miércoles, 31 de julio de 2013

La fealdad del Gran Pan hizo que la ninfa Siringa, huyera del dios enamorado. Favoreciendo su huída, los dioses la convirtieron en un cañaveral que, ondulando al viento, hizo sospechar a Pan del engaño; por ello, optó por recortarlas y convertirlas en una flauta de bellos sonidos. Peculiar timbre de un instrumento que permitiría acceder adecuadamente al adepto a su iniciación (de hecho, la leyenda hace que incluso Apolo ofrezca a Hermes el Caduceo, a cambio de conseguir dicha flauta; flauta Siringa que aquí Pan ofrece a Dafne –“laurel” en griego clásico-).

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