miércoles, 29 de enero de 2014


Entre las meditaciones de Periandro de Corinto (S.VII aC.), recogidas en los Apotegmas de los ocho sabios de la Antigua Grecia, subrayo que “la ganancia deshonrosa es una mancha contra nuestra naturaleza”o “los placeres son mortales, las virtudes inmortales”, pues la dicha, la dulzura o la alegría serán quienes reemplazarán al dinero, el placer o las pasiones, cuando vaciemos nuestro corazón. Nadie nos obliga a ello, más allá de la nobleza. La virtud de la pobreza, por ejemplo, de entrada puede producir una amarga sensación, cual camino angosto que es, más libera de su pena a quienes han adquirido preocupaciones superficiales, pasando a deleitarnos con su belleza natural. "Considerad los lirios del campo, cómo crecen " S. Mateo 6: 28.

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