Cuando consigas alcanzar
la percepción y comprensión puras, no necesitarás buscar milagros porque estos
vendrán solos.
No permitas que los demás
te confundan y, cuando debas actuar, hazlo sin el menor titubeo ni duda.
En el mundo no hay nada
estable. El cruel demonio de la impermanencia no distingue entre clases altas o
bajas, ancianos o jóvenes.
La luz pura mora en tu
interior, es la sabiduría de tu Buda interno.
Sé sencillo. Deja a un
lado toda preocupación y artificialidad. Estamos buscándonos obsesivamente en
los demás. Es un grave error.
Debes ser independiente
dondequiera que te halles; y te librarás espontáneamente de todos los hábitos
nocivos.
Si quieres llegar a cortar
todas tus ataduras, debes alcanzar la percepción verdadera. Cuando eliges lo
sagrado y desprecias lo profano, todavía te hallas inmerso en la ilusión.
Deja en paz tus
pensamientos y no busques nada fuera de ti. Presta atención a las cosas tal
como aparezcan. Atiende sólo al presente, despreocupándote de todo lo demás.
Hay algunos que, tras
comer hasta hartarse, buscan el silencio y se sientan a meditar zazen; esto es
una forma desviada del Zen.
Los embaucadores proclaman
la existencia de un camino y de una verdad religiosa, pero ¿a qué camino y a
qué verdad se refieren? ¿De qué careces en este mismo instante? ¿Qué más
necesitas?
No te identifiques con lo
que encuentres dentro o fuera de ti. Olvida la religión, la tradición y la
sociedad. Cuando dejes de aferrarte a los objetos, obtendrás la libertad.
Yo no tengo ninguna
doctrina que enseñar. Solo abro grilletes.
El movimiento y la quietud
son dos estados. El maestro Zen utiliza tanto lo uno como lo otro (Maestro Linji).
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