jueves, 6 de abril de 2017


Se dice de quien actúa de forma “taimada” que lo hace con picardía, astucia, disimulo y una obstinación propia de quien no cede ante ciertas situaciones.
Tamar, que en hebreo significa “palmera” תָּמָר, fue la nuera de Judá, hijo de Jacob. Aunque, en primera instancia, había de casarse con su hijo Er, éste falleció en la noche de bodas; siguiendo la Ley, Tamar como viuda debía tomar a un hermano del difunto como nuevo marido. Por ello, debia casarse con Onán que, temeroso de sufrir el mismo final, evitó consumar el matrimonio, lo que le costó igualmente la vida. Por todo ello, aún debiéndose comprometer Judá a ofrecer a su nuera finalmente su hijo menor, dejó transcurrir tanto tiempo que, dudando aquella de sus verdaderas intenciones, Tamar se disfrazó cuál prostituta auspiciando una relación con el suegro (Bereshit 38:16 "Se desvió entonces a ella, al lado del camino, y dijo: Déjame, te ruego, llegarme a ti -porque no sabía que era su nuera-. Mas ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí?").Según el Talmud, Judá 
-ya viudo- no sintió inmediatamente afinidad alguna por aquella mujer, pero fue un ángel a cargo del deseo quien interviniera para que éste se encaprichara de Tamar y así cumplirse la ley del levirato, pues una vez consumada la relación entre ambos, quedaría ésta por fin embarazada, alumbrando dos gemelos: Farés y Zara. Y fue Farés, quien siguió a Judá en su descendencia hasta Jesús, como relatan los Evangelios de Mateo y Lucas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...