando debida cuenta de que esta especie nada sabe. Hoy desplazados, los hombres han supuesto que lo conocen todo. De ahí la simplificación, la vulgarización, la aplicación profana de la Rueda y los horribles deseos perennemente insatisfechos que casi han acabado con los sabios.
Lo invisible es lo más atractivo y verdaderamente conveniente; resulta más raro cuando sabemos que lo hemos tenido desde siempre.
La presencia de seres invisibles detectados sensiblemente son nuestro primer contacto con otra realidad. Otras formas son la imaginación subversiva y la experiencia alucinógena. Zona peligrosísima es la de las primeras intuiciones, azotada por ciertos vientos de locura y el canto de las sirenas, deidades de las aguas inferiores, que amenazan nuestro viaje interno. Es el pálido mundo lunar, área de profundas confusiones. Las primeras destrucciones necesarias para instaurar el hombre nuevo marcan el inicio de la salida del laberinto.
‘No he venido a traer la paz sino la espada’. El Yo ha entablado una lucha contra un millón de egos.
Yetsirah hay que atravesarlo muy cuidadosamente. Sabiendo que nuestra meta es Kether, donde sólo llegarán aquellos que ‘perseveren hasta el fin’.
El héroe y el traidor son una sola persona; somos nosotros. Si se describe la sociedad en que vivimos, no es para criticarla, sino para dejarla definitivamente por hastío.
Una horizontalidad degradada, de idealismo material, culto del ego conforma una personalidad imaginaria.
El séptimo día se descansa; se trata de un día diferente, central en la semana, comienzo y final del ciclo. Un espacio aparte de la sucesión ordinaria y aburrida.
Según el catolicismo, siete son los grados. El bautismo limpia e inicia el paso de las aguas. La confirmación lo reafirma. La purga de la confesión, el tiempo regenera, borrando la culpa y la memoria. Luego con el matrimonio se comprometen los actuantes en la unión a una sola realización suprema, para ser finalmente ‘liberados’ por la extremaunción, cual despertar del último chakra.
Así como se alternan los meses durante el año, lo malo de hoy puede ser mañana bueno y lo que nos sirvió hasta un punto, deviene el enemigo en otro nivel.
Más allá no es fuera, sino dentro. Lo invisible es tal porque jamás podrá verse con los ojos de los sentidos. Confundimos la personalidad con el Yo y creemos que el premio prometido es esta ruindad, esta nada que somos y vemos alrededor. Lo incognoscible no nos es conocido; lo ignoramos todo.
Nuestras concepciones son tan densas como nosotros mismos, que extraemos nuestra personalidad del medio. Un viaje iniciático también es el del pulido de la piedra. En el atanor, lo espeso va quedando abajo y lo etéreo sube.
Si el enemigo es uno mismo, hay que conocerse perfectamente bien para dejar de estar enredándose continuamente.
Zutano, mengano, fulano, perengano o butano contaban historias. Así, todas las historias y la vida nada tienen que ver con todo esto. Padres que luchan y se sacrifican por sus hijos, que a su vez lucharán y se sacrificarán por los suyos, inventando un constante futuro ideal que jamás podrá realizarse, más allá de un mental juego ilusorio que irónicamente llamaremos realidad. Somos una sucesión de esclavos programados, cuya memoria perecerá a poco en el tiempo.
La Rueda es un plano de la realidad que se repite incesantemente. Y la espiral, mostrándonos su salida vertical, alrededor del eje de la esfera, deviene de capital importancia simbólica igualmente. El círculo es el plano del hombre.
Una Tradición unánime asegurada por todas las Sagradas Escrituras es la que debemos pretender asumir. El Cristo interno no ha venido a pedir, sino a reinar.
Lamentablemente se confunde a la humildad con la tontera. El humilde sabe que no tiene nada; el segundo se resigna desde el odio.
Jamás se nos exigirá que demos más de lo que podamos dar.

lunes, 1 de junio de 2020


"No me queda sino callar. O, como es de sano, cuán delicioso es habitar en el desierto para estar en silencio y hablar con Él, con lo dulce que es Dios! De aquí a poco me reuniré con mi Principio y ya no creo que sea el Dios de la Gloria, de quien hablaron los abades de mi Orden, o de Alegría, como creyeron los primeros miembros de la Orden de San Francisco de aquel tiempo, incluso ni siquiera el Dios de la piedad. Dios es tan inconmensurable que nada puede definirlo ni aquí ni ahora. Me deslizaré deprisa en este vastísimo desierto, perfectamente plano e inconmensurable, en que el corazón verdaderamente piadoso sucumba lleno de bienaventuranza. Me hundiré en la Tiniebla divina, en un silencio mudo y en una unión inefable y, en este hundimiento se perderá toda igualdad y toda desigualdad, y en aquel abismo mi Espíritu se perderá a sí mismo, y no conocerá otro igual o desigual; y serán olvidadas todas las diferencias, seré el simple fundamento, en el desierto silencioso en que nunca se aprecia la diversidad, en la intimidad en que nadie se encuentra en su sitio. Caeré en la divinidad silenciosa e inhabitada en que no hay obra ni imagen. Hace frió en el “Scriptorium”, me hace daño el pulgar. Dejo este escrito, no sé realmente para quién, no sé realmente sobre qué; Sigue siendo su nombre la Antigua Rosa mientras los nombres son desnudos"(El nombre de la Rosa, Umberto Eco).

martes, 26 de mayo de 2020


"El que algo sea una realidad 'física', no es el único criterio de verdad. También existen verdades 'anímicas', las cuales no pueden ni explicarse ni probarse, pero tampoco negarse físicamente" (Carl G. Jung). 

sábado, 16 de mayo de 2020


Job en el Zohar
“Hubo un varón en tierra de Uz, llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). 
“El río está agotado y seco” (Job 14:11). En referencia a los dos Templos. El río, que corría y cuyas aguas fluían, fueron interrumpidas y ya no corre como antes. El primer Templo Sagrado fue destruido y el segundo Templo Sagrado se secará.
“De piel y carne me has cubierto” (Job 10:11). La carne del hombre es una vestimenta para su alma, mientras que su forma es su esencia. Donde se diga ‘la carne del hombre’, se trata del hombre interior, la espiritualidad dentro del cuerpo, una parte recóndita. 
“Entonces Él la miró, y la enunció; estableció sus límites y la reveló al hombre” (Job 28:27). En referencia a la Torah. El Santo, Bendito Sea, la observó una vez, dos, tres y cuatro veces, y después la dijo, y después hizo con ella Su obra. 
“Pero si hubiese sobre él un ángel intercesor, uno entre mil que le indique al hombre el camino a seguir” (Job 33:23). Tres son los ángeles que están encargados sobre el hombre que lo merece: “un ángel” es uno, “intercesor” es el segundo y  “uno entre mil” es el tercero.
“He aquí el animal que he creado contigo, él come hierba como el ganado (Job 40:15). La “hierba” es labor del hombre “rectificarla”, mas no así aquella destinada a ser comida para los animales (jatzir). En caso de que el hombre la rectificase, darían semilla (Génesis 1:11 –“dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla”-) y esta hierba (esev) serían los ángeles, haciendo acopio del alimento al fuego santo, rectificándose así el mundo. 
 “Él descubre las profundidades de las tinieblas y hace que la sombra de la muerte salga a la luz” (Job 12:22). Las fuerzas del mal intentan imitar a las del bien, generándose siempre un equilibrio, para que así exista la posibilidad del libre albedrio. A la Santidad hay fuerzas que se oponen. Las kiplot (cáscaras o fuerzas espirituales malignas que buscar castigar a los pecadores en este mundo) que se encontraban dentro de las vasijas de los Siete reyes que, rotas, descendieron a los tres mundos inferiores (la meditación luriana conocida como Tikkun, se basaba en el episodio 36 del Génesis que enumera a los siete reyes de Edom, cual misteriosa referencia a la preexistencia de un mundo anterior al actual. La restitución de dichos reinos primitivos sólo podría efectuarse mediante el tikkun de Luria. Y es que, esa caída sería la repetición desde otro plano existencial, desde la misma Creación reactualizada, en que el Absoluto Infinito derramó en vasijas –Sefiroth-, que acabaron resquebrajadas al no poder contener semejante poder. Dichos fragmentos serían las kiplot resultantes en nuestro mundo caído). Tras el descenso, el Gran Abismo se elevó en la oscuridad, ya que las kiplot se nutren de Maljut. Pero surgió una luz de los niveles supremos, al fortalecerse la Santidad, irrumpiendo en la oscuridad y la desplazó, iluminando las vasijas rota caídas, volviéndose a elevar desde el Mundo de la Creación hacia el Mundo de la Emanación; es decir, la luz de la Santidad descubrió las oscuras profundidades de la kiplot. Dichas “profundidades” serían luces de santidad ocultadas por las propias kiplot (denominadas tzalmavet).
Pero el trueno de sus rigores, ¿quién lo puede comprender? (Job 26:14). Es el lado que proviene del Rigor, en referencia a Maljut que proviene del lado de Guevura.
“Elohim comprendía su camino y conocía su lugar” (Job 28:23). El Eterno Dios, con la costilla de Adán, construyó la Torah oral, asociada a Maljut, el aspecto femenino inferior, en la “que está el camino” asociado a Iesod, para transmitir la abundancia espiritual a los mundos inferiores. El “lugar” es la Torah escrita, asociada al aspecto masculino inferior, en la que hay un conocimiento –Daat-. Y el Eterno Elohim es nombre completo, pues ambos nombres se hacen precisos para rectificarla –en Maljut-; por ello, Maljut es denominada Sabiduría –Jojmá- y Entendimiento –Biná-. Debido a que fue establecida a través del Nombre completo, “El Eterno Elohim”.
“Y pone las aguas por medida” (Job 28:25). Simbólicamente, la cantidad de “agua” que debe caer en el mundo, entre las diferentes sefiroth. Y éstas son las que establecen el mundo, en referencia al aspecto masculino y femenino inferiores; hasta cuando llegan al lado del rigor, quien establece los límites. Aquí se referiría a la Biná, que mide y limita el Jesed que llega a cada sefirah. 
“Del vientre de Quién ha surgido el hielo” (Job 38:29). Todas las aguas del mundo Maljut las absorbe, en referencia a la abundancia que llega a él desde las sefiroth superiores, de la Biná. Pero si sus aguas se congelan a causa de la falta de méritos en el mundo de lo bajo, la abundancia queda atrapada en Maljut. Y “hielo” se denomina a estas aguas sin posibilidad de descenso. 
“El ave de presa no conoce el sendero” (Job 28:7). Lo Alto es un sendero estrecho por el que corre la influencia espiritual de modo permanente, lo que marca la imposibilidad de aprehender la unión espiritual a este nivel. 
“El pequeño y el grande están ahí” (Job 3:19). Lilit está en este mundo. Si los hombres pecan, entonces la luz no llega a Maljut, pues Lilit forma parte de la conducción del mundo, que depende de Maljut, y que sirve para castigar a los hombres. Cuando los hombres pecan, inmediatamente se crea un lugar del que vienen a nutrirse la kiplot, y esto conlleva el mal en los mundos inferiores. Y es importante destacar que estos males no provienen del santo Maljut, pues en él todo es bueno, sino de las kiplot que se apegan y se aferran a lo más bajo de los niveles de Maljut. 
“Una casa de encuentro para todos los vivientes” (Job 30:23). El cementerio en el que todos los mortales se reunirán, dándose ahora una vida limitada. 
“Cuando las estrellas de la mañana estallan en un canto de alegría y todos los hijos de Elohim emiten gritos de deleite” (Job 38:7). Cuando la oscuridad de la madrugada se une a la luz de la mañana, entonces todos los ángeles entonan un cántico bajo las estrellas. 
“Sabrás que hay paz en tu tienda, y te allegarás a tu morada y no pecarás” (Job 5:24). Porque  he aquí que la Presencia Divina viene contigo y mora en tu casa. Y el hombre que demora su camino, debe cuidar de no pecar pues, cuando lo femenino está con él, al reencontrarse con su esposa, para que la Shejiná no abandone su casa, debe allegarse a ella si ésta se encuentra en estado de pureza ritual. 
 “El león viejo perece por falta de presa” (Job 4:11). El león lo es todo, ya que lo Alto y lo bajo se encuentran en él. El león es valiente cuando la valentía de abajo recibe de la Valentía de lo Alto, pero cuando los ríos se apartan y no entran en ella, entonces perece por falta de presa. 
“Como las aguas se van del mar y el río se agota y se seca” (Job 14:11). Esto ocurre cuando los malvados se multiplican en la tierra. La Tierra Santa es el mar que se abrevaba de los riegos de lo Alto. Entonces, el Ein Sof se apartaría de la Biná, y no le irradiara luminosidad, y quedaría seca sin poder otorgar influencia a las sefirot inferiores. El mar se asocia al secreto del aspecto femenino inferior, Maljut, y el río se asocia al secreto del Iesod del aspecto masculino inferior, Zeir Anpín. 
“El que hace temblar la tierra de su lugar y sus columnas temen” (Job 9:6). Lo que ocurre cuando el espíritu supremo se aparta. 
“Como la nube que se desvanece y se va, así el que desciende al Sheol no subirá” (Job 7:9). Aquellos que duermen estando despiertos y pasan por la vida como auténticos sonámbulos, no conocen ni atienden cómo tendrán que comparecer en el Juicio, impurificándose al no abrirse las puertas del palacio de sus almas, debido a sus pecados; descenderán y ya no volverán a subir. 
“En sus santos no confía” (Job 15:15). Mientras se encuentran en vida, El Santo, Bendito Sea, une su Nombre sobre ellos. 
