Personalmente, entiendo el Advaita Vedanta como aquel camino de realización –Advaita- que se realiza a través de Maya, y donde encontraremos a Atmán (que es Brahmán) –Vedanta, fin metafísico u objetivo de los Vedas-. Más que hacer esto o aquello (que también), es meditar profundamente sobre la aparente contradicción de los distintos aspectos que percibimos de lo trascendente. Todo es dolor (al nacer, al separarnos de lo que queremos –con la unión de aquello que queremos-, al enfermar, etc…); en resumen: ¡¡la sed de existencia!! (principalmente secundaria: deseo –codicia- de placer). Así pues, la sed de existencia y el deseo son la causa de nuestra ilusión. Y, si en definitiva, ¡¡¡todo es una ilusión!!! Es esto lo que hemos de discernir, para alcanzar la Verdad. ¿Y cómo la discerniremos? Al respecto, el Óctuple Sendero indica seguir ochos premisas, subrayadas todas ellas por su verdadera cualidad de pureza: fe, voluntad, palabra, acción, memoria, esfuerzo, meditación y simple subsistencia. Y yo, resumiendo, diría que purificando nuestra mente. Estamos en este mundo para atravesar diversas experiencias, mas nuestra verdadera naturaleza se halla libre de todo ello, puesto que la Existencia verdadera o Realidad última es transcendente.
Homero mencionó a la Siria primitiva (cual "tierra solar" donde se hablaría la lengua siríaca o adámica), situándola allende Ogigia (lo que nos permitiría asociarla con la Thulê hiperbórea), isla en la que pasó prisionero Odiseo/Ulises siete años de su vida, en manos de la ninfa Calipso. Plutarco escribiría también sobre la isla de Ogigia, indicando que allí el sol era visible veinticuatro horas, pues disfrutaba de días más largos...
martes, 10 de junio de 2014
Personalmente, entiendo el Advaita Vedanta como aquel camino de realización –Advaita- que se realiza a través de Maya, y donde encontraremos a Atmán (que es Brahmán) –Vedanta, fin metafísico u objetivo de los Vedas-. Más que hacer esto o aquello (que también), es meditar profundamente sobre la aparente contradicción de los distintos aspectos que percibimos de lo trascendente. Todo es dolor (al nacer, al separarnos de lo que queremos –con la unión de aquello que queremos-, al enfermar, etc…); en resumen: ¡¡la sed de existencia!! (principalmente secundaria: deseo –codicia- de placer). Así pues, la sed de existencia y el deseo son la causa de nuestra ilusión. Y, si en definitiva, ¡¡¡todo es una ilusión!!! Es esto lo que hemos de discernir, para alcanzar la Verdad. ¿Y cómo la discerniremos? Al respecto, el Óctuple Sendero indica seguir ochos premisas, subrayadas todas ellas por su verdadera cualidad de pureza: fe, voluntad, palabra, acción, memoria, esfuerzo, meditación y simple subsistencia. Y yo, resumiendo, diría que purificando nuestra mente. Estamos en este mundo para atravesar diversas experiencias, mas nuestra verdadera naturaleza se halla libre de todo ello, puesto que la Existencia verdadera o Realidad última es transcendente.
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