martes, 10 de junio de 2014


Según Enoc, patriarca visionario donde los hubiere, se sirvió de Uriel para recibir debida explicación de una visión en que había tenido, contemplando "siete estrellas como montañas ardían en medio del desierto"; Uriel le dijo entonces que éstas no habían prestado debidamente lealtad divina, debiendo expiar su culpa a lo largo de diez mil años...De hecho, en un capítulo del apócrifo de Enoc se indica cómo siete montañas de metal aparecerán ante el Mesías el día del Juicio y "se fundirán en su presencia como la cera calentada por el fuego". Por nuestra parte, podríamos comparar estas siete estrellas con aquellas que pasaron a tenerse como referencia en el firmamento celeste, cuando la perspectiva septentrional propició la guía de las Pléyades, en claro menoscabo de la Osa Mayor. Igualmente, a las Pléyades también se las relacionan con “las siete estrellas malvadas” babilónicas.

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