"En el Génesis se nos habla de Melquisedec como 'rey de Salem' y sacerdote del Dios altísimo, que bendijo a Abraham y ofreció pan y vino -Gn 14,18-. Cita igualmente el Salmo 109,4 : "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec".
La víspera de la muerte su muerte en la cruz, Cristo instituyó en el Cenáculo la Eucaristía. Pan y vino se convirtieron en su Cuerpo y su Sangre. Así se cumplía la profecía de la antigua Alianza de Melquisedec; se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, proclamado por Dios sumo sacerdote a semejanza de Melquisedec (Hb, 5, 7-10)". Homilía de Juan Pablo II del 22/6/2000.
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