lunes, 26 de junio de 2017


El lenguaje de los pájaros no puede entenderse sin la sangre del Dragón; y tampoco el Sol diurno sin el de medianoche. Lo que está arriba es como lo que está abajo y un hombre despierto es lo mismo que si está dormido, pues ambos tienen la Naturaleza de Buda, aunque éste último sueñe con un pasado o un futuro. Y es que el tiempo y la eternidad son uno. 
Mas resulta triste afirmar todo esto, si uno no huele la flor y habla a los árboles.

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