martes, 23 de agosto de 2016


Según el Génesis, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza (Adán cuál imagen pura y recta de su Creador). Por ello, cuando Moisés experimentó la Presencia divina desde la Zarza ardiente (lo que debería entenderse no implícitamente como un lugar material), que fuese advertido de su verdadera condición (“—No te acerques más —le dijo Yahveh—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa” Éxodo 3:5). 

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