miércoles, 1 de marzo de 2017


La fuerza de un mantra reside en la actitud espiritual de aquel que lo recita, del alma elevada del individuo, más allá de ser un simple sonido o vibración física. Un mantra produce realmente un "movimiento" espiritual que el oído es incapaz de percibir, por lo que toda persona no iniciada o inconsciente de la esencia intrínseca del mantra que pronuncia, al ser carente de fuerza alguna no conseguirá ningún resultado. Y es que los mantras actúan por mediación del espíritu, más allá de una fuerza propia, sirviéndose básicamente cual medio a través del cual concentrar unas energías, de antemano ya dispuestas. Y dicho conocimiento esotérico debe adquirirse por mediación de un maestro - gurú - que, tras una serie de experiencias basadas en la disciplina de la concentración y la interiorización, a medida que insta al neófito a "despertar" progresivamente ante una serie de fuerzas acumuladas, producirán finalmente aquellos efectos para los que fueron creados el mantra en cuestión.

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