lunes, 3 de abril de 2017


Durero presentó a San Jerónimo en su celda, concentrado sobre su pupitre, mientras le acompaña un sumiso león; con expresión concentrada -como se aprecia en la negritud de su mirada, paralela a la que rodea al santo-. A su espalda parece entrar la luz por algún ventanuco, pero el cortinaje le protege, otorgando un efecto claroscuro al conjunto de la estancia. Este grabado data de 1.511 y se encuentra el la Bibliothèque nationale de France -en Paris-, siendo uno de los seis grabados que dedicó el pintor renacentista alemán al santo varón en cuestión.

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