viernes, 4 de julio de 2014


La tradición mística imperial de César Augusto –rememorada también por la beata Anne-Catherinne Emmerich- sostiene que éste vio “en el cielo la aparición de una virgen, llevada sobre el arco iris y de la que parecía salir un niño”. El oráculo de la Sibila Tiburtina relacionó la visión con un niño ya nacido ante el que deberían ceder todos los oráculos romanos. En consecuencia a ello, Augusto edificó un altar en el Capitolio con el nombre de Ara Primogeniti Dei (“Altar del Primogénito de Dios”). Trescientos años después, el emperador Constantino el Grande construyó una iglesia en ese lugar, llamada Basílica Sanctae Mariae de Ara Coeli (“Basílica de Santa María del Altar del Cielo”).

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