sábado, 15 de junio de 2019


¿Qué debemos hacer en esta vida? Bien por mal, sacrificarnos para que podamos "reunir así lo disperso", siguiendo el ejemplo del primer sacrificio cosmogónico, ley universal de la iniciación, donde la muerte deviene simbólicamente un posterior renacimiento; renacimiento de otra perspectiva, que no puede darse sin la previa al sacrificio inherente al sacrificador -que pasa por ser uno mismo-. Reintegración del estado adámico o primordial, tras la anterior desintegración asimilada en un sacrificio (sacrum facere) del ego, básicamente. Y aquí debemos encomendarnos a la ayuda -trascendente e inmanente- del Espíritu santo. Trascendente y ascendente, rechazando primero lo superficial en aras de lo superior; y descendente e inmanente, en armonía con todo lo que nos rodea, abrazándolo todo sin rechazar nada. 

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