viernes, 13 de noviembre de 2015


“Las obras de los hombres dejan de ser correctas cuando la Inteligencia les retira su asistencia. Si su razón lo abandona, el hombre se vuelve loco y comete acciones desagradables, pues ha perdido su ayuda y la protección de la inteligencia. La inteligencia es del mismo género que el ángel: el ángel tiene un rostro, alas y plumas; la inteligencia no los tiene, sin embargo son idénticos, ambos actúan de la misma manera y tienen la misma naturaleza. Esta semejanza no se reconoce en su forma, pero en verdad tienen una acción idéntica. Descartando su forma, los ángeles son inteligencia pura –nada queda de sus alas y sus plumas- y nosotros sabemos que no eran sino inteligencia pura antes de su encarnación….La condición del hombre es ésta: se han tomado las plumas del ángel y se las ha atado a la cola de un asno, con la esperanza que este asno, por la luz y la gracia del ángel, se convierta en ángel” (Rumi). 

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