sábado, 7 de septiembre de 2019


El principal arte islámico es la caligrafía. En un principio kúfica, originaria de la ciudad de Kufa, basó su trazo en recta y formas rectangulares y, más tarde, auspiciando otros estilos como el nasj, zúluz o farsí. Y es que, a partir del siglo XI, los sultanes creyeron oportuno respaldar dicho arte acompañado de imágenes, donde las letras debían guardar una proporcionalidad específica, en base al "punto cuadrado" (nuqtah) cual unidad ontológica. La tradición apunta que "todo el Corán está contenido en la Fâtiha y ésta en la basmalah, y la basmalah está contenida en ba y ésta en el punto que está debajo"; cual punto originador del primer trazo del Corán, cuyo origen sería el punto y su diámetro el alif, quedaría asi conformada la "primera letra" sobre el papel blanco (analogía éste de la esencia primordial que corresponde al alma purificada). Por otra parte, la divinidad quedaría manifestada en el trazo que se efectúa de arriba a abajo, donde el Cálamo, el papel y la tinta (debiendo ser de fabricación artesanal) serían la base para una Revelación que se supone intrínseca al viento que surca el interior de la caña hueca y da vida a los Versículos sagrados, símbolos de una realidad metafísica. En el Islam, la caligrafía pasa por ser una vía iniciática hacia la propia esencia del artista, bajo la tutela de un maestro (sheij) en primera instancia; pues, partiendo de un sólo versículo, pueden superponerse estilizadas letras cuyo resultado "esconde los signos de Dios"; y donde la "aleya" (Versículo del Corán) podría traducirse como "signo" ("les mostraremos Nuestros signos en los horizontes y en sus almas", Corán 41, 53).
Titus Buckhardt dijo que "el Islam se centra en la Unidad y ésta no puede expresarse a través de cualquier imágen"; así pues, cabrá recordar la similitud de la caligrafía islámica con las formas vegetales y unas curvas que recuerdan a las redes de sarmientos de una vid, cual hermeneútica de la naturaleza y simbolismo entre el Libro revelado y el Árbol de la Vida.


Por todo ello, cabría "sobrepasar" el significado literal del Versículo transmisor del Verbo divino, teniendo en cuenta que la Sura (que procede de la raíz s-w-r), deviene de la primera formal verbal de sawâra (que significa "sobrepasar algo").
En definitiva, hay un esoterismo islámico, donde las letras y los números se relacionan bajo el umbral de una cábala islámica, y donde la "ciencia de los hombres" ('il al-sîmîyâ) se encarga de estudiar el valor numérico de las letras (y las correspondientes propiedades ocultas) que componen las palabras, facilitando así un conocimiento real de las cosas nombradas. Y donde la "forma más bella" es sintomático atributo del Profeta (o del Hombre Perfecto), cual analogía entre el microcosmos y el macrocosmos.

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