El alma (nafs) es el origen de los deseos y la pasión. Sin la extinción del alma, no hay manifestación divina. Ante sus caprichos, Dios exige que nos enfrentemos a sus inclinaciones. Cuando el alma te reclame un deseo, niégate por principio; apártate de sus deseos. Tu pasión es tu enemigo y la gloria está en enfrentarte a ella; he aquí la verdadera Yihad.
Murîd es aquel que busca algo, en este caso, relacionado con el conocimiento divino. Y éste debe renunciar a sus caprichos, ya que de lo contrario sufrirá consecuencias interior y exteriormente.
La renuncia a algunos hábitos, que representan la vida profana anterior, puede ser una condición del vínculo iniciático que se contrae con la vía espiritual. Guárdate de dejarte llevar por tus caprichos, porque los verdaderos hombres son aquellos que han cumplido con lo pactado con Dios.
“Al que diviniza sus bajas pasiones y
sabiendo la verdad (niega la fe), Dios le
deja descarriarse con oído sigilado, mente
ofuscada y visión obnubilada. ¿Quién
podrá dirigirle, una vez que Dios le ha
abandonado a su suerte?” (Sura 45, 60-65)
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