lunes, 6 de octubre de 2014


“Mientras ellos seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino. Eliseo lo miraba y gritaba: ‘!Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!’ Y ya no lo vio más. Entonces, agarró su túnica y la rasgó en dos; luego recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a la orilla del Jordán, y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua, diciendo: ‘¿Dónde está el Dios de Elías, dónde? Golpeó el agua, el agua se dividió por medio y Eliseo cruzó” (2 Reyes 11-14).

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