“No se estime el oro y el cristal, ni en su lugar a un utensilio de oro fino” (Job 18:27. Aquel que se dedique al estudio de la Torah, que no reciba un utensilio de oro puro a cambio de ello. 
“El alma de Dios ellos pierden” (Job 4:9). Si la inscripción de El Santo, Bendito Sea, es preservada, nada hemos de temer; mas, si no ha sido así, se separa de nosotros. 
“Dicen pues a Dios: Apártate de nosotros, porque no queremos conocer tus caminos” (Job 21:14). Antes del Diluvio, debido a su tremendo tamaño y altura, los gigantes no temían el juicio de El Santo, Bendito Sea. 
“A la oscuridad pone fin y busca en todos los lugares más profundos, las piedras escondidas en la oscuridad y la sombra de la muerte” (Job 28:3). En la aniquilación, cuando el juicio reina en el mundo, el Ángel de la muerte, la Serpiente, pone fin a la oscuridad que representa la carne y llega a las piedras escondidas en dicha oscuridad, profundizando en el alma para presentar acusación contra el mundo. ). La oscuridad es el Satán, denominado Final, el cual proviene de la dirección Izquierda, donde se ubica la Gevurá denominada Oscuridad. Pues él, el Satán, deambula abajo en el mundo de las personas, para cumplir con la misión encargada por El Eterno: seducir a los hombres y hacerlos pecar. A toda finalidad, el Satán examina cómo concluir y provocar el final de todo, pues todos sus asuntos no son para bien, sino siempre para exterminar e interrumpir, y para generar el exterminio en el mundo. El Satán quiere la destrucción de todas las criaturas.
“He aquí que el temor de El Eterno es la sabiduría, y el apartarse del mal es el entendimiento” (Job 28:28). El alma despierta al hombre con el entendimiento y el arrepentimiento. Entonces el espíritu de ruaj es la voz y el conocimiento –daat-, despertando al hombre con el estudio de la Torah. 
“Del vientre de Quien, surgió el hielo” (Job 38:29). ¿Quién? es como se denomina al firmamento supremo y oculto, correspondiente al Mundo de la Emanación. Por debajo, las siete sefirot restantes son iluminadas por esta tríada, en particular por la Biná. 
“Mas su luz de los impíos es quitada de ellos y el brazo alzado es quebrantado” (Job 38:15). El Santo, Bendito Sea, hizo una luz cuando creó el mundo y está escrito: “Y vio Elohim que la luz era buena” (Génesis 1:4). Y esta luz guardada (Or haGanuz) es la ‘luz primordial’ o ‘luz misteriosa’, pero que en realidad es la ‘luz guardada’. ‘Su luz’ se refiere a Nimrod y sus hijos, entre ellos Abraham, quienes eran su luz. Cuando Abraham partió, los dejo en completa oscuridad, quebrantando el brazo alzado de Nimrod. Cuando El Santo, Bendito Sea, vio que el mal se establecería en el mundo, reservó la luz que estaba presente al principio para los justos en el mundo venidero. 
“Mas ahora ya no se puede ver la luz esplendente en los Cielos, luego que pasa el viento y los limpia” (Job 37:21). Cuando El Santo, Bendito Sea dijo a Abraham. ‘Vete por ti de tu Tierra, de tu lugar natal y de la casa de tu padre’. La luz de lo Alto es la luz esplendente de los Cielos; el viento pasa y los limpia fue el arrepentimiento de los lugares tras la marcha de Abraham. 
“Por causa de las almas de los justos, con quienes se aconseja mi Dios, serán exterminados” (Job 4:9).  Ya que El Santo, Bendito sea, no aplicará su juicio sobre los malvados hasta aconsejarse con el alma de los justos. 
“Como la sombra de nuestros días sobre la Tierra” (Job 8:9). Nuestra vida ha de transcurrir como la sombra de un pájaro volando. 
“Pasaron con barcos por el río torrentoso” (Job 9:26). Existen todo tipo de almas, ya sean santas o malvadas; y estos barcos la Serpiente navega.
“Una Tierra en penumbras como la oscuridad” (Job 10:22). Es el infierno en la Tierra. 
“Mas su carne sobre él le dolerá, y su alma sobre él hará duelo” (Job 14:21). Tras la salida del alma, trascendida la vida humana, ésta visitará durante siete días a su cuerpo, haciendo duelo por él.
 “Hizo explotar un torrente de Su fuente y lo arrojó sobre lugares olvidados donde el pie no pasa; son arrancados de los hombres, alejados (Job 28:4). El pecado de Sodoma y Gomorra fue tan grave que sufrió el castigo de El Santo, Bendito Sea, por causa de ello.
“Porque Él observa los extremos de la Tierra, ve todo debajo de los Cielos” (Job 28:24). ¡Cuánto deben esforzarse los hombres en el estudio y cumplimiento de la Torah! Porque todo aquel que se esfuerza así, El Santo, Bendito Sea, se ensalza por él en lo Alto y en lo bajo, ya que la Torah es un árbol de vida para todos aquellos que se ocupan de ella en este mundo y el venidero. 
“Acaso hay coto para sus campamentos” (Job 25:3). Gran cantidad de encargados y enviados tienen los justos para protegerlos. 
“Y él  -el ángel encargado- hace girar por ciertos motivos los mecanismos por los cuales llueve, de acuerdo con sus designios para poner en funcionamiento, todo lo que El Eterno ordene sobre la superficie de la Tierra” (Job 37:12). De acuerdo con los buenos actos, los ángeles sagrados hacen llegar la lluvia de la bondad o, en base a las malas acciones, transformar las nubes por el Juicio y el Rigor. 
“Él espero a Job con palabras” (Job 32:4). Aquellos que son puntillosos con la palabra de la sabiduría, y la aguardan para conocer la palabra con claridad, conocen a su Señor, ya que no se conforman con la Torah superficialmente, aunque ello les suponga gran cantidad de intentos y repasos. Estos son en quienes su Señor se enaltece cada día e ingresan entre los ángeles supremos santos.
 “No he tenido paz, no obtuve silencio, ni estuve reposado; no obstante, me vino turbación” (Job 3:26). La vida del justo es de permanente lucha y enfrentamiento contra las malas inclinaciones, ya que él aprehende este mundo como un lugar pasajero en el que debe perfeccionarse y trabajar sus cualidades personales, lo cual lo conduce a una labor de constante esfuerzo y crecimiento. El Mal Instinto busca precisamente hacer caer a aquellos que intentan acercarse a Dios y a los que aspiran a recorrer un camino espiritual. La turbación es ese Mal Instinto que intenta detenerlo trayendo sobre él pruebas y sufrimientos.
 “Por sueño, en visión nocturna, cuando la profunda somnolencia cae sobre los hombres, cuando se adormecen levemente sobre el lecho, entonces revela al oído de los hombres, aterrorizándolos con sus avisos” (Job 33: 15-16). Se trata de un consejo en primera instancia, y si sus actos no son corregidos, entonces El Santo les envía sufrimientos para ayudarlos a retornar al buen camino. Cuando nos acostamos, debemos rezar el Shemá Israel para que los sueños sean puros y claro, y solicitar piedad, porque cuando el alma sale de nosotros, deambula en lo Alto, cada uno de acuerdo a su camino. 
“Piedra, penumbra y sombras de muerte” (Job 10:22). Satán es también llamado ‘piedra de traspié’, puesto que con ella tropiezan los pecadores. Y ella existe en esa Tierra cuya oscuridad es como la de la penumbra, Residencia de las Kelipot, las cáscaras. 
“Si tuviese sobre él un ángel defensor, de entre mil, que anuncie al hombre su rectitud y lo agracie y diga: que lo libren de descender al sepulcro pues he hallado rescate” (Job 33: 23-24). Ese ángel entre mil es el ángel encargado junto con él, al lado izquierdo, es decir, el Mal Instinto. Si ese ángel enseña mérito acerca de la persona, entonces desbarata el juicio y se salva de descender al Guehenóm. Y es que, por la costumbre del Satán cuando asciende a lo Alto y acusa al hombre, tomando permiso desciende y mata al hombre; por ello, si el hombre marcha por el camino de la verdad, el camino de la Torah, ese Mal Instinto se le transforma en un esclavo. Quien se comporta con humildad, el Mal Instinto transformado en su esclavo, entonces asciende y se transforma en un defensor para él, mencionando sus méritos.
“Por tanto, varones de sabiduría, oídme: lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad. Porque Él pagará al hombre según su obra, y le retribuirá conforme a su camino” (Job 34:10-11). Sobre los sufrimientos de los justos, El Eterno prueba y desafía a quienes más ama, para que puedan expiar y crecer, elevándose espiritualmente, pues ¿cómo habría de elevarse el individuo abandonado a la plácida comodidad y al absoluto bienestar? Por ello, quebranta su cuerpo y aplaca su dominio para que el alma pueda ejercer su dominio. Y entonces, la persona se aproxima a Él con amor, como corresponde al alma que ejerce su dominio, y el cuerpo se debilita. De hecho, el justo requiere de un cuerpo débil y un alma poderosa con la que sobreponerse con fuerza a las dificultades y pruebas, y así purificarse y elevar su nivel espiritual. 
“¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular cuando alababan todas las estrellas de la mañana, y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:6-7).  Cuando la noche finaliza, todos los ángeles del flanco Sur y todas las estrellas de la luz se regocijan, cantando hasta que asciende la mañana, en referencia al flanco de la izquierda, de la Gevurá, y son incluidos en el flanco de la derecha, ubicándose ángeles frente a ángeles, y entonces la mañana alumbra.
“Y los Cielos no fueron depurados ante Sus ojos” (Job 15:15). Los Cielos no fueron depurados y rectificados de una sola vez. El Mundo Venidero, el Mundo supremo, la Biná, hace surgir luces esplenderosas cada día y día, sin interrupción; y, por Su amor hacia los Cielos, como quiere siempre perfeccionarlos y depurarlos más y más, Jacob existe para iluminar al mundo, cual aspecto masculino inferior, asciendiendo hacia la Biná y haciendo surgiendo de él todas las luces. 
“Y Él otorga la paz, y quién hará temblar, y cuando aparta Su rostro, quién lo atenderá, ya sea sobre un  pueblo o sobre un individuo” (Job 34.39). Pues todo depende de Él solamente. 
 “Entonces vio y la contó, la dispuso y también profundizó en ella (Job 28:27). El Santo, Bendito Sea, hizo al hombre para que mereciese comprender la Sabiduría de El Eterno y, a través de esto, mereciese Su Gloria suprema, y servir ante Él siempre a través del cumplimiento de los preceptos de la Torah y para que se esfuerce en el estudio permanente de la Torah, día y noche. 
“Un sitio de zafiro son sus piedras” (Job 28:6). Cual piedra de zafiro que ilumina hacia toda dirección, indica que el aspecto masculino inferior iluminó a Maljut a través de su luz. 
“Cuando reza a Dios es aceptado” (Job 33:26). Ser aceptado se relaciona con el término de la voluntad, es decir, que Dios acepta voluntariamente los ruegos de quien se los ofrece y, por ello, es así aceptado en lo Alto y también en lo bajo. 
“Y evitará de los malvados su luz” (Job 28:15). Cuando el Sol fue creado iluminaba de un extremo al otro del mundo. Mas, cuando El Eterno observó en la generación de Enosh y en la generación del Diluvio, y en la generación de la División, la de la Torre de Babel, y en todos a esos pecadores de cada generación y generación, guardó la luz. 
“Porque con una tempestad me aplasta” (Job 9:17). En referencia al Creador, el cual es aprehendido por Job debidos a las terribles desgracias, como si de un enemigo se tratase. 
“Como una nube se desvanece y se marcha, así el que descienda al Sheol no subirá” (Job 7:9). Las puertas de la muerte y de la profunda oscuridad son del Otro Lado, grados conocidos que ejercen su dominio sobre el mundo. Puertas de la muerte, puertas de la oscuridad profunda; ésta femenina y ésta masculina, cuando en realidad son una sola. 
“Acaso existe un número para sus huestes” (Job 25:3). Debido a que el oculto número de ángeles es incontable. Alamot, las doncellas, son incontables.  No hay número para contar las legiones de ángeles celestiales que entonaban el cántico a El Santo, Bendito Sea. Ahora bien, ¿por qué razón se denomina a esos ángeles ‘alamot’? Y la respuesta no es sino porque no tienen cuenta y número. Pues la expresión alamot significa también ocultación-elem-, dado que su número es oculto.
“Tierra, de ella surge el pan” (Job 28:5). Hasta que Israel no salió de Egipto y se le hizo probar el pan en el Éxodo de esa Tierra, simbólicamente no conocieron sobre los asuntos de lo Alto. Esa Tierra de Vida es la Shejiná que, a diferencia de las Klipot cuáles tierras inferiores, nutre y mora en lo Alto. 
“Ningún humano conoce su valor” (Job 28:13). Puesto que la Sabiduría suprema es la oculta de todo lo oculto, no encontrándose revelada. 
“No quita Sus ojos del justo; con reyes sobre el trono Él los sienta para siempre, y ellos son engrandecidos” (Job 36:7). Cuando los pecadores no gobiernan el mundo y son eliminados del mismo, entonces el justo, el Iesod, ejerce su dominio sobre el mundo. 
“He aquí a Behemot que he hecho” (Job 40:15). En referencia del Shor Habar, parecido al Leviatán de la especie de Najash Hakalatón, en alusión a los reinos denominados Behemot y Leviatán, a quienes matará El Eterno en un futuro. 
“Porque cosecha los montes le harán crecer” (Job 40:15). En referencia a la comida del Shor Habar. 
“Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo regresaré allí” (Job 1:21). Dijo Job a pensarse que no le quedaba ya vestimenta con la cual revestirse en este mundo. 
