domingo, 25 de junio de 2023

 


"En las partes más profundas de la psique, hay áreas inconscientes que contienen recuerdos de un conocimiento inherente adquirido a lo largo de cientos de miles de años de evolución, por lo que cada individuo deviene un microcosmos.

Los antiguos gnósticos tuvieron un conocimiento superior, por medio de la realización de acciones correctas, la plegaria devota o la contemplación profunda. También alguien que pudiera haber tenido una experiencia mística personal, supiera qué hay más allá de la mente ordinaria y percibiera sus niveles superiores. No obstante, existe el problema de describir lo indescriptible. 

Por ejemplo, según la tradición judía, el iniciado Enoc fue un individuo muy diferente a la gente de su tiempo. No había olvidado su origen en el Paraíso y vivió recluido. Deseaba alcanzar un conocimiento superior y, por ello, llevó una vida de intensa actividad interior, cuyo resultado fue su ascensión. En la visión, ascendió a regiones superiores, donde le mostraron el pasado, el futuro y las almas de quienes aún no habían nacido, así como la de los muertos. Vio también el reino angélico del Paraíso, con su multiplicidad de formas, que son los arquetipos del mundo material inferior; vio a los arcángeles vigilando los procesos creativos del universo, antes de ser llevado a la presencia de la pura luz. Según la tradición, el arcángel Gabriel le dijo: “no temas, Enoc. Ven conmigo y mira el rostro del Señor”. Pero Enoc se postró y le adoró. Entonces, el arcángel Miguel le alzó y le quitó su túnica terreal -su aspecto físico-, ungiéndole con óleo sagrado y le vistió con indumentaria celestial; tras lo cual, durante treinta días y treinta noches, Enoc permaneció en estado de exaltación, registrando todo cuanto escuchaba y veía. Tras esta revelación, le pidieron que descendiera a la realidad inferior de la tierra y enseñase sobre todo aquello. Lo que hizo hasta que, una vez transmitidos todos sus conocimientos, sin ocultar nada, el mismo día, mes y hora de su nacimiento quedase envuelto en una nube de oscuridad, haciendo invisible a los ojos humanos. Tras ello, se disipó , desencarnándose sin tener que pasar por el procedimiento natural de morir, llevado al cielo superior. Aquí se encontró con las huestes angélicas y arcangélicas de los mundos superiores de Formación o Yetzirah y Creación o Briah, que al principio no se mostraron amistosas pues, hasta aquel entonces, ningún humano había alcanzado su pleno potencial. Y, de no haber sido por la protección previa divina, algunos seres angélicos podrían haberle perjudicado, como en su día a Lucifer, el arcángel de mayor rango, cuando se negó a reconocer la superioridad de Adán.

Ahora, llegado Enoc a este nivel, el fuego del mundo de la Emanación o Atzilut, le transfiguró, adquiriendo la condición angélica de Metratón o 'Aquel que tiene el nombre de Dios'. Como tal, Enoc se convirtió en Gran Maestro de la humanidad, fuente de todas las tradiciones esotéricas. Así, en Egipto se le reconoció como Toth, en Grecia como Hermes Trimegisto y Melquisedec en la Biblia, donde inició a Abraham; más tarde apareció como Elías, quien también careciera de padres terrenales. Según la Cábala, Enoc aparece en momentos cruciales para instruir a la gente en situaciones comprometidas, revelándose a quienes han de realizar determinadas tareas espirituales.

Enoc representa simbólicamente el completo desarrollo de cada nivel del individuo, desde el físico, las conciencia psicológica y el espiritual, hasta el divino, que están presente en cada uno de nosotros" (Z'ev Shimon Halevi).



L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...