“Encontrar es perderMe y perder encontrarMe. Si llegaras a
descubrir el asimiento, conocerías entonces la existencia real” (Ibn Arabî).
¡Si dejas la forma limitada, Me verás! (Según nos volvamos
hacia la realidad incondicionada).
El “Asimiento” (Ajd), en relación al mencionado en la aleya
172 de la séptima Sura (Los Lugares Elevados), reza así:
“Y cuando tu Señor sacó de los riñones de los hijos de Adán
a su descendencia y les hizo atestiguar contra sí mismo: ‘¿No soy Yo vuestro
Señor?’ Dijeron: ‘¡Claro que sí, damos fe!’ No sea que dijerais el día de la
Resurrección: ‘No habíamos reparado en ello”.
En esta aleya, se alude al “asimiento señorial”, pues Dios
(Rabb), tomó (ajada) a la descendencia adánica de las ‘espaldas’ de los hijos
de Adán; donde el “asimiento” sería el acto divino de ser “cogido” el siervo ‘por su espalda’ –o sea, por su parte ‘oculta’, que se sobreentendería eterna desde una
perspectiva preterrenal, en la que ya se habría dado testimonio de Dios como
único Señor, a fin de darlo igualmente en el día de la Resurrección-.
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