miércoles, 15 de octubre de 2014


“Yo era un Tesoro oculto; aspiraba a ser conocido; entonces, creé la creación a fin de conocerme en ella”, es un Hadîth que Henry Corbin relacionó con el umbral inicial de la Creación, anunciándose nostálgico en su divina aspiración a salir de la soledad. Y la primera figura recurrente, con tal intención así instaurada, devendría el Espíritu Santo, a partir del cual existirían el resto de individuales espirituales (Pues Dios busca un Testigo que le contemple, un Testigo que Él ha exteriorizado; “Entonces ella se contempló a sí misma, fue ocultada, se ausentó (ghâbat) de la contemplación del Ser original, de su Ser original”).

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