jueves, 30 de enero de 2014


Debemos diferenciar entre aquel hilo de Ariadna que nos permitiría -como a Teseo salir victorioso del Laberinto- ser debidamente iniciados en el mundo sutil, donde hallar la Revelación; y el de Penélope, destejiendo la urdimbre asediada por falsos pretendientes -ante la ausencia de Ulises-, e igualmente útil, pues con él se confunde al imprudente curioso.

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