martes, 10 de junio de 2014


La espada es un símbolo axial y polar, que representa al Verbo o la palabra de Dios, en tanto que bendice como maldice, pasando en el sacrificio de la unidad a la multiplicidad; igualmente, establece la paz y la justicia (la guerra santa es también una guerra interior). En el mito Artúrico, es arrancada de la piedra y, cuando se rompe, de las aguas renace unida. Juana de Arco aseveró que fue Santa Catalina quien le dijera dónde encontraría enterrada su espada (cabría recordar que la espada tiene forma de cruz, habiendo sido venerada en antiguas culturas como la escita, romana, germánica, escocesa o japonesa).
Por otra parte, la espada representa la luz ante las tinieblas (toda espada ha de pasar por el fuego purificador y “templarla” adecuadamente –o sea, casar el agua y el fuego-); así, la espada flamígera aleja el pecado, salvaguardando la pureza del Paraíso (la espada –flamígera inclusive- que también tiene una importancia relevante para la Masonería). Y el bodhisattva lleva una espada flameante al mundo de los asura, para acabar con la ignorancia. Julius Evola, por ejemplo, indicó que la espada estaba relacionada verticalmente con la vida y horizontalmente, con la muerte. En el Apocalipsis de San Juan, una espada de dos filos que sale de la boca del Cristo (1,16) que cual rayo desciende del cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

L a caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un ho...