lunes, 19 de mayo de 2014


“En qué lugar, en qué bosquecillo has morado, 
Hermosa? Dímelo, amor mío.
¿Dónde tejiste tu nido encantador, 
Tú, orgullo de los campos?

Allá lejos se levanta un árbol solitario; 
en él vivo y por ti me lamento.
La mañana bebe mi silente lágrima
Y los vientos de la noche se llevan mi pena.

¡Oh tú, armonía estival!
Por ti he vivido y he llorado.
Cada mañana por los bosques me lamento
Y la noche ha escuchado mis sonoras quejas” (William Blake).

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