Según Alain Daniélou, el Yin Yang habría llegado a
Oriente procedente del Shivaísmo (“El centro sutil situado en la base de la
columna vertebral constituye un triángulo de deseo, saber y acción que forman
el Yoni, en cuyo centro se levanta el Linga nacido de sí mismo, brillante como
mil soles” –Shiva Purâna-).
Los misterios de Osiris habrían llegado a Egipto también
desde la India (a lomos del toro de Shiva) y posteriormente confeccionarían los
cultos mistéricos a Baco y Dioniso, devenidos igualmente desde el propio Shivaísmo.
Casi a la par, los arios nórdicos -emparentados con aqueos
e iraníes- habrían trasladado sus dioses a los preexistentes en la antigüedad grecorromana,
así como al Irán avéstico, habiéndolos enfrentado al llegar a la India primero con el Shivaísmo, para luego integrarlo a la religión védica.
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