martes, 3 de enero de 2017


Un simple servidor de la Actividad divina, cuando ésta tiene a bien iluminarnos, debe sopesar adecuadamente que dicha iluminación es “pasiva”, siendo la intelección –cual inteligencia que nos permite comprender de forma “activa” dicha iluminación- la verdadera “activista” en pos de una adecuada interpretación hermenéutica. Tomando aquí como referencia la persona de Frithjof Schuon, se nos recuerda que “en la Gnosis existe el conocimiento intelectivo del Absoluto y después el conocimiento de sí”. Por tanto, debemos hallarnos sujetos en primera instancia a los designios del Altísimo, para luego intentar hacer el acopio más acertado de los mismos, de acorde a nuestra propia perspectiva religiosa y donde ningún credo, inspirado por el Santo Espíritu, debería sernos indiferente.

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