martes, 10 de junio de 2014



En cierta ocasión leí que "todo ateo debería ser darwinista". De entrada, podría decir que tal sentencia no resultaría nada descabellada, teniendo en cuenta dicha teoría. Puestos en añadir reflexiones metafísicas, puede que haya quien añada que nada existe por sí mismo o que Dios no tiene ningún atributo; que no existe el azar y dependemos de la causa y efecto (como predica el Karma), sin una necesidad de adorar a un dios concreto; o que los misterios dejan entrever la verdad disfrazada en medio de un ambiente irrespetuoso hacia la virtud y donde el hombre deviene cual máquina dual entre la materia y el espíritu, mientras el virtuoso actúa de manera diferente (con esto último, comulgaría). Bien, todas las opciones son correctas y ninguna. ¿Alguien ha visto a Dios? Dios parece ser una idea en nuestra mente, al igual que lo somos nosotros y nuestro mundo. Las mentes aparecen y desaparecen -incluso sería cuestión de tiempo que desaparecieran todas-. Dualidades y Trinidades van y vienen sin cesar, hasta que volvamos a la fuente que la mayoría de creyentes identifican mentalmente con la figura de Dios.
Por ello, pienso que estar a favor o en contra de los ateos o creyentes no tiene mucho sentido, puesto que acabamos posicionándonos contra un dios o su ausencia, cuando lo que deberíamos hacer es indagar en nosotros mismos, trascender nuestro egoísmo existencial y entronizar con nuestro Ser interior / Dios.
Creo haber sido creado para una vida eterna y que lo verdaderamente real está más allá, no sólo de negaciones exteriores como las anteriormente expuestas, sino básicamente de una negación total de la existencia misma. El concepto de no-dualidad, se basa en no tener conciencia de un dios por un lado y de nosotros como creaciones suyas por separado; sino de aunar lo particular y lo universal como inseparables, como dos aspectos de una misma unidad divina innombrable (y digo innombrable, puesto que deberíamos ir más allá de las palabras, liberándonos así de toda identificación).
Para mí queda claro que lo objetivo es cambiante; pero incluso lo subjetivo puede serlo ante la perspectiva de lo Permanente (como, por ejemplo, estudia la Cábala).
En resumen, creo ser parte intrínseca de la unidad divina en mi devenir cotidiano en pos de la purificación de mi conciencia, bajo el simple auspicio de una vida tranquila, al no identificarme con deseos o miedos, y así conjugar debidamente la dicha espiritual. En cierta ocasión leí que "todo ateo debería ser darwinista". De entrada, podría decir que tal sentencia no resulta nada descabellada, teniendo en cuenta dicha teoría. Puestos en añadir reflexiones metafísicas, puede que haya quien añada que nada existe por sí mismo o que Dios no tiene ningún atributo; que no existe el azar y dependemos de la causa y efecto (como predica el Karma), sin una necesidad de adorar a un dios concreto; o que los misterios dejan entrever la verdad disfrazada en medio de un ambiente irrespetuoso hacia la virtud y donde el hombre deviene cual máquina dual entre la materia y el espíritu, mientras el virtuoso actúa de manera diferente (con esto último, comulgaría). Bien, todas las opciones son correctas y ninguna. ¿Alguien ha visto a Dios? Dios es una idea en nuestra mente, al igual que lo somos nosotros y nuestro mundo. Las mentes aparecen y desaparecen -incluso sería cuestión de tiempo que desaparecieran todas-. Dualidades y Trinidades van y vienen sin cesar, hasta que volvamos a la fuente que la mayoría de creyentes identifican mentalmente con la figura de Dios. Por ello, pienso que estar a favor o en contra de los ateos o creyentes no tiene mucho sentido, puesto que acabamos posicionándonos contra un dios o su ausencia, cuando lo que deberíamos hacer es indagar en nosotros mismos, trascender nuestro egoísmo existencial y entronizar con nuestro Ser interior / Dios. Creo haber sido creado para una vida eterna y que lo verdaderamente real está más allá, no sólo de negaciones exteriores como las anteriormente expuestas, sino básicamente de una negación total de la existencia misma. El concepto de no-dualidad, se basa en no tener conciencia de un dios por un lado y de nosotros como creaciones suyas por separado; sino de aunar lo particular y lo universal como inseparables, como dos aspectos de una misma unidad divina innombrable (y digo innombrable, puesto que deberíamos ir más allá de las palabras, liberándonos así de toda identificación). Para mí queda claro que lo objetivo es cambiante; pero incluso lo subjetivo puede serlo ante la perspectiva de lo Permanente (como, por ejemplo, estudia la Cábala).
En resumen, creo ser parte intrínseca de la unidad divina en mi devenir cotidiano en pos de la purificación de mi conciencia, bajo el simple auspicio de una vida tranquila, al no identificarme con deseos o miedos, y así conjugar debidamente la dicha espiritual.

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