viernes, 14 de agosto de 2015


Numerosos mitos y leyendas se han forjado alrededor de quien se contempla ante un espejo y lo que ello comporta. Para los neoplatónicos, podía suponerles perder la dicha de su propia alma. Entre los gnósticos corría la leyenda que Adán quedó prendado de su imagen tras verse reflejado -análogo a la historia de Narciso-; por no hablar de la literatura moderna: "Las aventuras de la noche de San Silvestre", "El estudiante de Praga", "El Horla" o "El Retrato de Dorian Gray". En todas ellas, el alma -toda o en parte- pasa a manos de quien posea su retrato o imagen.

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