“Una tierra oscura…sombras sin orden y su brillo es como la penumbra” (Job 10:22). La oscuridad es el Guehenóm, pues antes de crearse el mundo, el Guehenóm ya estaba reservado para los malvados. 
“Mas su carne sobre él le dolerá y a su alma sobre él hará duelo” (Job 14:22). Durante los primeros siete días tras la muerte, nuestra alma deambula de su casa a su tumba y de su tumba a su casa, haciendo duelo por el cuerpo que abandonó, siendo afligida nuestra alma con un duro juicio. Sufrirá castigos y rectificaciones, hasta ser determinado su “sitio espiritual”, de acorde a los actos realizados en esta vida. Tanto en estos primeros siete días (shivá) como los primeros treinta (shloshim), el alma irá atravesando diversos estados espirituales. 
“¿Acaso hay número para sus huestes?” (Job 25:3). Muchos son los juicios conocidos vinculados con la alabanza, la Biná, y muchos campamentos los vinculados a ella. 
“El oro no se le igualará, ni el diamante, ni se cambiará por alhajas de oro fino” (Job 28:17). Gracias al comportamiento justo de José resplandecieron sus brazos como piedras preciosas supremas, lo que le llegó desde el Supremo Poder de Jacob, es decir, del Jesed y la Gevurá. 
Igualmente, en el secreto de la sabiduría, la casa de un hombre es su mujer. Si se trata de una mujer del bien y del mal, que a veces es buena y a veces mala, y él desea cambiar una mala por una buena, ha de redimirla de ese mal y darle a ella su valor. A propósito de una mujer del Árbol de la Vida está versado este dicho: “la mujer virtuosa es corona de su marido; más la mala, como carcoma en sus huesos” (Proverbios 12:4). La mujer virtuosa se trata de la Shejiná y aquel que por medio de ella es bondadoso recibirá una recompensa inestimable y aquel que peca hacia ella recibirá un castigo inimaginable. Ella tiene muchas doncellas a su servicio y todas y cada una de ellas tiene gran valor y precisa de un rescate. Pero una Neshamah, un Ruaj o un Nefesh desheredados de la Shejiná no precisan redención. Su redención depende de El Santo, Bendito Sea, e Israel que la atrajo mediante la atadura de los Tefilin, con la celebración del Shabbat y demás días festivos, con la marca de la circuncisión, con la Torah y con muchas Mitzvot. El divorcio de una mala mujer es cual alejamiento de la Mala Inclinación, para así desencarnar y poder entrar en una nueva encarnación. Porque la mala mujer era la causante de: “Echó, pues, fuera al hombre y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una llama de cuchillo que andaba en derredor para guardar el camino del Árbol de la Vida” (Génesis 2:24). “Al hombre” se refiere al alma, esposa del hombre. 
“Hay un lugar cuyas piedras son zafiro, y sus polvos de oro” (Job 28:6). El polvo de lo Alto es la Shejiná que, a través de la observación del Sol, su poder se generó y multiplicó el oro. Todo el mundo fue creado del polvo, poder del aspecto femenino inferior, Maljut, que se denomina Santo Templo Sagrado. Y este polvo recibió el poder de la creación del polvo supremo, el asociado con el misterio de la sefirá Maljut, del ente cósmico denominado Biná. Es decir, hay una tierra de cuyo polvo se extrae el oro. Y se refiere a Biná, que se denomina Polvo, y el oro está enraizado en él. Ya que el mundo de la Emanación-Atzilut-fue creado a través del polvo supremo, que es la sefirá Maljut, del ente cósmico denominado Biná. Y así se comprende que todo surgió del polvo que alude a la sefirá Tiferet, pues proviene del polvo supremo. 
Igualmente, “hecho del polvo” se refiere al Templo Sagrado, aspecto femenino inferior, Maljut. Pues este mundo fue creado con la última letra he del Tetragrama, asociada a Maljut. 
“No estuve en sosiego y no me acallé, y no descansé, y llegó la cólera” (Job 3:26). Todos los días de Jacob fueron de aflicción y dolor, hasta que descendió a Egipto, pues allí vio a su hijo José como rey y, a pesar de ello, mantuvo una actitud justa. Jacob ya había advertido en su hijo la belleza de su mujer Raquel; y entonces le pareció como si jamás hubiese pasado aflicción en su vida. Pero cuando se separó José de su padre, la aflicción por su extravío fue lo más difícil de todo lo que sufrió en vida. Fueron diecisiete años sin ver a su hijo, a los que seguirían otros diecisiete en su compañía ya en Egipto; y esos últimos años fueron los mejores años de toda su vida, que son los que la Shejiná que es la Gloria del Santo, Bendito Sea, se encontraba junto a él. De aquí que esos sean denominados “vida”. Los años en que José se encontraba separado de su padre, y éste se encontraba triste, no moró sobre él la Shejiná. 
Así como el cuerpo, su vitalidad proviene de su alma –nefesh-, así también el espíritu –ruaj- del hombre, su vitalidad proviene del alma –neshamá- y de la Shejiná que mora sobre el alma –neshamá-. Pues el espíritu supremo, que proviene de la presencia y la influencia de la Shejiná, no mora en un sitio vacío. Es decir, en un hombre que no posee alma –neshamá-. Por ello, cuando Jacob escuchó la noticia de que su hijo José aún vivía, mereció al grado del alma –neshamá-, e inmediatamente, el espíritu de Jacob revivió. Al contrario, cuando dijeron que su hijo había sido devorado por unas fieras, su espíritu –ruaj- murió y no tuvo intención alguna de recibir otro espíritu, influencia o presencia de la Shejiná. 
“¡Oh, quién arrojó la piedra fundamental!” (Job 38:6). El mundo fue creado cuando El Santo, Bendito Sea, tomó una piedra denominada even shtiá, y la arrojó dentro del abismo, y se clavó desde lo Alto hacia lo bajo y, a partir de ella, se fundó el mundo. Y es el punto central del asentamiento del mundo. Y en este punto se buca el Kodesh Hakodashim: Sancta Sanctorum. Esa piedra fue creada de fuego, aire y agua. Se solidificó y se endureció y de todo se hizo una sola piedra; es decir, el fundamento de la tierra. Esta piedra sirve de señal en el medio del mundo. Y esta es la misma piedra que Jacob colocó y puso por fundamento para la existencia del mundo, elevándola como pilar, haciendo el siguiente voto: ‘si Dios ha de estar conmigo, ha de guardarme por este camino que voy; dándome pan que comer y ropa que vestir; y si retornare en paz a la casa de mi padre, y si El Eterno ha de ser un Dios para mí, entonces, esta piedra que he colocado como pilar será la casa de Dios y todo lo que me des habré de diezmarlo para Ti’. Jacob la colocó y rectificó como la existencia de lo Alto y de lo bajo, y por ello ‘que he colocado como pilar’ está escrito en el Génesis 28:20. Al rectificar, enderezar o elevar la piedra como pilar, Jacob colocó la morada de lo Alto aquí, en el mundo de abajo, la morada de la Shejiná de lo Alto. 
“El león se pierde sin presa” (Job 4:11). Cuando Maljut no recibe abundancia espiritual del Iesod; el león se extravía en tiempos de exilio y Maljut sin presa se pierde, ya que ella exige y busca un modo de recibir abundancia y otorgar de ella a los mundos inferiores. Y los hijos del león se separan hacia varios caminos. 
“Mis hermanos me traicionaron como un torrente” (Job 6:15). Cuando impetuosas aguas y manera imprevista nos apartan del cauce normal de los riegos de lo Alto.
“Pues la sombra de nuestros días sobre la Tierra” (Job 8:9). La sombra es quien nos acompaña todos nuestros días hasta que nos apartamos de este mundo. De la observación de nuestra sombra dependerán nuestros días sobre la tierra. 
“Para que tome los confines de la tierra, y para que sean sacudidos de ella los malvados” (Job8:13). Revelándose El Santo, Bendito Sea, en la Jerusalén de lo bajo, purificándola de la impureza espiritual de los pueblos.  
 “¿Acaso conoces las leyes de los Cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?” (Job 38:33). Cada uno de los encargados espirituales entra y sale individualmente en un mundo en el que debe resguardarse la esencia espiritual distintiva. 
“Todo aquel de entre los siervos del Faraón que temía a la voz de Dios, mandó a sus siervos y a su ganado a las casas” (Job 9:20). Se refiere a Job.
“Y a sus hijos fueron e hicieron banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaron a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos” (Job 1:4). Y en esos banquetes se hallaba el acusador, aunque éste no podía estar con Job, ya que no conseguía encontrar la oportunidad de hacerle daño. Así como Job separó entre el bien y el mal y no incluyó en sus ofrendas el bien y el mal, porque consideró que no era apropiado otorgar una parte de la santidad al Otro Lado, por eso El Santo, Bendito Sea, lo juzgó de ese modo. Es decir, primero le dio mucho bien y después mal. Y posteriormente, le devolvió el bien duplicado. Es decir: se enseña que es propicio para la persona conocer el bien y conocer el mal, para saber cómo apartarse de él y apegarse íntegramente al bien. Y, de este modo, el Otro Lado recibe su porción al ver que se ocupan de sus asuntos. Después el individuo ha de esforzarse en volverse a sí mismo al bien, apegándose al flanco de la santidad. Explícitamente, las tres hermanas invitadas a todos los banquetes es lo principal del Otro Lado, ya que en esos banquetes se hallaba el acusador. Y después ofrecían ofrendas ígneas, las cuales son de sexo masculino y no femenino, y ascienden Arriba para rectificar el aspecto masculino inferior, Zeir Anpín. Y no se ofreció sacrificio al Otro Lado, para incluirlo, como es debido. Si se le hubiera otorgado una parte a todo, también al Otro Lado, ofreciendo sacrificios de paz, el acusador no lo podría haber dañado posteriormente. Entonces, ¿por qué El Eterno le hizo mal a Job, despertando al Satán contra él, por no haberle dado una parte al Otro Lado? Porque causó la ocultación de la luz de Iesod, y su cubrimiento; es decir, no ofreció sacrificios pacíficos para nutrir al Otro Lado, que tiene parte en los huesos. Si el Otro Lado se nutriera con su parte del sacrificio, se alejaría del Santuario y se apartaría de él. Es decir, la membrana que cubre al Iesod del aspecto masculino inferior, Zeir Anpín, se apartaría y la abundancia del Iesod se proyectaría al aspecto femenino inferior, Maljut. Y entonces, el lado de la santidad ascendería Arriba, Arriba. 
“Aconteció en este día que vinieron los hijos de Dios a ponerse de pie delante de El Eterno, y entre ellos vino también El Satán” (Job 1:6). Aconteció en este día, nos sugiere el Año Nuevo Hebreo y el Día del Juicio pues, en ese día, El Santo, Bendito Sea, se incorpora para juzgar al mundo. Los hijos de Dios se refieren a los grandes ministros espirituales de lo Alto que tienen la facultad y poder de conformar el Tribunal Supremo. Y hay encargados que están debajo de los ministros espirituales a través de los cuales ejercen su dominio para inspeccionar todas las acciones de los seres humanos; y debajo de ellos se encuentran los representantes que son enviados al mundo por El Santo, Bendito Sea, para inspeccionar todas las acciones de los seres humanos y ellos no olvidan nada de lo que ven en el mundo. Y lo que pretendían los hijos de Dios en este día, sumándose a ellos El Satán, el delator más grande de todos, era acusar a los Hijos de Israel, como indica que vino también. Ese día estaban dispuestos el flanco de la vida, asociado con la santidad, el flanco de la muerte, asociado con el Otro Lado. “También” el Satán, se refiere a una compañía femenina de el Satán.
Por cuanto que El Santo, Bendito Sea, viendo que todos venían para acusarlos, inmediatamente: “Y dijo El Eterno al Satán ¿de dónde vienes?” (Job 1:7); la pregunta fue para traer el asunto, tal como era Su voluntad, viendo que era el momento de darle al Satán una parte del asunto en el que se estaba ocupando, para apartarlo de Israel, para que no los acusase y, mientras, los Hijos de Israel entraban al mar, lo cruzaban y ascendían por la otra orilla. 
“Y El Eterno dijo al Satán: ¿acaso has considerado a mi siervo Job para acusarlo, que no hay otro como él en la Tierra, hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8). Job sirvió a El Eterno para salvar a toda su generación a través de él. Y como era fuerte como Jacob. La lámpara santa dijo: ¡Sombra, sombra! Y así es, ciertamente. ¡Dichosa es la parte del hombre que es justo y es fuerte a la hora de las aflicciones y má aún aquel que es capaz de derrotar al ángel acusador! Entonces, El Satán le dijo a El Santo, Bendito Sea: “de deambular por la Tierra y de andar por ella” (Job 1:7). Aprendemos que el asentamiento de la tierra fue entregado al Otro Lado, a los entes dañinos, o sea, los setenta ministros espirituales de las setenta naciones raíces del mundo, con excepción de la Tierra de Israel. La intención de El Satán era reclamar que se hiciera precisamente juicio contra Israel, pues tenía argumentos para presentar ante El Santo, Bendito Sea. Y todo lo que El Satán reclama lo hace a través de juicio, recordándole lo que le dijo a Abram “ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y les servirán, y serán afligidos cuatrocientos años” (Génesis 15:13), y sólo habían pasado doscientos diez años. Y en el momento en que Israel cruzaba el Mar Rojo, el Satán le recordó la ingente idolatría que arrastraba aquel pueblo desde tiempos de José: “¡Amo del mundo: hasta ahora estos eran idólatras, ¿y Tú partes para ellos el mar?”. El Santo, Bendito Sea, para despistar al Satán, le permitió entonces ocuparse de un consejero del Faraón de Egipto: Job. El Santo, Bendito Sea, quiso extirpar todo el poder del Faraón  y al igual que a su ministro espiritual en lo Alto, pero Job, que era un hombre justo y era uno de sus siervos, protegía al Faraón con sus méritos. Sin embargo, cuando se debilitó la integridad de la justicia de Job al pecar en su corazón, le fue quitada la protección del Faraón y del ministro de lo Alto, y entonces El Santo, Bendito Sea, tomó venganza del Faraón. 
