viernes, 21 de febrero de 2014

 
"Juan estaba vestido de pelo de camello y con un cinturón de cuero alrededor de la cintura, y comía langostas y miel silvestre" (San Marcos, 1, 6). Según un midrash cristiano, Juan no sólo vino a dar testimonio de la encarnación de la Luz Suprema, el alma del Mesías, sino a servir de abridor del camino y de partero. Seis meses mayor que Jesús, viviendo alejado de la sociedad en el desierto, se preparó para ser quien le ungiera. Cuando Jesús y Juan estuvieron juntos en el río Jordán, se convirtieron en una puerta de Luz Suprema en el mundo material, cual advenimiento del Mesías entrando en el mundo, cumplimiento así de la promesa hecha por Elías a Eliseo.

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