miércoles, 31 de julio de 2013

¿Hay algo más sensual que una flor con su hechicero perfume, aterciopelados pétalos y tímido capullo? La flor es la culminación de la vegetación, brillante imagen del tierno despertar y renacimiento de la vida. San Juan de la Cruz vio en ella la imagen de todas las virtudes del alma, simbólica del “centro” que recibe los dones del cielo, en contraposición a la caduca belleza terrenal.
Las flores ...
han estado incorporadas en todos los ritos y sacramentos de pureza, fecundidad, alegría, perfección, belleza y resurrección de todos los credos, cual simbólico puente entre el mundo visible y el invisible. Recordemos, por ejemplo, que Perséfone fue raptada mientras recogía flores por Hades, para convertirla en su reina; o que la amapola, además de relacionarse con la sangre y la pasión, lo fue con Deméter, madre de Perséfone y diosa maternal de la Tierra Madre.
¡Incluso el Espíritu Santo se da a conocer en su secreta fragancia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...