Por otro lado, Job es considerado íntegro, recto y temeroso de Dios; es decir, él mismo se apartó completamente del mal, del Otro Lado, a causa de sus exclusivas ofrendas ígneas. Y, por eso, todo lo que tomó después el Satán, lo tomó de él: sus bienes, sus hijos y sus aflicciones físicas; lo que le correspondía de los sacrificios y Job no le dio. Y por ello Job causó el cubrimiento de la membrana sobre el pacto de la circuncisión; membrana asociada al secreto de la corteza impura denominada klipá, asociado al secreto del Iesod. O sea, provocó que la corteza impura se pegara a la señal del pacto, impidiéndose la unión divina. Y mientras el Satán estaba entretenido con Job a los Hijos de Israel se les hizo comer el sacrificio del Pesaj apresuradamente: “Así lo comeréis: con los lomos ceñidos, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestros bastones en vuestra mano; lo comeréis deprisa, es la ofrenda de Pesaj para El Eterno” (Éxodo 12:11). Esta ofrenda es el aspecto femenino inferior, Maljut, que se denomina Pesaj, uniéndose al aspecto masculino inferior, Zeir Anpín, que se denomina ‘El Eterno’.  
 “Y el Satán le respondió al a El Eterno, y dijo: ¿acaso teme Job a Dios gratuitamente?” (Job 1:9). Es decir, ¿era su temor sin intención de recibir recompensa? El Satán suponía que las muchas bondades recibidas fueron la causa de su temor. Llegados a este punto, habíase alcanzado el tiempo de que el Otro Lado tomase a Job como parte de toda la simiente de Abraham; pues debía ser entregado al Otro Lado por la parte que le correspondía de la ofrende de Itzjak. ¿Y de dónde se sabe que Job era de la simiente de Abraham? Pues porque era descendiente de Teraj, ya que se le dijo a Abraham: “he aquí que Milca también concibió, le dio hijos a Najor, tu hermano. Utz, su primogénito” (Génesis 22:20-21). Como se ha enseñado, se refiere a Job que era de la tierra de Utz. Y como Job era descendiente de Teraj, como Itzjak, por eso El Santo, Bendito Sea, lo designó como parte de la simiente de Abraham para Satán. 
“Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra Ti en tu misma presencia” (Job 2:5). Ahora bien, ¿qué falta cometió Job a causa de la cual se convirtió en la parte asignada al Satán? Pues así como él juzga, del mismo modo es juzgado. Por cuanto que Job era de los consejeros cercanos al Faraón, y cuando el Faraón se levantó contra Israel y pretendió asesinarlos, él, Job, le dijo: “¡No hagáis así! ¡Más bien toma el dinero de ellos y gobierna sobre sus cuerpos sometiéndolos a duros trabajos; y no los mates!”. El Santo, Bendito Sea, le dijo a Job: “¡Por tu vida! ¡A través de ese mismo juicio que has emitido serás juzgado!”. Primero hizo que perdiese todo su dinero, en correspondencia con el consejo que le dio al Faraón acerca de los Hijos de Israel. Después fue azotado por El Santo, Bendito Sea, con duros flagelos; de todos modos, no se salvó del juicio que le correspondía. 
“Y El Eterno dijo al Satán: he aquí, él está en tu mano; pero guarda su alma” (Job 2:6). Surge de aquí que le fue otorgado permiso para ejercer dominio sobre su carne y sobre su cuerpo, más cuando El Satán se denomina “el fin de toda la carne”, porque causa el fin de toda la carne a través de sus acusaciones. A esto se refiere lo que está escrito “Ha llegado ante Mí”, ciertamente, para acusar a los individuos de la generación del Diluvio para recibir el permiso de exterminarlos. Más no le es permitido “el fin del espíritu”, porque no puede ejercer dominio sobre el espíritu de la persona. 
“A las tinieblas puso término, y examina todo propósito, y el fundamento de la oscuridad y la penumbra” (Job 28:3). El Satán es el final que viene del flanco de la oscuridad. El Santo, Bendito Sea, puso término a las tinieblas al crear al Satán, que troncha al que se ha hecho pasible de ser ajusticiado y le pone junto a la oscuridad. El Satán es quien analiza cuándo nos llegará el final, cayendo en sus manos. El flanco de la izquierda está asociado a la oscuridad a través de la cual los cuerpos de las personas reciben su castigo. 
“Porque Él pagará al individuo según su obra y le retribuirá al hombre conforme a su camino” (Job 34:11). Así como él decreto, del mismo modo fue decretado sobre él.  
“Cuando tú me incitaste contra él para que lo destruya sin causa” (Job 2:3). El Santo, Bendito Sea, reprochó así al Satán su acusación. 
“Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra Ti en tu misma presencia” (Job 2:5). Job comía en Su mesa; de quitársela, El Satán propuso comprobar a quién y a qué flanco se apegaba: al de la vida o al de la muerte. Y por cuanto que El Satán comenzó a acusarlo, y a pesar de que Job demostró que su temor por El Santo, Bendito Sea, era íntegro al no blasfemar contra Él, después que le fuera tomado su dinero y sus posesiones, con todo eso le fue dado permiso al Satán para que lo acusase aún más y mostrase que Job no sirvió a El Eterno por amor. 
“¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que favorezcas los consejos de los malvados?” (Job 10:3). Job reprochó así a El Eterno que fuese seducido por las palabras de ese acusador, El Satán, tomando su consejo de destruirlo. Job quizás no pecó con sus labios, pero con sí con su voluntad de continuo reproche y razonamiento interior.
“Y El Eterno bendijo el postrer estado de Job más que el primero” (Job 42:12). Job fue puesto a prueba, porque era justo. Y aunque no se mantuvo como es apropiado, de todos modos no salió del dominio de su Amo para apegarse al Otro Lado; si bien se quejó, lo hizo como un siervo ante su amo, pero sin huir de él. Su prueba duró doce meses, tiempo concedido al Otro Lado para ejercer dominio sobre la persona. 
“Su furor me despedazó” (Job 16:9). La abundancia llega al mundo gracia al juicio y solamente la medida del juicio ejerce su dominio durante la noche.

“Y pisa sobre las olas del mar” (Job 9:8). El Santo, Bendito Sea, pisa sobre el gran reptil que se encuentra en la parte superior del mar. Esta serpiente se denomina meorot e indica maldición. Quien provoca maldiciones a todos los seres humanos, llevándolos a cometer pecados, pues es poderosa y prevalece entre los seres humanos por el poder de ese gran río llamado jidekel. 
 “Una es; por eso dije: al íntegro y al malvado Él los consume” (Job 9:22). Una es se refiere a Maljut, básicamente al aspecto femenino supremo de ella, la “paloma mía, la íntegra mía” del Cantar de los Cantares. Esto es así porque los justos son tomados por los pecados de los malvados. Y con esta medida, El Santo, Bendito Sea, juzga al mundo en lo bajo, y juzga Su juicio en todo lo de lo Alto, en el Mundo de la Creación, el Mundo de la Formación, el Mundo de la Acción. Con esta corona juzga, despertando su juicio, la media del Maljut.
“Los Cielos descubrirán su iniquidad, y la Tierra se levantará contra él” (Job 20:27). Los Cielos se refieren al aspecto masculino inferior, que revela el pecado del malvado; y la Tierra se refiere a Maljut, que se cobra del malvado, aplicando el rigor del juicio. 
“Y todos los seres vivos del campo se alegrarán allí” (Job 40:20). Son aquellos debajo del Mundo de la Emanación, llamado “Campo de Manzanos”, pues al ser endulzado el juicio del Maljut, reciben la abundancia del mismo. 
“Me vestiste de piel y carne, y me tejiste con huesos y nervios” (Job 10:11). Pero el hombre no es mal que el alma. Piel, carne, nervios y huesos no son sino una vestimenta solamente, no conformando su esencia. Cuando el hombre fallece, el alma se desviste de esas vestimentas que vistió en su estancia en este mundo. Ahora bien, dicha vestimenta está enraizada con lo Alto, ya que todo lo que existe en lo bajo, tiene su correspondencia en lo Alto. El Mundo de la Emanación corresponde al alma; el Mundo de la Creación y el Mundo de la Formación corresponden con los nervios y los huesos y el Mundo de la Acción, donde se hallan las klipot o cortezas impuras, con la carne. Y el Firmamento corresponde con la piel. Así pues, la vestimenta del hombre está asociada con la sabiduría suprema, siendo similar al modelo de lo Alto. El cuerpo que se forma a partir del Otro Lado, es decir, el mal instinto y el materialismo, se denomina “vestimenta”, solamente cuando la Presencia Divina, la Shejiná, no se posa sobre él. Pues ellos son piel y carne, que son parte de las cortezas impuras denominadas kiplot. Donde no se encuentre la Shejiná, por causa que se ocupa de los placeres de este mundo, en ese caso ese cuerpo no se denomina sino vestimenta del hombre, es decir, del alma; pues el denominativo adam –hombre- indica que él es es Tiferet, vinculado con la Torá escrita. He aquí que el hombre está asociado al misterio del Tiferet, que se inviste en el aspecto femenino inferior –Maljut-, y que se denomina casa. Y el lugar donde hay un precepto, asociado al aspecto femenino inferior –Maljut-, o sea, cuando la Presencia Divina –Shejiná- se posa sobre el hombre, se denomina cuerpo del hombre. Esto es así porque el aspecto femenino inferior –Maljut- se denomina cuerpo del Tiferet. Porque toda ley está asociada al aspecto femenino inferior –Maljut-, y la sentencia se determina a través suyo. 
“Pues en su mano está el alma de todo ser vivo, y el espíritu de todo el género humano” (Job 12:10). Es decir, en la mano del aspecto masculino inferior se reúnen las almas y los espíritus, para entregárselos al Maljut, de acuerdo con el misterio de la unión espiritual. 
“Ata las aguas en sus nubes” (Job 26:8). En alusión a la Luz Infinita investida en el Iesod del aspecto masculino inferior. 
“¿Quién puede sacar lo puro de lo impuro?” (Job 14:4). Sólo El Eterno puede rescatarnos desde la impureza y creencias idólatras. Lo puro y lo impuro son importantes para la conducción del mundo. Por ello, no hay nada puro sino cuando logra salir del interior de lo impuro. Una corteza reviste al cerebro, como consecuencia del pecado de Adán; y esta corteza, que reviste a la santidad, no se apartará ni quebrará hasta el tiempo en que resuciten los muertos, puesto que de lo impuro se depurarán sus destellos sagrados, tras el juicio, ser quemado a fuego con fuego, arder y transformarse en polvo; o sea, los destellos saldrán de la corteza denominada kiplat noga impura. 
“Su medida es más extensa que la Tierra y más ancha que el mar” (Job 11:9). La Torah oral es más profunda que la Torah escrita. Pues, aunque sea a causa del pecado de Adán que la Torah se invistió de vestiduras materiales, aun así los secretos aludidos a ella son inmensos y están profundamente ocultos. 
“No un bisnieto y no un nieto en su pueblo” (Job 18:19). De persona esforzada en el mal, El Santo, Bendito Sea, no desea que tenga descendencia; de tenerla, destruiría el mundo. 
“Y lo preparará el malvado y el justo lo vestirá” (Job 27:17). He aquí un secreto: todos los actos que realiza El Santo, Bendito Sea, en un comienzo se anticipa lo externo y luego se hace lo interior. He aquí que toda cáscara externa proviene del Otro Lado, y el interior viene dado de la santidad –moaj-. Y una vez que el fruto ha crecido, se arroja la cáscara hacia afuera. 
“Senda que ave de rapiña no conoce, ni ojo de halcón ha alcanzado a ver” (Job 28:7). La Luz de Aba se divide en tres Luces, la de Jojmá, la de Biná y la de Daat. Una luz genera la Luz de Jesed superior, la luz de Jojmá de Aba ilumina al Jesed superior, una luz genera la Luz llamada Cerebro del Rey, la luz de Biná de Zeir Anpin y una luz queda en suspenso, esperando la iluminación de Ima, lo Masculino se une a lo Femenino y ella da a luz Cinco Luces. A partir de estas Cinco Luces se graban cincuenta puertas de luces diversas, a las que les corresponden los cuarenta y nueve aspectos de pureza y los cuarenta y nueve puntos de impureza de la Torah. Sólo hay cuarenta y nueve aspectos, porque una Luz de Aba está en suspenso. Cuando todas estas luces están unidas se llaman Labios del Rey, de donde proceden los verdaderos decretos. Son los treinta y dos senderos que son treinta y dos Elohim del lado de la madre de Arriba llamada Kavov, gloria, que cuando están incluidos en la hija es llamada Lev, corazón, guematria treinta y dos, como Kavod y por esto hay Kavod Arriba y Lev abajo. Y los diez pronunciamientos nos fueron entregados cinco en una tabla y cinco en una segunda tabla. Ella las incluye ambas: cinco de Keter a Guevurá y cinco de la columna del centro a la hija. 
“¿Y dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?” (Job 28:12). Los Hijos de Israel se tornaron merecedores de grados superiores. El Santo, Bendito Sea, les dijo: “Seréis para mí un reino de ministros y nación santa”; es decir, los hizo ascender al grado del Tiferet, que se denomina “santo” y de allí recibieron el espíritu del Mundo de la Emanación –Atzilut-. Se sabe que la Torah proviene de la Jojmá; es decir, surgió del lugar que se denomina Santo, que es la Jojmá. Y la Jojmá surgió del lugar que se denomina Santo de lo Santo. 
