viernes, 27 de junio de 2014


“Cuando llega el reposo para el cuerpo, el alma no descansa, desdeñando un alivio que le es extraño. El éxtasis es la fuerza por la cual el alma es llevada a otro lugar. ‘Y Dios envió el éxtasis a Adán, y éste se durmió’ (Génesis 2, 21). El sueño envió el reposo al cuerpo; por el contrario, el éxtasis invadió el alma para arrancarlas al reposo. Ahora bien, es virtud propia del éxtasis que nos aporte imágenes de sabiduría, así como de error” (Tertuliano).

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