sábado, 11 de octubre de 2014


"El gnóstico no desea nada, puesto que nada le falta para ser asimilado a Aquel que es bueno y bello. No ama a nadie de amor corriente, pero ama al creador a través de las criaturas. No cae en ningún deseo ni ningún apetito, pues no le falta ningún bien del alma, estando unido como está por el amor al amigo a quien pertenece por libre elección...Si el gnóstico no posee deseo alguno (dirán los oponentes), ¿Cómo puede amar?. Pero no conocen estos tales, el carácter divino del amor. Pues el amor no es un apetito, una tendencia de quien ama; es una intimidad amorosa que establece al gnóstico en la unidad de la fe, sin que tenga ya necesidad del tiempo ni del espacio" (Clemente de Alejandría).

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