“No conoce el hombre su valor, ni se halla en la tierra de los vivientes” (Job 28:13). En relación a la luz de Jojmá, que es incontrolable. 
“Redimió su alma de pasar por el Infierno de Shajat” (Job 33:28). El hombre mismo ha de ayudarse a redimirse, retornando al correcto camino en arrepentimiento, y El Santo, Bendito Sea, le redimirá del camino del Guehenóm. 
“Ciertamente que todas estas cosas hace Dios, dos y tres veces con el hombre” (Job 33:29). En relación al descenso gradual del Tiferet a través de sus últimas sefirot, hasta llegar al aspecto feminino inferior –Maljut-, que cayó de su lugar para levantarla. Son los tres principales niveles del alma que deben ser rectificados y corregidos: Nefesh, Ruaj y Neshamá.
“Sus ojos están sobre los caminos del hombre” (Job 34:21). Los ojos con los que El Eterno repara en las acciones de los entes inferiores. 
“Como el ciervo suspira por la sombra –del atardecer-“(Job 7:2). El siervo es Metatrón. Aquí ishaf está traducido por suspira, pero literalmente significa “aspira”. Pues, ciertamente aspira a la sombra dentro de él, para conocer el grado de ese hombre, propietario de esa sombra. Pues la sombra es el intermediario entre el alma y el cuerpo. Y en ella están dibujados todos los actos de la persona. Y a través de la sombra, Metatrón sabe identificar el lugar de esa persona, junto a qué merece estar en el Jardín del Edén. 
“Pero su carne sobre él le dolerá, y su alma hará duelo por él” (Job 14:22). Cuando la Neshamá se demora en ascender a su lugar, el Ruja va y se ubica en la entrada del Jardín del Edén inferior, y no le abren la entrada. Y va y deambula por el mundo y no hay quien repare en él. Asimismo el Nefesh va y deambula por el mundo y ve que los gusanos ascienden al cuerpo, y observa el cuerpo es castigado con ese juicio del sepulcro, y hace duelo por él, tal como fue establecido. Y todos –Nefesh, Ruaj y Neshamá- están en medio del castigo y la aflicción, hasta que la Neshamá se vincula con su lugar Arriba, y entonces todos se vinculan con sus lugares. 
“Hace la paz en las alturas” (Job 25:2). El oro y la plata corresponden con el secreto esencial de la emanación Guevurá –rigor- y Jesed –bondad-. Y ellas se vuelven como una, para incluirse juntos en Tiferet. Y asociadas al secreto de los ángeles Mijael y Gabriel están enraizadas la emanación Jesed y Guevurá. Se entrelazan ambas, compartiendo poder y fuerzas. Mijael está asociado al secreto del agua y Gabriel al secreto del fuego; y ambos se incluyen en el Tiferet. 
“Entonces Él abre el oído de los hombres, y sella su instrucción” (Job 33:15). El Eterno muestra algo que se asemeja a las faltas cometidas, para poder reflexionar y rectificarse pues, de lo contrario, serán entregados a las aflicciones. 
“El oro viene del norte” (Job 37:22). El oro está asociado al secreto de Rosh Hashaná, que es el día que se identifica con el oro, pues es el oro es rojizo, indicando el rigor del día del juicio, y ejerce dominio ese lado de la izquierda, el del rigor. 
“Como la nube se desvanece y se va, así el que desciende al Sheol no ascenderá” (Job 7:16). Aquellos que no tuvieron pensamientos de arrepentimiento en vida y cometieron pecados graves, descienden al Sheol y no ascienden de allí por las generaciones de las generaciones. Sólo aquellos que se arrepintieron en vida, todo y descender al Sheol, El Eterno los hace ascender de allí. 
“¿Y si Él determina algo, quién lo hará volver atrás? (Job 23:13). Se denomina Él a quien es oculto y no se encuentra en los seres humanos la capacidad de aprehenderlo. Es el aspecto femenino superior –Ima-.
“Hace la paz en las Alturas” (Job 25:2). La creación está asociada al secreto desde el lado de la izquierda. Mientras que la formación está asociada al secreto desde el lado de la derecha. La acción está asociada al secreto desde la línea central. Por eso , ya que el hombre de abajo debe atraer las facultades cognitivas cósmicas de Arriba a través de sus buenas acciones, proyectándolas al aspecto masculino inferior, y de él al aspecto femenino inferior, el Maljut.
“Elihu, hijo de Barajel, el buzita, de la familia de Ram” (Job 32:2). Elihu provenía de la descendencia de Abraham, era sacerdote y provenía de la simiente del profeta Ezequiel. 
“Los días hablarán, y los muchos años otorgarán sabiduría; ciertamente espíritu hay en el hombre, y el alma del Todopoderoso le otorga entendimiento” (Job 32:7-8). Elihu vio que los amigos de Job eran ancianos y, por tanto, los temió y sintió miedo en exponer su opinión. Por eso, debido a que era joven, hizo un voto a través del cual se comprometió a no hablar palabras de Torah hasta completarse dos lunas. Ahora digo que “la vela es precepto, y la Torah es luz; y camino de vida, las amonestaciones que instruyen” (Proverbios 6:23). La vela como precepto se refiere al estudio de la Mishná, la Torah oral; mientras que la enseñanza se refiere a la Torah escrita. La vela está dispuesta para ser encendida por los que estudian la Torah oral y extraer sabias y originales deducciones, lo que no es así con la Torah escrita. La vela está vinculada con el aspecto femenino inferior – Maljut-.
Y prosiguió el joven Elihu: “Y la Torah es luz”, porque la Torah escrita ilumina a esa vela. Y entonces la vela se enciende a partir de él por el lado de la luz primordial, que corresponde con el atributo de la bondad, el cual se ubica a la derecha del Árbol sefirótico. Pues la Torah escrita fue entregada por ese lado de la derecha de la luz primordial, que se corresponde con la bondad. Está escrito: “y ésta es la bendición que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los Hijos de Israel antes de su muerte. Dijo: El Eterno vino del Sinaí, habiendo resplandecido ante ellos desde Seir, habiendo aparecido en el Monte Parán, y luego se acercó con parte de las sagradas miríadas, de Su diestra les entregó la llameante Torah” (Deuteronomio 33: 1-2). Significa que El Santo, Bendito Sea, entregó la Torah al pueblo de Israel por el lado de la derecha. Y aunque estaba incluida en él la izquierda, relacionada con el rigor y el fundamento del fuego, no ha de suponerse que por ello se debilitó la fuerza de la derecha asociada a la bondad, sino al contrario: a través del vínculo del rigor con la bondad se produce la unión cósmica de ambos lados, y entonces el rigor se impregna de la bondad, endulzándose y habiendo plenitud absoluta. 
“Si él pusiera en él su corazón, su espíritu y su alma se reuniría sobre él” Job 34:14). Todos los asuntos del mundo no dependen sino de la voluntad. Y ya que la persona tiene la voluntad de amar a El Santo, Bendito Sea, inmediatamente el espíritu de la persona se apega al amor de El Santo, Bendito Sea, atrae un espíritu supremo de bondad que se dirige a él, y se posa sobre él. Así, El Eterno haría proyectar la irradiación de la luminosidad de Jesed, bondad, sobre su alma y espíritu. 
“Y el malvado no dice: ¿dónde está Dios, mi Hacedor? Dedica cánticos en la noche” (Job 35:10).  Los cánticos en la noche se refieren al aspecto femenino inferior, Maljut, que alabando sin cesar al aspecto masculino inferior, Zeir Anpín, recibe así la iluminación de la alegría de Arriba. Es decir, la Presencia Divina, Shejiná, denominada Noche, dedica canticos al aspecto masculino inferior. La noche se divide en varios lados de la Santidad y el Otro Lado. En el comienzo de la noche, cuando oscurece y no en mitad de la noche, todos esos malos espíritus y tipos de cofradías malas salen del aguajero del Gran Abismo y todos se esparcen y deambulan por todo el mundo. Y el Otro Lado se expande abajo, y buscan los caminos del rey de todos esos lados sagrados, es decir, todo lo que se decretó en los Palacios sagrados. Y si fue decretado algo malo sobre el mundo buscan ejecutar el juicio. Al despertarse las cofradías de entes impuros, los jitzonim, devienen cual pantalla como de hierro para separar a los ángeles que se encuentran debajo de los Palacios, pues están encargados de la conducción de este mundo, y los jitzonim no les permiten ascender a los Palacios a entonar cánticos de alabanza a El Santo, Bendito Sea. Por eso, los jitzonim descienden abajo, separándose de Arriba, para ejercer dominio sobre los que duermen. Los ángeles supremos que están abajo, cuando quieren ascender y unirse al Almo para entonar los cánticos de alabanzas, no pueden hacerlo hasta que expulsan a las cortezas impuras, kiplot, de el Otro Lado afuera. Seis mil miríadas de ángeles sagrados, esto es seiscientos mil, ejercen dominio sobre el sueño y hacer caer el sopor sobre todo el mundo. Entonces, la corteza impura desciende al mundo y se posa sobre los seres humanos que duermen. Esta es la razón por la que toda persona debe limpiar su organismo antes de la plegaria, ya que las deposiciones de las personas son la parte que se otorga al Otro Lado. Y lo mismo se hace con la comida, pues se le da una parte a los seres impuros, jitzonim, a través de las aguas finales con que se lavan las manos antes de recitar la serie de bendiciones al finalizar la comida, birkat hamazón. Y después, los Hijos de Israel, se acercan al Amo de ellos y ya no hay acusador ni Arriba ni abajo. 
Cuando se despierta el viento norte y se divide la noche, sale una llamarada, que es una irradiación de luminosidad proveniente de la sefirá Guevurá, rigor, del aspecto femenino superior, Ima, golpeando debajo de las alas del gallo. Y llama a las personas para que se levanten a la medianoche para servir a El Santo, Bendito Sea, y ocuparse de la Torah. Ese gallo se denomina sejví, y proviene del término ashgaja que significa reparo y meditación. También guever, que proviene del término Guevurá. Y cuando la persona se levanta en mitad de la noche, y se esfuerza en el cántico de la Torah, entonces ocurre que cuando ilumina el día, se despierta la medida de la sefirá denominada Jesed, bondad, de Abraham, para iluminar con esa hebra de bondad de él. Bienaventurada la parte de los que se levantan de sus camas para esforzarse en la Torah en la medianoche.
“Y Casa de Reunión para toda vida” (Job 30:23). Señala el cementerio o la muerte para toda persona. Después del pecado, a la vida se le dio un tiempo y fue acortado. Además, en un principio  la Presencia Divina no fue dañada y ahora fue dañada. Pues en un comienzo había unión, alianza entre el Sol y la Luna, sin interrupción. Es decir, una unión permanente entre el aspecto femenino inferior, Maljut, y el masculino inferior, Zeir Anpín. De aquí el nombre de Tienda de Reunión, tras el pecado del becerro de oro, como nombre que indica limitación de tiempo y antes no era así. Pues, si bien es cierto que la muerte ejercía dominio sobre los Hijos de Israel antes de situarse junto al Monte Sinaí, eso ya había sido rectificado y la muerte anulada, pero tras pecar con el becerro de oro, la muere volvió a ellos. 
“Y él inspecciona todo fin” (Job 28:3). El Acusador está junto a todo despertar del juicio para recibir las sentencias de los que son sellados para la muerte inmediatamente.  
“Sea el Nombre de El Eterno bendecido” (Job 1:21). “Bendecido” –meboraj-sin la letra vav escrito, porque el aspecto femenino inferior, Maljut, que se denomina el Nombre de El Eterno, su comienzo es duro y su final suave. Las letras mem-bet indican dureza y rigor del juicio cierto; y después, reish-kaf final, que forman la palabra ‘raj’, que significa suave. El Nombre de El Eterno denota bondad. Pues El Santo, Bendito Sea, combinó el rigor con la bondad y actuó con misericordia el día de Rosh Hashaná, en el que fue creado el mundo. De hecho, los comienzos son duros y el final de ellos, suave. 
“Y dijo al hombre: he aquí que el temor de El Eterno es sabiduría” (Job 27:29). Quien sube para leer la Torah, debe ordenar esas palabras anteriormente en su casa. De esa pronunciación emitida por El Santo, Bendito Sea, lo sabemos, pues está escrito: “Entonces la observó, y la manifestó, la preparó y también la escudriñó” (Job 27:28). Así, cada hombre que se dispone a leer la Torah, debe preparar la lectura varias veces antes de leer delante de la congregación. 
“Y la luz de los malvados es inhibida de ellos” (Job 38:15). Esta es la luz primordial que fue ocultada, sobre la que está dicho: “Dios vio que la luz era buena, y Dios separó la luz de la oscuridad” ( Génesis 1:4).  Se refiere a la luz primordial, la cual fue ocultada de los malvados, y la inhibió de ellos en este mundo y en el Mundo Venidero. Pero a los justos, “no inhibirá el bien a los que andan en la integridad” (Salmos 84:12). 
“Y lo agraciará; que lo libre de descender al sepulcro, pues he hallado rescate” (Job 33:24). En referencia a ese ángel cuyo nombre se escribe con la letras pei-dalet-iud-alef-lamed, logra salvarlo porque asciende con esa plegaría y está dispuesto para defender a la persona hablando bien de ella, y menciona los méritos que atesoró a raíz de lo que hizo, ante el Rey sagrado. Y por eso, toda curación está en esta entrada de ese ángel; y esta entrada está sujeta a la conducción de Maljut, desde el flanco Oeste. 
Por otra parte, la enfermedad que nos puede llevar al sepulcro proviene de los Cielos y es comparada con una cárcel en la que la persona está presa, entonces inmediatamente con el comienzo de su enfermedad, y la persona es juzgada en lo Alto. Todo mérito que la persona atesoró y todo pecado que cometió en este mundo es llevado a lo Alto, pudiendo sanar o acabar muriendo tras la sentencia de su juicio. 
