La fuerza de un mantra reside en la actitud espiritual de aquel que lo recita, del alma elevada del individuo, más allá de ser un simple sonido o vibración física. Un mantra produce realmente un "movimiento" espiritual que el oído es incapaz de percibir, por lo que toda persona no iniciada o inconsciente de la esencia intrínseca del mantra que pronuncia, al ser carente de fuerza alguna no conseguirá ningún resultado. Y es que los mantras actúan por mediación del espíritu, más allá de una fuerza propia, sirviéndose básicamente cual medio a través del cual concentrar unas energías, de antemano ya dispuestas. Y dicho conocimiento esotérico debe adquirirse por mediación de un maestro - gurú - que, tras una serie de experiencias basadas en la disciplina de la concentración y la interiorización, a medida que insta al neófito a "despertar" progresivamente ante una serie de fuerzas acumuladas, producirán finalmente aquellos efectos para los que fueron creados el mantra en cuestión.
Homero mencionó a la Siria primitiva (cual "tierra solar" donde se hablaría la lengua siríaca o adámica), situándola allende Ogigia (lo que nos permitiría asociarla con la Thulê hiperbórea), isla en la que pasó prisionero Odiseo/Ulises siete años de su vida, en manos de la ninfa Calipso. Plutarco escribiría también sobre la isla de Ogigia, indicando que allí el sol era visible veinticuatro horas, pues disfrutaba de días más largos...
miércoles, 1 de marzo de 2017
La fuerza de un mantra reside en la actitud espiritual de aquel que lo recita, del alma elevada del individuo, más allá de ser un simple sonido o vibración física. Un mantra produce realmente un "movimiento" espiritual que el oído es incapaz de percibir, por lo que toda persona no iniciada o inconsciente de la esencia intrínseca del mantra que pronuncia, al ser carente de fuerza alguna no conseguirá ningún resultado. Y es que los mantras actúan por mediación del espíritu, más allá de una fuerza propia, sirviéndose básicamente cual medio a través del cual concentrar unas energías, de antemano ya dispuestas. Y dicho conocimiento esotérico debe adquirirse por mediación de un maestro - gurú - que, tras una serie de experiencias basadas en la disciplina de la concentración y la interiorización, a medida que insta al neófito a "despertar" progresivamente ante una serie de fuerzas acumuladas, producirán finalmente aquellos efectos para los que fueron creados el mantra en cuestión.
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