viernes, 4 de julio de 2014


El templo es una puerta que conjuga dos mundos, opuestos en apariencia y simbólicamente expresados como Cielo y Tierra, propiciando apaciguar así nuestra alma. De hecho, la palabra templo deviene de templar; y lo que se busca templar es nuestra condición espiritual, superando toda dualidad (la que, por otra parte, sólo contribuye a nuestra desazón existencial). Por ello, el templo deviene puerta por la que recibir la influencia espiritual en nuestro mundo, cual bálsamo divino (y que, generalmente, se adquiere, dicho sea de paso, tras un sacrificio). Por todo ello, el templo representa básicamente la presencia de Dios.

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