“Y el ojo del fornicador está aguardando el anochecer, diciendo: no me verá nadie; y esconde su rostro” (Job 24:15). En la noche es el momento de la corteza impura denominada klipá de la fornicación para ejercer dominio. Cuando el hombre no está en su casa, según rezan los Proverbios, se refiere al Buen Instinto que se denomina Hombre; pues todavía se es un niño y no puede ejercer su propio dominio. El buen instinto no se posa en la persona desde su nacimiento, sino en camino lejano, o sea, a la distancia, en un tiempo lejos, cuando tenga trece años y en adelante. Y aún en ese tiempo no se posa en toda persona, sino en aquel que desea ser piadoso y justo. Pues solamente si el niño desea ser justo se le entrega esa alma sagrada. Y el Mal Instinto le dice: yo estoy contigo desde el día de tu nacimiento. A esto se refiere lo que está escrito: “Y El Eterno le dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué tienes el rostro abatido? Ciertamente, si mejoras, serás perdonado. Pero si no mejoras, el pecado aguarda en la puerta; su deseo está dirigido hacia ti, pero aun así puedes conquistarlo” (Génesis 7:6-7).
“Se cerrará sobre el hombre y no se abrirá” (Job 12:14). El juicio se lleva a cabo en el cuarto Palacio, que es el Palacio de los Méritos. Y mientras su puerta se mantenga abierta, es posible anular el decreto. Ahora bien, cuando el juicio de la persona fue grabado, el decreto se cumple sobre él en lo bajo. Pues la sentencia decretada sobre la persona no se vuelve atrás con excepción del fuerte poder de la plegaria y el arrepentimiento íntegro, que son medios a través de los cuales se puede anular el decreto que dicta la sentencia. Es decir, que cuando el portal se cierra ante el hombre, no se abrirá. 
“Del saqueo y del hambre te reirás” (Job 5:22). El ser viviente bendice lo que comen las personas poseedoras de fe, para que lo poco nutra mucho. Pues cuando el hambre ejerce dominio en el mundo, del Otro Lado salen dos espíritus impuros y sus nombres son saqueo y hambruna, citados en el versículo. Pues estos espíritus están en el mundo y acusan a las personas. Uno envía la hambruna y mata a las personas. Y el otro, hace que las personas coman y no se sacien; es decir, les envía una enfermedad que les provoca estar siempre hambrientos, sin saciarse jamás. El Shadai protege a los justos de esos dos espíritus del Otro Lado; es decir, quien se ocupa de hacer justicia y bondad, se reirá de esos espíritus, pues nada podrán hacer sobre él. Y estos espíritus acusan contra las personas, y además despiertan pleitos a raíz del hambre, instándolas a que se peleen por un trozo de pan. Y saquean a todo aquel a quien pueden saquear. 
“Maldigan los que maldicen el día de ellos” (Job 3:8). Del Palacio de la Culpa sale un espíritu impuro, cuyo nombre es el que se escribe con las letras: alef-reish-iud-reish-iud-alef  y miríadas de demonios dañadores están con él, bajo su mando, dispuestos a tomar las palabras de maldición con que las personas se maldicen a sí mismos a causa de su enojo. Con esas palabras se despierta el Leviatán, serpiente Akalatón, que es el aspecto femenino de la corteza impura denominada klipá. Y hacen esto para traer y despertar maldiciones sobre el mundo. Por eso Job maldijo su día con su sufrimiento, y no con su cuerpo, para que no ejerciera dominio en él la maldición. Pero eso no le ayudó, como está escrito: “Después de esto abrió Job su boca y maldijo su día” (Job 3:1). Se aprecia que en un principio maldijo los días de su vida. Y después, a raíz de su maldición, provocó que esos espíritus se adhirieran a su cuerpo.  
“Los Cielos descubrirán su pecado, y la Tierra se levantará contra él” (Job 20:27). Es decir, le sobrevendrán aflicciones del Cielo y así sabrá que pecó. Resulta que el aspecto masculino inferior, Zeir Anpín, envía la influencia del juicio al aspecto femenino inferior, Maljut, para que este ente cósmico castigue al pecador con el fin de que recapacite y haga teshuvá, es decir, para que el pecador se arrepienta de sus pecados y vuelva al camino correcto, que es el camino de su Amo. 
“La potestad y el temor están con Él; Él hace la paz en sus Alturas” (Job 25:2). La potestad se refiere a Abraham, como está escrito acerca de él: “Y Yo te convertiré en una gran nación; te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y tú serás mi bendición” (Génesis 12:2). Y el temor se refiere a su hijo Itzjak, como está escrito: “Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Itzjak no hubiera estado conmigo, ahora me habrías echado con las manos vacías; Dios vio mi aflicción y el esfuerzo de mis manos, y por eso te reprendió anoche” (Génesis 31:42). En cuanto a que Él hace la paz en sus Alturas, se refiere a Jacob, asociado al misterio del equilibrio, vinculado con la sefirá denominada Tiferet, como está escrito: “Darás la verdad a Jacob” (Miqueas 7:20). Pues la verdad y la paz están unidas; es decir, el atributo de Jacob, la verdad, está unido con el atributo de la paz. O sea, desde el atributo de la sefirá denominada Tiferet, que está conformado por el atributo de la verdad y el fundamento, o sea, la sefirá denominada Iesod, que es el atributo de la paz, están incluidos éste con éste, pues el cuerpo con el pacto – de la circuncisión-, se consideran uno solo. Por eso, la sefirá denominada Tiferet es la completitud de todo, pues nivela entre la sefirá denominada Jesed, bondad, y la sefirá denominada Guevurá, rigor, generando la paz entre todas las emanaciones cósmicas denominadas sefirot. “Los jóvenes crecieron y Esav se hizo cazador, hombre de campo; pero Iacov era un hombre íntegro que habitaba en tiendas” (Génesis 25:27). Era Jacob un hombre completo –shalem- que estableció la paz –shalom-, pues completó y estableció la paz en lo Alto, en el Lugar del ente cósmico denominado Biná, y en lo bajo, Maljut. 
Igualmente, la potestad se refiere a Mijael, el ángel asociado con el misterio de la sefirá Jesed, bondad; y lo que está escrito como temor se refiere a Gabriel, el ángel asociado con el misterio de la sefirá Guevurá, rigor. Este elemento, el agua, es el fundamento de él, el ángel Mijael, pues el agua es el elemento asociado con Jesed y el fuego lo está con Guevurá, o el ángel Gabriel. El Santo, Bendito Sea, asociado con el misterio de la sefirá Tiferet es quien hizo la paz entre ellos. 
“Aconteció en este día que vinieron los hijos de Dios a ponerse de pie de sobre El Eterno, y entre ellos vino también el Satán” (Job 1:6). Es decir, toman su capacidad de estar de pie, y su poder, de la sefirá de Guevurá, rigor, que está sobre la sefirá de Tiferet, que se denomina El Eterno. A esto se refiere cuando se dice ‘de sobre él’. Y entonces, cuando el juicio se proyecta a través de los serafines, se cierra todo. Es decir, las irradiaciones de luminosidad provenientes del aspecto masculino superior –Aba-, dejan de proyectarse a todos los aspectos cósmicos denominados partzufim inferiores. 
La disminución de todo el nutriente y la abundancia de las personas no se encuentra en lo bajo, sino por lo que se encuentra en lo Alto. Es decir, hay carencia en lo bajo, porque se ha dañado la raíz en lo Alto. Y en lo Alto no hay daño, sino cuando hay carencia de abundancia en lo bajo, por causa de los pecados de las personas. Los entes supremos se dañan a causa de los pecados de las personas, y esto de esto, los entes de lo bajo son castigados con carencia de abundancia a través del juicio que desciende de los entes supremos. 
“Y la noche en que se dijo: fue concebido varón” (Job 3:3). Es decir, Job dijo esto en alusión a la noche en que su padre embarazó a su madre. Y lo que está escrito ‘la noche’ alude al misterio del aspecto femenino inferior –Maljut-, que dijo a ese encargado, el ángel Gabriel: fue concebido varón a través de…que dejó preñada a su mujer y le fue asignado el espíritu…, por lo tanto, debes depositar allí el espíritu que tienes en tu mano. El Santo, Bendito Sea, toma juramento al espíritu de que cuando se invista en el cuerpo será una persona justa y no malvada. Después, el espíritu desciende a este mundo y una imagen con él, que lo recubre como una vestimenta. Esa imagen tiene el aspecto del cuerpo de lo Alto, y con esa imagen es creado el hombre. Pues el alma no puede descender al mundo sin la vestimenta de la imagen, como está escrito: “Ciertamente que el hombre andará con la imagen” (Salmos 39:7). 
“Y sabrás que hay paz en tu tienda; revisarás tu morada y no habrá carencia” (Job 5:24). La paz alude a la sefirá Iesod, indicándose que a través de esa acción, la persona provoca la unión de la sefirá Iesod, con el aspecto femenino inferior, Maljut. Revisar nuestra morada significa recordar y mencionar. Es decir, que debe recordarse y mencionar con la boca la palabra adecuada cuando se realiza la edificación, en el Nombre de El Santo, Bendito Sea. De no mencionarse, se pecará por omisión, pues se invitará a su casa al Otro Lado, para que se pose en ella. 
“Pues nosotros somos ayer y no sabemos cuánto viviremos, pues sobre la tierra nuestros días son sombra” (Job 8:9). Nuestros días en la tierra son sombra de la imagen que nos fue otorgada. 
“Temed vosotros delante de la espada; porque por el furor del pecado viene la espada, para que sepáis que hay juicio” (Job 19:29). Cuánto deben cuidar las personas sus caminos por los que se conducen, es decir, su conducta y temer ante El Santo, Bendito Sea, para no apartarse del camino apto y no traspasar las palabras de la Torah, y para que no se olvide de ella. Pues todo el que no se esfuerza con la Torah, y no se dedica a ella, es apartado de El Santo, Bendito Sea, y es alejado de Él, ya que la Presencia Divina, Shejiná, no se posa con él. Y esos ángeles guardianes que van con él, para protegerlo, se apartan de él y no tiene parte en el Sendero de la Vida. ¡Ay de él, pues lo abandonan los de lo Alto y los de lo bajo! La espada es lo que se denomina temer del mal hablar. Y esa es la espada de El Eterno con la que juzga a los pecadores: “la espada de El Eterno está llena de sangre” (Isaías 34:6) o “Mi espada devorará la carne, a causa de la sangre del cadáver y del cautivo, a causa de las antiguas depredaciones del enemigo” (Deuteronomio 32:42).  Es decir, temed de los juicios del aspecto femenino inferior, Maljut, que castiga por el mal hablar, para que sepáis que así es juzgado aquel que tiene una espada en su lengua, pues se le presentará una espada que aniquila todo. 
“Sus casas están en paz, libres de temor” (Job 21:9). Se refiere a las casas edificadas con Justicia, ya que en ese caso el daño no sobrevendrá sobre dicha casa. Casas edificadas mencionando el Nombre del Omnipresente, para que se pose la Presencia Divina, Shejiná, que se denomina Tzedek. 
“Y Él otorga la paz, y quien hará temblar, y cuando aparta su rostro, quién lo atenderá, ya sea sobre un pueblo o sobre un hombre conjuntamente” (Job 34:29). El Santo, Bendito Sea, trae paz y sosiego a la persona. Pero apartará su mirada de aquel que por sus malas acciones no merezca otra cosa que temblar. Y, entonces, ¿quién lo atenderá, protegerá? Entonces vendrán los malos espíritus, dispuestos a cumplir su misión, y le harán daño conforme a lo que le corresponda. 
“¿Dónde estuviste cuando alababan todas las estrellas del alba, y entonaban teruá todos los hijos de Dios” (Job 38:7). Los hijos de Dios son los ángeles. Teruá significa quebranto. Pues cuando alababan todas las estrellas del alba, se quebrantaban los poderes de todos los ángeles que venían del flanco del juicio, aludido en el Nombre Elokim. 
Recordemos que, cuando era de noche, Jacob no podía con el ángel; pero en cuanto emergió la luz de la mañana, se fortaleció su poder. Entonces, le dijo el ángel: ¡Déjame ir, pues no puedo contigo! ¿Por qué razón no podía con él? Porque ascendía la luz de la mañana y su poder se quebrantaba. Entonces se fortaleció el poder de Jacob y lo aferró y el ángel no podía irse sin permiso. El ángel le dijo a Jacob: “Déjame ir, pues ya ha amanecido” (Génesis 32:27). Es decir, era momento de reunirse con los demás ángeles de sus campamentos y recitar la alabanza a El Santo, Bendito Sea. Jacob contestó: “No te enviaré a menos que me bendigas”, en relación a la subrepticia bendición otorgada por su padre, dando por hecho que aquel era el ángel de su hermano Esaú, su ministro espiritual. Si el ángel reconocía así la bendición de Isaac, no se le podría acusar por ello. Y el ángel contestó: “Ya no se dirá que tu nombre es Iaacov, sino Israel, pues has luchado con Dios y con hombres, y has vencido” (Génesis 32:29). En esta ocasión, la bendición no fue obtenida con subterfugio y engaño, sino “Israel”, es decir, ciertamente que Israel supremo, que es el aspecto masculino inferior, Zeir Anpín, reconoce por ti y acuerda contigo las bendiciones que has tomado. Haber luchado con Dios se refiere a los ángeles que vienen del flanco del juicio severo. Y haber luchado con hombres, se refiere a su hermano y quienes estaban con él. 
Cuando amanece, todos esos entes poseedores de facultad de juicio se someten y no se encuentran más presentes. 
