viernes, 4 de julio de 2014


El simbólico tránsito de nuestro paso terrenal hacia un supuesto descenso a los infiernos, habida cuenta que en el interior de nuestras propias tinieblas es donde se encuentra la génesis del ser interior, comportaría una “muerte” no literal sino referente a una “disolución” de nuestra identidad individual o egótica, previamente ansiada por el adepto en pos de la verdad universal como indican diversos misterios iniciáticos, todo ello como fin que justificaría la reintegración para con nuestra realidad última. Los mitos agrícolas, por ejemplo, habrían indicado esta perspectiva metafísica desde la prehistoria.

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