“Pues en su mano está el alma de todo ser vivo, y el espíritu de todo el género humano” (Job 12:10). Dado que nuestra alma y nuestro espíritu están en mano de El Santo, Bendito Sea, aluden al aspecto cósmico femenino inferior, Maljut, y el masculino inferior, Zeir Anpín, que se asocian como uno en el mundo. 
“Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro” (Job 16:8). Bienaventurada la persona que se ocupa de la Tora para saber los caminos de El Santo, Bendito Sea, pues según el modo en que la persona se ocupa de la Torah, tanto en el estudio como en su cumplimiento, obtiene recíprocamente el tipo de conducción que se merece, y también afecta a su entorno gracias a su mérito.
“Sendero que no fue conocido por ave” (Job 28:7). El sendero referido es el de la sefirá Iesod del aspecto cósmico masculino supremo, Aba. Y se encuentra con el aspecto cósmico femenino supremo, Supremo, con la única voluntad que a raíz de eso no se separan jamás el uno del otro. Entonces salen de su unión fuentes y arroyos, coronando a su hijo, el aspecto cósmico masculino inferior, Zeir Anpín, de grandeza. 
“Y la tierra se levanta contra él” (Job 20:27). Es decir, la Presencia Divina, Shejiná, que se denomina Tierra, se levanta contra él para castigarlo por alejarse de la Torah.
“Y si Él a una determina algo, ¿quién lo hará volver atrás?” (Job 23:13). La expresión ‘a una’ –beejad-significa ‘en uno’. ¿Y cuándo la persona se denomina ‘uno’? La respuesta es cuando se encuentra completo, asociado lo masculino y lo femenino, y se santifica con santidad suprema, y se concentra en santificarse. Entonces ese hombre está completo y se denomina uno, sin daño. 
“La gente no sabe su valor” (Job 28:13). Aludiendo a la sabiduría, Jojmá. Si no es posible aprehender la emanación cósmica Jojmá, cuánto más el ente cósmico oculto Arij Anpin. 
“Entonces respondió El Eterno a Job desde un torbellino” (Job 38:1). Ese torbellino es la Carroza del Omnipresente. El aspecto masculino inferior, Zeir Anpín, manifiesta que con la vestimenta de la nube, que es el aspecto femenino inferior, Maljut, se aparecerá. 
“Y todas las fieras del campo se alegrarán allí” (Job 40:20). Fieras, por jaiot, cuando se refiere a los seres vivientes del Mundo de la Creación, Briá, que son legiones del aspecto femenino inferior, Maljut; ya que ellos ascienden las almas al aspecto femenino inferior, Maljut, según el misterio de las aguas femeninas. Y, a través de eso, se alegrarán y reirán en la unión íntima, que se denomina sejok. 
“¿En qué ayudaste al que no tiene fuerza? ¿Has salvado con tu brazo al que no tiene fortaleza?” (Job 2:6). Mientras el Satán estaba ocupado con Job, dejó en paz a los hijos de Israel y no hizo acusación contra ellos. Por ello, el dia del Iom Kippur debe enviarse algo con lo que se mantenga ocupado el Satán, pues el acusador está siempre ante el Rey.
“Más los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será agonía del alma” (Job 11:20). De acuerdo con sus méritos y actos de bondad es juzgado el hombre; aquel que hace una Mitzvah se enriquece, como hemos dicho.  En la persona ‘Beinoni’ (que no es un justo pero tampoco un malvado), los méritos y pecados están en equilibrio: la mitad de los méritos está abajo y la mitad de los pecados también está abajo. Y este secreto es el de: “Y dijo el Rey a Ester en el banquete del vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida” (Ester 5:6). Cuando se trata de un justo completo ’Gamur’, todos sus méritos están Arriba y todos sus pecados están abajo. En el caso de un pecador completo, sus pecados están Arriba y sus méritos están abajo. Y aquel hombre que peca en público está en los dos grados, y si se arrepiente en público, se encuentra entre los justos, que conocen las leyes del Santo, Bendito Sea, y se guardan a sí mismos del pecado. Pero si se arrepiente en privado se encuentra entre los malvados, para que se cumpla lo dicho. Y en contra de esto fue el pecado de Adán, según está escrito: “Y mando el Eterno Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto comerás” (Génesis 2:16). “Mandó” se refiere a la idolatría. Y como él pecó con la idolatría, lo puso en una gota de Tera, que irritó al Santo, Bendito Sea. Hizo penitencia Abraham, el hijo de Tera o sea, su simiente y destruyó los ídolos y su comida. De este modo corrigió los pecados y destruyó el pecado y las construcciones del mal. Y de este modo propició que El Santo, Bendito Sea, y su Shekiná reinaran en el mundo. De este modo, santificando su nombre públicamente y entrando en el fuego para ser quemado, a fin de que estas palabras pudieran ser cumplidas: “las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de sobre ellas para tomarlo para ti; para que tropieces en ello, porque es abominación al Eterno tu Dios” (Deuteronomio 7:25). Y no sólo esto, también propició que su padre, Tera, se arrepintiera y lo llevó a él, y a su madre y a todos los notables de su generación al Gan Edén (el Paraíso). De este modo fue purificado por el fuego como la plata, como la moneda del Rey que fue acuñada con un poco de plomo. Por lo tanto, fue conducido al fuego y salió el plomo, que es Ismael. Ismael se burlaba y practicaba la idolatría mientras que Adán había sido purificado por el fuego. He aquí el cambio de nombre porque cuando Adán se encarnó tuvo que pasar por un cambio de nombre, un cambio de lugar, y un cambio den su modo de obrar. 
Después de esto vino Isaac y se hizo más fuerte a través de él y vino el segundo pecado, y cuando se dice “el hombre”, esto es el derramamiento de sangre (juego de palabras entre Adam y haDam, “la sangre”). Que trajo el juicio de Isaac por medio del cuchillo. Por medio del cuchillo fue purificado así como el alimento es separado de lo impuro, y lo impuro salió. Es Esaú que derrama sangre. 
Después de esto vino Jacob y lo formó junto a Labán, y fue su sirviente, según está escrito: “Y Jacob amó a Raquel, y dijo: te serviré siete años por Raquel, tu hija menor” (Génesis 29:18). Pero como él la cambió por su hermana fue su sirviente por otros siete años, a fin de sacar las dos gotas que Adán derramó en un lugar extraño. Se trata del incesto, aludido en la palabra “diciendo” del Génesis 2:16. Y así las sacó de Labán el arameo, que es malvado como la serpiente. Y a través de tres, consiguió un cambio de nombre, un cambio de lugar y un cambio en su modo de obrar. Consiguió un cambio de nombre a través de Abraham, un cambio de lugar a través de Isaac y un cambio en su modo de obrar a través de Jacob. Y a propósito de él fue dicho: “Entonces la vio él, y la tasó; la preparó y también la inquirió” (Job 28:27), que si recibía ese arrepentimiento, aún más el de otros. 
“Los cielos descubrirán su iniquidad y la tierra se levantará con él” (Job 20:27). ¡Ay de aquel que no ha considerado el honor de su señor! ¡Ay de aquel que ha mancillado la imagen de su señor! ¡Quien comete un pecado una, dos, tres veces y no se arrepiente de él, es despreciado por su señor, Arriba y abajo! La acción abajo provoca la acción Arriba. Haz el bien, ya que el bien no es otra cosa sino el justo, según está escrito: “Decid al justo que le irá bien, porque comerá los frutos de sus manos” (Isaías 3:10). Y cuando hacemos esto aquí abajo, ciertamente ese bien se provocará Arriba. Entonces: “…vive en la tierra y mantén la verdad” (Salmos 37:3). Y todo es una única cosa. 
Mora en la tierra, en la tierra de Arriba. Porque no hay nadie en el mundo que pueda residir en ella hasta que sea provocado ese “bien”. Y cuando el hombre lo provoca es como si la formara y puede residir en la tierra, comer de su fruto y alegrarse con ella. Se trata de la tierra y todas son una, según está escrito: “Anunciar por la mañana tu misericordia y tu fidelidad en las noches” (Salmos 92:3). Con “fidelidad” es conducirla a donde tú deseas. Y si uno no lo provoca, este bien se encuentra lejos de ella. No te acerques a ella, sé cuidadoso, como alguien que teme a la muerte, pues ella es un fuego ardiente que con sus llamas consume al mundo. Cuando uno provoca el acercamiento de este bien hacia ella, reside dentro de ella y ya no le tiene miedo. Como está dicho: “Determinarás asimismo una cosa, y te será firme; y sobre tus caminos resplandecerá luz” (Job 22:28).
“La habrá preparado él, más el justo se vestirá, y el inocente repartirá la plata” (Job 27:17). Aunque el malvado esté perdido, sus buenas acciones y méritos no lo están. Hay un justo que camina por los caminos del Rey de Arriba, y ha tejido vestiduras con sus buenas acciones, pero antes de acabarlas se ha ido de este mundo. Entonces, El Santo, Bendito Sea, completa estas vestiduras con las acciones que había dejado el pecador, para perfeccionar su vestido y lo pueda vestir en el mundo venidero. El malvado hizo las buenas acciones y el justo se cubrirá con ellas. De ahí que se pueda decir que está “encubierto de pecado”, es decir, de los pecados de los malvados. Una cosa más. El pecado de este hombre justo está oculto en las denominadas “profundidades del mar”, porque aquel que cayó en las profundidades del mar nunca puede ser encontrado porque las aguas lo cubren. Éste es el sentido de: “El tornará, él tendrá misericordia de nosotros; él sujetará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:19). ¿Qué son estas “profundidades del mar”? todos aquellos que viene del lado violento y están ligados a las malas especias, a las coronas de abajo, como el ángel Azazel en Iom Kippur también es llamado “profundidades del mar”, como la escoria refinada por el fuego. Es lo que significa: “Quita las escorias de la plata y saldrá vaso al fundidor” (Proverbios 25:4). De este modo, el ángel Azazel pertenece a las profundidades del mar y es llamado “profundidades del mar”, o sea, las profundidades de ese mar Santo. Las profundidades son como la escoria de la plata. Todos los pecados de los hijos de Israel son como la escoria de la plata. Todos los pecados de los hijos de Israel son arrojados allí. Por esta razón se llama “pecado”. ¿Qué es el pecado? El pecado es disminución. Porque lo disminuye todo y reduce el cuerpo y el alma, y recibe la suciedad, que son los pecados cometidos por la Mala Inclinación, que recibe el nombre de suciedad y fealdad. “Y echará a suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por El Eterno y la otra por Azazel” (Levítico 16:8). Si es así, es un honor para Azazel, ya que ¿has visto alguna vez a un sirviente que echara suertes con su señor? Habitualmente, el sirviente públicamente toma lo que su señor le da. Pero dado que el Samael está listo para acusar y de modo a que no tenga ningún agravio, se le da la parte de esta manera. 
“Trasmudándose como lodo de sello y parándose como vestidura” (Job 24:14). El hombre impuro es impuro en todos los aspectos, y es impuro en su fe. Cuando me presentas a un hombre que trae una ofrenda defectuosa, esta ofrenda se arroja a los perros. El Santo, Bendito Sea, hará a los hijos de Israel completos. Llegará la rectificación para el mundo y para los recipientes y las vestiduras del hombre y con la rectificación del cuerpo.
“Más los ojos de los malvados se consumirán y no tendrán refugio; y su esperanza será agonía del alma” (Job 11:20). El sueño es como la sal (ambas palabras compuestas por las mismas letras y misma guematria). Y el sufrimiento será como la sal de Sodoma que ciega los ojos de los malvados. 
“Dios entiende el camino de ella, y él sólo conoce su lugar” (Job 28:23). ‘Dios entiende el camino de ella’ se refiere al Edén de abajo, el conocido por el Arij Anpin; y ‘él sólo conoce su lugar’ se refiere al Edén de Arriba, conocido por el Anciano de los Días, el más oculto de todos. ¡Dichoso es mi hijo para El Santo, Bendito Sea, en este mundo y en el mundo venidero! En realidad, su camino y él solo “conoce su lugar”, su mismo lugar, es la Jokmah, comienzo de todo. A partir de ella, treinta y dos senderos se expanden. Esto significa que la Torah está incluida en las veintidós letras y en las diez alocuciones. En esta Jokmah hay un principio y un final, una Jokmah de Arriba y una Jokmah de abajo. Cuando se expande, se la llama “padre de los padres”. Todo está incluido en ella. 
“Si tuviere delante de él algún elocuente anunciador muy escogido, que anuncie al hombre su justicia y que le diga que Dios tuvo misericordia de él, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención” (Job 33:23-24). Las buenas acciones nos salvan en tiempo de necesidad. Si uno no tiene un buen abogado, es declarado culpable de sus pecados y sentenciado a desaparecer del mundo. En ese tiempo en el que está atado con las cadenas del rey, al levantar los ojos ve cómo se le acercan dos ángeles que escriben todo lo que hizo en este mundo y cada uno de las palabras que salieron de sus labios, incluso aquellas que susurró a su mujer. De todo esto ha de dar cuenta, según está escrito. Por eso, el hombre ha de temer a su Eterno, examinar cada día sus actos y arrepentirse de ellos mientras aún está vivo en este mundo. 
“Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta para comer” (Job 34:3). El sonido entra en el oído, de ahí entra en todo el cuerpo y todo tiembla de él. Mucho se deriva de ese oído. Bienaventurado el que guarda lo que dice. Así está escrito: “Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño” (Salmos 34:14). La audición se aplica a este oído y Jokmah está incluida en él. Oraciones y peticiones dependen de este oído, así como la apertura de los ojos. Los secretos supremos, que no salen afuera, se originan en ese oído, por lo que es curvado por dentro. Una voz los enuncia; y cuando se oye esa voz, el cerebro se despierta. Hemos aprendido que está escrito: “Oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra” (Salmos 17:6). Esto es seiscientas mil decenas de miles de seres alados que penden de estas orejas denominadas “orejas del Eterno”. Por esto está dicho: “Oh Dios, inclina a mí tu oído”, porque es el oído del Zeir Anpín. 
“También alguna vez no se ve la luz clara en los cielos, y pasa un viento y los limpia” (Job 37:21). Hay un espíritu de ira que brota de la nariz, está ahí y se va y ya no existe más. 
“Impide el labio a los que dicen verdad, y quita a los ancianos el consejo” (Job 12:20). Es la generación de la dispersión, que no podían controlar su labio pues él confundió el lenguaje. Los ancianos del consejo son Bilam y Balak, que compartían un mimo plan: ofrecer “un becerro y un carnero a cada altar” (Números 23:2). El malvado Bilam, cuyos actos estaban orientados hacia el mal, con arrogancia de corazón, junto a Balak, ofreció las ofrendas. Balak preparó los altares y el malvado se alabó a sí mismo diciendo: “Siete altares he ordenado y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero” (Números 23:16). Y no asoció a Balak con él. Este es el significado de “quita a los ancianos su consejo”. “Los ancianos de Moab y los ancianos de Midián, con las encantaciones en su mano, y llegaron a Bilam y le dijeron las palabras de Balak” (Números 22:7). Les quitó la capacidad de razonar para que no pudieran controlar en modo alguno su brujería. “Y le dijeron las palabras de Balak”, con voz fuerte y no suave. Tenía una oreja defectiva, un ojo defectivo y una pierna defectiva. En estos tres lugares tenía un defecto al estar posicionado con el Sitra Ajra. Y el Sitra Ajra lo necesita, pues cada especie busca a su especie. “Y él les dijo: reposad aquí esta noche” (Números 22:8). “Reposad aquí esta noche” dado que la noche es el momento oportuno del Sitra Ajra y de los brujos, porque es el momento durante el cual prevalecen los aspectos malignos y se extienden por todo el mundo.
“Cosas muertas son formadas debajo de las aguas y de sus cavernas” (Job26:5). Los Anakim –gigantes- que se esparcieron por la tierra se fueron relajando, pasando a llamarse Refaim. Los Anakim procedían de los dos lados. Del mismo modo ocurre con los Refaim, que nacieron de ellos y vivieron largas vidas. Cuando se debilitaron, la mitad de su cuerpo se volvió débil y la otra mitad tuvo que soportarlo; pero cuando la debilidad se volvía extrema, entonces moría y tomaron cierta hierba del campo, tragándosela y muriendo. Dado que deseaban causarse la muerte a sí mismos fueron llamados Refaim (flojos, en el sentido de gandules). Solían tirarse al mar y morir ahogados. 
“Se enternecerá su carne más que de niño, y volverá a los días de su juventud” (Job 33:25). Si antes de ir al mundo venidero, no recibimos nuestro Nefes, Ruaj y Neshamah por medio del estudio de la Torah, estamos destinados a volve a este mundo. “Harás redimir al primogénito de animal inmundo” (Números 18:15). Esta Mitzvah es para redimir al primogénito del asno, o sea, para redimirnos a nosotros mismos que podemos compararnos con los asnos para el mundo venidero. 
“Porque él pagará al hombre según su obra y él le hará hallar conforme a su camino” (Job 34:11). Cuando una persona pasa por este mundo cometiendo pecados ante su señor, estos penden sobre él para ser pagados en el día del juicio y, según sus actos, le pagará. Sin embargo, “si él pusiese sobre el hombre su corazón, y recogiese así su espíritu y aliento” (Job 34:14), en cuanto una persona fija su corazón y su voluntad en regresar a su señor, entonces Él recogerá “así su espíritu y su aliento”; se unirá a él para atarlo en el lado de la vida y no abandona su alma afuera para que sufra otro juicio. “Pagar según su obra quiere decir ser sentenciado en el juicio de acuerdo a los actos que realizó en este mundo. Lo eleva para que sea juzgado de acuerdo con sus actos y es apartado de este mundo. “¿Quién visitó por él la tierra? ¿Quién puso en orden todo el mundo?” (Job 34:13). Quien visitó la tierra por él es su hermano, que está cerca de él. ¿Y quién puso en orden todo el mundo? Porque construye una casa y establece así una estructura en el mundo, y restauración y habitación para siempre.
Después de todo está escrito: “si él pusiese sobre el hombre su corazón” dado que esta persona que fue designada para establecer la estructura necesita un corazón y un deseo enfocados en la persona muerta. De aquí se aprende que si un hombre toma a una mujer en matrimonio de levirato por su belleza o por deseo, el edificio Eterno no se construye, dado que su deseo y su corazón no estaban dirigidos por amor hacia aquel que murió. Por esta razón, está escrito: “Si él pusiese sobre el hombre su corazón y recogiese así su espíritu y su aliento” (Job 24:14), centrándose en él con aspiración del corazón, y entonces “recogiese así su espíritu y aliento” para que a través suyo sea construido en este mundo. Después de esto está escrito: “Toda carne perecería juntamente, y el hombre se tornaría polvo” (Job 34:15). Porque el cuerpo y la carne se pudrirán juntos en el polvo, renovando así su estructura como antes, volviendo al polvo de la estructura de otro cuerpo, como fue en el principio. Por lo tanto, Ruaj y Neshamah están en las manos de El Santo, Bendito Sea, que tiene compasión de los seres humanos para que no sean borrados de este mundo ni del otro mundo. 
“Yo esperé porque no hablaban, antes pararon, y no respondieron más” (Job 32:16). Al silencio se le llama “pararse”, porque al hablar, siete miembros se mueven: el corazón, el pulmón, las cuerdas vocales, la lengua, dientes, labios y la carne; mientras que cuando se está en silencio, no se mueven. “Y se oía una voz de arriba del Cielo que estaba sobre sus cabezas, cuando se paraban y aflojaban sus alas” (Ezequiel 1:25). 
“Su carne desfallece sin verse, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen” (Job 33:21). Mientras la carne del Otro Lado permanezca viva, el Satán está en situación de acusar. Pero una vez que la carne es eliminada, pierde su poder para acusar ya que no tiene ningún elemento de apoyo para su acusación. El Satán, entonces, ya no puede mencionar a esa persona de ninguna manera en este mundo.
“¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar?” (Job 38:12). La palabra ‘alba’ está escrita defectivamente (le falta la letra He). Esto es porque la letra He ha estado lejos del alba. ¿Por qué? Cuando se extiende la tarde y la fuerza del sol se desvanece, reina la izquierda y el rigor prevalece en el mundo y la noche se extiende. Entonces el hombre ha de dirigir su oración hacia su señor, es el momento de hacer la oración de Minjá, a fin de apaciguar el rigor. Cuando atardece, se abre en el sol una abertura y pierde su fuerza; entonces reina la izquierda e Isaac, que corresponde al rigor y fue quien instituyó la oración de Minjá, cava un pozo. Cuando se hace de noche, los edictos se hallan en sus bolsillos y numerosas bandas de demonios dañadores se extienden por el mundo confundidas, burlándose de las almas de los malvados y comunicándoles informaciones, algunas veraces y otras falsas. Si se encuentra a alguien entre ellos pueden perjudicarle y todos los habitantes del mundo están sumidos en el sueño, saboreando un pregusto de la muerte. 
“Y sucedió un día, cuando los hijos de Dios…” (Job 1:6). En todos los lugares está escrito Vaiejí, hay angustia. “Y sucedió un día” es el día en el que hay angustia; y ese día es Rosh haShannah, un día en el cual hay un juicio severo en el mundo. Rosh haShannah y siempre dos días. ¿Por qué? Para que Isaac reúna el rigor y la misericordia. Por eso son dos días y no únicamente uno, porque si sólo fuera uno no lo resistiría. 
“Recuerda, por favor, ¿qué inocente pereció? o ¿dónde fueros destruidos los rectos? (Job 4:7). Con el arco iris hemos de recitar la bendición “bendito sea El Eterno que recuerda la alianza”, pues es una señal de la santa alianza que garantiza que las agua del diluvio no volverán a cubrir la tierra. Simboliza a la Shejiná, que viene para proteger el mundo. El arco iris que se puede ver en el exilio es Metatrón, llamado Shaddai. Y el arco iris usa los colores de los patriarcas como vestidura, o sea verde, rojo y blanco. Verde era la vestimenta de Abraham cuando Ismael fue engendrado, rojo es el color que tomó Isaac cuando engendró a Esaú y blanco es la vestimenta de Jacob, cuyo semblante nunca cambió. También son los colores de las reencarnaciones, blanca en la primera, roja en la segunda y verde en la tercera, en correspondencia con las sefirot Hesed, Guevurá y Tiferet. Por último, es el color de las letras Iod, He y Vav, vestidas de blanco, rojo y verde. 
“Ciertamente, yo buscaría a Dios y depositaría en él mis negocios” (Job 5:8). El es el amo de todo. Elohim da testimonio de que él es el Elohim de los elohim. El nombre Adonai testifica que él es el señor de todos los señores, y así ocurre con cada nombre. Cada ángel tiene un nombre que le pertenece y a cada grupo de ángeles se lo conoce por el nombre de su jefe.
“Acuérdate ahora que como a lodo me diste forma; ¿y en polvo me has de tornar? ¿No me fundiste como leche y como queso me cuajaste? Me vestiste de piel y carne y me cubriste de huesos y nervios” (Job 10:9-11). Cuando un hombre se pudrió en el polvo y llegó el momento de la resurrección de los muertos, El Santo, Bendito Sea, lo volverá a hacer a partir de aquel hueso que no se ha podrido, denominado “luz”, como masa y como queso de leche y como leche clara que fluye. Este hueso será pulido y refinado como la leche y formado como queso cuajado. Cuando esta estructura esté acabada, él lo creará de nuevo con piel, venas y huesos. “Vida y misericordia me concederás, y tu visitación guardará mi espíritu” (Job 10:12). Es el espíritu de la vida. Tu visitación es la Matrona del mundo, pues ‘guardará mi espíritu’, que la visitarás al principio en el futuro. Y el secreto de todo ello es que todas las almas de los justos están ocultas y reservadas bajo el trono del rey que las protege para que puedan volver a su lugar. “En tu mano encomiendo mi espíritu” (Salmos 31:5).
“Se enternecerá su carne más que de niño y volverá a los días de su juventud” (Job 33:25). Los hombres mueren cuando son ancianos y vuelven al mundo como niños. Este es un secreto de El Santo, Bendito Sea, como decimos cada día antes del Shemá: “renovar su creación cada día, continuamente”. 
“Respondió El Eterno a Job desde la oscuridad” (Job 38:1) ¿Quién es fuerte? Aquel que domina su Mala Inclinación. 
“Paladar sabe a comida” (Job 34:3). En el secreto de las letras del rey Salomón, estas cuatro letras están coronadas con las cuatro letras Guimel, Iod, Kaf y Fof en el paladar. 
“La nube se acaba y se va; así el que desciende al sepulcro y hace subir, que nunca más subirá” (Job 7:9). Cualquiera que desciende a Avadón, que se llama el abismo, nunca se levanta. Es llamado un hombre que fue destruido y perdido en todos los mundos. Y a ese lugar van a parar los hombres que despreciaban decir Amén. Un hombre así es castigado en Gehenom, infierno, por los muchos Amén que se le perdieron, que él no consideró, y es llevado al compartimento más bajo, que no tiene abertura, y está perdido y nunca se levanta de allí.
“Que nosotros somos desde ayer, y no sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra” (Job 8:9). Una vez una sombra comenzó a formar el principio de otro día mientras duraba el tiempo en el que fue destruido el Templo cuando lo alcanzó la sombra. Y el día de sombra fue el final del exilio. Esta sombra medía seis pulgares de un hombre entre los hombres. “Somos desde ayer”, en el exilio, “y no sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra”, lo cual quiere decir que El Santo, Bendito Sea, quiere que la sombra y el día descansen sobre la tierra. 
“Demudarás su rostro y lo enviarás” (Job 14:20). Esta es la razón por la cual los señores de la Misnah han explicado que la forma en que se deletrea no es la forma en que se me pronuncia en este mundo; sino que se deletrea Iod He Vav He y se pronuncia Adonai, porque el nombre de su sierva es Adonai, como el nombre de la Matronita. 
“Los cielos revelarán su iniquidad” (Job 20:27). El juicio es ejecutado sobre quienquiera que sea ejecutado.
“Vaga alrededor tras del pan diciendo ¿dónde está?” (Job 15:23). El señor de la casa que parte el pan es la columna del centro. En Shabat, debe repartir dos barras de pan de Jalá, que son las letras He He. El dueño de la casa es la letra Vav del interior del Tetragrama. Para no parecer un glotón, puede repartir a cada uno un trozo del tamaño de un huevo. ¿Cuál es ese tamaño? Es la letra Iod y la letra Iod, que son los puntos del Santo Nombre, llamados migas del tamaño de una aceituna. Corresponden a gotas de esperma. La pobreza persigue a quien quiera que desprecie y deposite estas migas (en alusión a las gotas de esperma desperdiciadas) en un lugar inapropiado, y constantemente deambulará por ahí sin reencarnarse. Y no hay pan sino la Torah y este versículo implica que él clama, buscando a alguien que tenga misericordia de él, pero que no lo encuentra. 
“¿Dónde está mi hacedor, que da canciones en la noche?” (Job 35:10). Cuando llega la noche, muchos litigantes tiranos están presentes en el mundo, caminando y vagando por el mundo para hacer acusaciones. A partir de la medianoche, se despierta un espíritu que los saca a todos de sus lugares y los quita para que no tengan poder. Se trata de un misterio de Arriba. 

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...